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ni a en laboratorio© GettyImages

Educación

Así es el aprendizaje que los niños con altas capacidades necesitan para sacar todo su potencial

No responder a las necesidades que presentan y no tomar las medidas necesarias en el colegio o el instituto puede desembocar en fracaso escolar


21 de noviembre de 2023 - 18:07 CET

Los niños con altas capacidades o superdotación presentan necesidades de aprendizaje. Son niños con una inteligencia superior a la media (aunque hoy en día se tienen en cuenta otros parámetros, no solo el nivel intelectual, para determinar si alguien es o no altas capacidades) y eso no implica que lo sepan todo, ni mucho menos. Lo que implica es que demandan una educación diferente, adaptada a sus particulares necesidades, tal y como nos explica Alicia Rodríguez Díaz-Concha, presidenta de la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST): “Los programas educativos ‘por edades’ y con contenidos y ritmos de aprendizaje ‘estándar’ o para la media de inteligencia, no son adecuados para este tipo de alumnado”.

El hecho de que estos niños y adolescentes sigan ese tipo de programa educativo hace que se desmotiven y que pierdan “la fuerza necesaria para lograr el avance del conocimiento”, añade. “Por desgracia, si esto no se solventa, se está perdiendo un potencial intelectual importante fuga de cerebros y deteniendo el progreso del país y el avance de todos”. De ahí la necesidad de que el sistema educativo adapte “las enseñanzas y los métodos de aprendizaje a estos alumnos”. La cuestión es cómo.

Cómo aportar aprendizaje de valor a niños de altas capacidades

“Ante la sospecha de posible altas capacidades en un niño o adolescente, bien porque lo aprecien los padres, que son quienes más conviven con ellos (es en la familia donde con libertad se muestran como son), o si por suerte tienen un tutor formado en las altas capacidades que saben detectarlas, lo primero, valoración”, apunta Rodríguez Díaz-Concha. “Una vez confirmado el alto potencial, sin ponerles plazos para intervenir, se requiere atención eficaz inmediata, no esperar al comienzo de otro curso”.

Para ello, habrá que determinar las medidas a adoptar, que deberán ser unas u otras en función “de cada circunstancia concreta y de cómo se encuentra el alumno (aburrido, desmotivado, aislado etc…)”. Como individuos que son, cada niño o adolescente con altas capacidades presenta unas necesidades específicas surgidas a partir de diferentes variables.

-Adaptación de curriculum escolar

“Para poner adaptaciones, no se les puede pedir ni ser los primeros de su clase, ni ser ordenados, ni tener una grafía perfecta o tener notas altas, pues esa es precisamente su forma de expresar y manifestar que necesitan adaptaciones”, advierte la experta. Las opciones a las que podría acogerse en el centro escolar un menor con altas capacidades son las siguientes:

  • Adaptación Horizontal: “esto depende de las destrezas del tutor para, conociendo la situación del alumno, ayudar a enriquecer el temario con contenidos de interés del mismo, y evitar que se desmotiven dando más tarea repetitiva”.
  • Adaptación curricular Vertical: “se alterna la asistencia del alumno a los contenidos de dos cursos”, de lo cuales el segundo debe ser de nivel superior. “Se trata de motivar y ayudar en la integración con los nuevos compañeros, que al ser cronológicamente mayores, se asemejaran más a la edad mental del alumno con altas capacidades”. Lo que la legislación establece al respecto es que la adaptación debe representar “un 2% horario escolar, salvo inspección considere todo el curso como adaptación”.
  • Flexibilización o aceleración de curso: “se trata de pasar al alumno a cursos superiores sin necesidad de ser un solo curso por etapa, en toda la trayectoria educativa”. Esta es la mejor medida de cara a “lograr el desarrollo integro de los alumnos con altas capacidades”, según el  Informe Templeton, Una nación engañada , un amplísimo estudio que, como nos detalla la presidenta de AEST, ha hecho “seguimiento y actualización” a escolares con altas capacidades durante más de 50 años. Y es la mejor medida ya no solo porque responda a las necesidades intelectuales de estos niños, sino porque también responde a “la parte emocional y social” (recordemos que la mayoría de los niños con altas capacidades se relacionan mejor con otros mayores que él).
Niños en clase© GettyImages

El aprendizaje, más allá del centro escolar: ¿qué podemos hacer los padres para potenciar todo su talento?

“Por supuesto, además de las acciones realizadas desde el centro educativo, se demandan y necesitan muchas más actividades, dependiendo de su perfil y de sus intereses”, recalca Alicia Rodríguez. En primer lugar, “tiempo para desarrollar sus intereses al nivel que alcancen y, sobre todo, apoyo incondicional a sus hijos y a sus inquietudes intelectuales porque, por muy atendidos que estén en sus centros, demandan más actividad; su curiosidad e interés pueden ser infinitos, y aun no demandando, se les debe ofertar, siempre acorde a sus intereses, no siendo estos iguales para todos”.

“Es muy importante que el apoyo sea entre similares”, es decir, buscar actividades o extraescolares a las que acudan más niños con altas capacidades porque esto “les ayuda a reconocer más sus diferencias con otros compañeros de forma positiva y dejar de pensar soy el raro”. En AEST, por ejemplo, ofrecen talleres y cursos de astronomía y astronáutica infantil o matemáticas científicas, entre otros muchos.

Además de lo puramente intelectual, es imprescindible proteger el aspecto emocional, ya que los menores con altas capacidades se enfrentan a importantes desafíos en el día a día (son más susceptibles de sufrir bullying), desafíos que se incrementan en los casos de doble excepcionalidad, es decir, cuando el niño o el adolescente, además de altas capacidades presenta un trastorno como TDAH o dislexia, por ejemplo.

“Hay padres que, ante un hijo con altas capacidades, se sienten sobrepasados y piensan o lo viven como una enfermedad, metiendo a sus hijos en largas terapias o medicación, tratando de que se resignen a lo que no son”. Por eso es fundamental también que los padres se formen, para que puedan “comprender y apoyar a sus hijos”.