Un calendario de adviento es el gran preámbulo de la Navidad. Tiene 24 ventanas o cajones (también sobres, bolsitas… y todo lo que se nos ocurra) y cada una contiene una sorpresita. Lo interesante es abrir un cajón o ventana por día, empezando el 1 de diciembre; la última es, por tanto, el día de Nochebuena. Marca así la llegada de la Navidad. Una tradición muy especial la de este calendario que gusta especialmente a los niños: ¿qué puede haber mejor que recibir un regalo cada día? No tiene por qué fomentar el consumismo ni convertir a nuestros hijos en niños hiperregalados, puesto que las sorpresas pueden ser experiencias en familia (un día de excursión, una tarde en el parque de atracciones, en el cine…) o una pequeña chocolatina, por ejemplo. Además, aporta otros beneficios a los peques que enumeramos a continuación:
1. Les ayuda a comprender la concepción del paso del tiempo
Si hay algo que haga verdadera ilusión a todo niño es la llegada de la Navidad (y, con ella, la de Papá Noel y, días más tarde, la de los Reyes Magos). Cuando empiezan a ver las luces de Navidad colocadas en las calles -por mucho que estén aún sin encender-, cuando los profes hablan por primera vez de los preparativos de la actuación navideña de la clase, cuando los anuncios de juguetes cobran más presencia… todos los peques se impacientan. ¿Acaso no te suena eso de “cuándo viene Papá Noel”? Es posible, incluso, que algunos formulen pregunta de tal calado en verano… Un calendario de adviento les será de gran ayuda para ir entendiendo el paso del tiempo y para ubicarse ellos mismos temporalmente. Cada día un regalo es la fórmula perfecta para ayudarles a entender cuántos días quedan para una de las noches más esperadas de todo el año.
2. Ayuda a los niños a planificarse y a establecer metas
Una vez que empiezan a tener claro cuántos días quedan para Navidad y entienden mejor el paso del tiempo, el calendario de adviento es una herramienta muy útil para aprender a planificarse. Puedes aprovechar el calendario para anotar fechas más destacadas (de eventos familiares o salidas con amigos, por ejemplo); indirectamente, irán aprendiendo algo muy importante en su futura vida académica (e, incluso, profesional): nociones básicas del uso de una agenda. A su vez, esto les ayudará a empezar a establecer metas; al principio, la meta no será más que esperar la llegada de Papá Noel (lo cual no es una meta en sí misma), pero les puedes proponer ciertos juegos para instaurar rutinas o cambiar comportamientos inadecuados, como una especie de tabla de recompensas. Eso sí, el premio debe ser en este caso inmaterial y nunca utilizarlo como chantaje acerca de los regalos que pueda recibir en Navidad.
3. Fomenta la paciencia
La paciencia no es un don innato y los niños pequeños, como bien sabemos, suelen ser bastante impacientes. Entender la concepción del paso del tiempo y, en cierto modo, ‘ver’ cómo pasan los días les ayudará a ir cultivando esa paciencia, puesto que entenderán que recibir la visita de Papá Noel conlleva un proceso (el paso de 24 días desde que estrenan el calendario de adviento). Habrá para ellos una razón lógica por la que la Navidad no se celebra antes por muchas ganas que tengan, algo que para los adultos es evidente, pero que para los peques no lo es tanto.
4. La ilusión
Despertarse con ganas, contentos e ilusionados vendrá de la mano con el calendario de adviento. Saber que les espera un regalito (mejor si es inmaterial), será casi como un motor que les llenará de energía. Seguro que irás viendo a tus hijos cada día más contentos y felices.
5. Espíritu navideño
Con la ilusión por el calendario de adviento viene de la mano el espíritu navideño. No solo es una de las épocas más alegres del año, sino que también imperan otras emociones y sentimientos como la generosidad, el altruismo o la fortaleza para pedir perdón. Los niños se contagiarán de estas sensaciones y la mayoría se esforzarán por comportarse mejor con los demás.
6. Potencia su imaginación
Pensar y darle vueltas a la cabeza sobre el regalito que vendrá al día siguiente puede ser una oportunidad para potenciar la imaginación de los peques, si bien para ello antes deberemos habernos esforzado en ofrecerle propuestas originales en cada ventanita del calendario de adviento. Por ejemplo, si hemos optado por regalos inmateriales, ellos harán sus cábalas acerca del próximo plan especial a realizar y, poco a poco, irán además proponiendo sus propias ideas para planes nuevos.
7. Fomenta el vínculo familiar
Aunque sean los niños los encargados de abrir la ventana, el sobre o cualquier otro elemento sobre el que se basa el calendario, lo suyo es que lo hagan delante del resto de la familia. La ilusión, de la mano del hermano o la hermana y con papá y mamá al lado, por ver cada regalo creará momentos únicos que irán guardando en su memoria. Es tiempo de calidad en familia que ayuda a fortalecer el vínculo entre cada uno de los miembros de la unidad familiar.
8. Aprenden el valor de lo inmaterial
Si el calendario de adviento que regalamos nuestro hijo está hecho a base de experiencias en familia, irán interiorizando el valor de lo intangible, de lo que no tiene un valor material pero que les llena de absoluta felicidad. Si esos regalos inmateriales son propuestas a realizar en compañía de los adultos de referencia o de los hermanos, cuando se lleven a cabo, las vivencias se sumarán a la mochila emocional.
9. Interiorizan el valor de las tradiciones
El calendario de adviento es una oportunidad excelente para hablar a los peques sobre la Navidad y su verdadero significado, que nada tiene que ver con el consumismo, pero también sobre las tradiciones en torno a ella (como el propio calendario) y por qué es importante seguirlas. Es el momento también de explicarles el origen de la Navidad y, en caso de familias creyentes, de por qué es tan importante desde el punto de vista religioso.