Aprender a leer es un proceso muy complejo para el que es necesario ir preparando al cerebro del niño, estimularlo de manera adecuada antes de comience. De lo contrario, el camino de la lectoescritura resulta mucho más difícil; así nos lo confirma Monsterrat García Ortiz, autora de Neurociencia de la lectura (Horsori Editorial), psicóloga y creadora del método Glifing, de entrenamiento de lectura. ¿Cómo saber cuándo un niño está preparado para aprender a leer? ¿Cuál es la mejor manera de enseñarles? La autora responde a estas y otras muchas preguntas en una charla de lo más fructífera, en la que nos explica cómo los padres juegan, además de los profesores, un papel esencial en ese proceso de aprendizaje y, por otro lado, nos detalla, cómo una vez que los niños alcanzan el hito de aprender a leer su cerebro se revoluciona con millones de conexiones neuronales y se abre mucho más a cualquier otro tipo de aprendizaje.
¿Cómo preparar al cerebro de un niño pequeño para aprender a leer?
Para empezar, trabajando desde el lenguaje oral, hay que hablar mucho a los niños desde que nacen, y cuando son un poquito más mayores, cuando empiezan a hablar, hay que darles tiempo a responder, escucharles, hacerles partícipes de lo que hacemos mediante el lenguaje, explicarles o leerles cuentos, cantarles canciones. Exponerlos al lenguaje oral de mayor calidad que podamos, eso no significa que tengamos que hablarles como si fuéramos de la Real Academia. Significa que tenemos que crear las condiciones de compartirles vocabulario y frases con una estructura coherente. La vida diaria está llena de oportunidades para estimular su código auditivo, enfatizar la intención comunicativa y los turnos de palabra.
Luego, el colegio, la guardería, se encargará de trabajar aspectos más técnicos y dirigidos como son la conciencia fonológica, el principio alfabético y las funciones ejecutivas, como atención, memoria y flexibilidad cognitiva. Todo ello forma parte de lo que llamamos las previas de lectura.
Si no hemos estimulado de manera adecuada al niño, ¿le resultará más difícil aprender a leer y a escribir cuando llegue el momento o dependerá de su cerebro, de su inteligencia?
Sin duda, menor estimulación nos dificulta el camino de aprendizaje. Y todo influye, tanto la dotación genética del cerebro como el entorno: podemos llegar al mundo con un cerebro perfecto, que no fructifica si no recibe los estímulos correctos o en suficiente cantidad; y podemos nacer con un cerebro menos dotado y conseguir buenos lectores con la estimulación y el trabajo adecuados.
Pero es importante recalcar que no estamos hablando de inteligencia cuando hablamos de dotación genética: tener dificultades para aprender a leer no tiene nada que ver con la inteligencia. Se puede ser muy inteligente y disléxico, por ejemplo, que es una dificultad específica para la lectura. Y se puede ser muy inteligente y tener déficit de atención y, a causa de ello, dificultades de lectura.
Una vez que ya están sentadas las bases, que se ha preparado o estimulado de manera adecuada al cerebro, ¿cómo es el proceso de aprendizaje de la lectoescritura?
Aprender a leer no es un proceso natural, hay que enseñarlo de forma explícita y estructurada. Y aunque lo que diré ahora nos hará pensar que todo es muy fácil, la verdad es que aprender a leer es una ardua tarea para la mayoría de los cerebros. Las maestras empiezan compartiendo el código, es decir, las letras y sus sonidos. Luego hay que practicar la unión de estos sonidos, y hay que hacerlo correctamente y a cierta velocidad. ¡Importante! ¡Una lectura lenta se convierte en un futuro problema de comprensión!
Por lo que una vez los niños conocen el código, tienen que practicar un poco cada día para conseguir una buena mecánica lectora, lo cual va a liberar memoria y atención, para realizar una buena comprensión.
¿Respeta el sistema educativo ese proceso?
El sistema educativo lo respeta a veces, otras veces no. Pero está probado que una enseñanza estructurada y progresiva a través del método fonológico, con la práctica adecuada en el colegio y en casa, es la mejor manera de aprender a leer, sin dejar a nadie fuera del proceso.
Método Domann, Montessori, silábico… ¿Hay alguna metodología más recomendable y alguno que debamos desechar?
Sí, para la mayoría de los niños, la metodología más recomendable es el método fonológico, acompañado de la práctica adecuada, como decíamos antes. El método silábico no es un método como tal, sino que es un paso dentro del fonológico. Dado que empezamos con las letras, seguimos con las sílabas, llegamos a las palabras… Esta construcción desde lo pequeño hasta el todo es lo que permite adueñarse de la lectura hasta llegar a la autonomía y a la competencia lectoras.
Domann, por ejemplo, aplica el método global , ¿qué significa esto? Pues apela a aprender la palabra como un todo. Estos métodos pueden ser adecuados en algunos casos para personas con discapacidades que esperamos que aprendan solo pocas palabras. Aprender a leer sumando letras, como hacemos con el método fonológico, nos permite leer cualquier palabra, aunque sea nueva o desconocida.
¿Cómo ayudar a un niño que le está costando especialmente aprender a leer y a escribir?
Para empezar los padres, y en consecuencia los niños, tienen que saber que leer peor o tener dificultades para aprender a leer no tiene nada que ver con la inteligencia.
Un niño con dificultades de lectura deberá practicar más que sus compañeros, pero respetando su ritmo de evolución, es decir, adaptando los materiales de lectura a lo que pueda admitir para que tenga éxito en su cometido. Y deberemos ofrecerle lecturas atractivas, especialmente motivantes. Leer con él, pero también leerle en voz alta. Si su lectura es lenta y dificultosa, difícilmente le gustará leer, así que leerle será para él un descanso, y escuchar puede ser su manera de no desconectar de la lectura.
¿Es contraproducente enseñar a leer a un niño antes de tiempo o es una manera de estimular su cerebro para que lo logre?
Todo depende de si el niño está preparado para aprender. A los 4 años hay un 10% de niños que ya pueden aprender a leer, no es un problema enseñarles si ellos están preparados. A los 5 años un 40% pueden aprender y a los 6, todos deberían poder. Me gusta hablar de acompañar sin empujar: si puedes aprender te enseño, si todavía no puedes, sigo trabajando con las previas de lectura, lo que hemos dicho en la primera primera pregunta, es decir, trabajamos los sonidos, el vocabulario, las sílabas…
Pero si a los 6 ó 7 años persisten las dificultades, hay que actuar y acudir a un profesional de la reeducación de la lectura: logopeda, psicólogo, pedagogo. No hay que esperar a que el niño madure, hay que actuar.
Hemos hablado hasta ahora de cómo preparar el cerebro de un niño para cuando llegue el momento de aprender a leer, pero ¿qué ocurre al contrario? Una vez que el niño sabe leer, ¿cómo interfiere la lectura en el desarrollo de su cerebro?
La lectura provoca una fantástica revolución neuronal. Un cerebro que lee es un cerebro que realiza millones de conexiones, lo cual fortalece no solo los conocimientos, sino al propio cerebro en general.
Está ampliamente documentado que una buena lectura correlaciona con éxito académico y una mala lectura correlaciona con fracaso escolar o, al menos, con muchas dificultades para seguir un buen recorrido académico.
¿Un niño que aprende antes a leer tendrá más capacidad para interiorizar otros aprendizajes?
La lectura es realmente una herramienta de adquisición de aprendizajes. El sistema académico en particular, y el bagaje cultural humano en general, se transmiten sobre todo por vía de la palabra escrita. Por lo tanto, el dominio de la lectura es un factor de ventaja enorme para avanzar en el colegio. Además, los niños que no leen o que leen de forma deficiente, se sienten en desventaja y además pueden llegar a pensar que les falta inteligencia, lo que hemos visto que es falso, y esto, a parte de mermar su éxito académico, merma la confianza en sí mismos, su autoestima, y esto todavía es peor.
En lo referente a la comprensión lectora, de la que tanto se ha hablado en los últimos meses por el descenso significativo y generalizado del alumnado español en este aspecto y teniendo en cuenta que en algunos países en los que se enseña a leer mucho más tarde parece que tienen un mejor nivel, ¿aprender a leer antes influye en la capacidad de comprensión lectora que adquirirá en el futuro en cursos superiores?
El éxito en la lectura no tiene que ver en empezar antes o después, tiene que ver con darse cuenta de quién necesita más apoyo y brindárselo. Para ello, hay que poder medir cómo lee cada uno de los alumnos y, en función de ello, darle a cada cual lo que necesita. Pero lo más importante es saber que todos, absolutamente todos los alumnos, entre 1º y 3º de primaria, tienen que practicar la lectura diariamente, en casa y en el colegio. Aquí los padres tienen un peso fundamental, sin ellos, el colegio va cojo, porque la práctica diaria personalizada y acompañada se refuerza enormemente gracias a la familia, lo cual a su vez ayudará a generar hábito de lectura, que es lo que crea buenos lectores.
Si a pesar de ello, algún alumno no avanza, los padres no deben sentirse culpables, pero sí tienen que pedir ayuda al colegio y a los profesionales.