Los más pequeños sienten ansiedad y estrés ante lo que no conocen y ante lo que no entienden. Uno de esos conceptos es la muerte y, aunque en otras culturas se convive con esta idea con naturalidad, no pasa así en todas las sociedades occidentales. Por ello, uno de los consejos de los expertos es incluir la muerte en las conversaciones como parte del ciclo vital, de acuerdo con la edad y la comprensión del menor.
Así lo recomienda también Milena González, psicóloga y psicoterapeuta experta en trauma, cerebro, apego y educación emocional, y autora del libro Guía familiar para abordar el duelo en la infancia (Ed. Toromítico). Hemos charlado con ella sobre este tema.
Claves para ayudar a los hijos a superar un duelo
Hay distintas recomendaciones que contribuyen a que el niño o el adolescente pueda superar mejor el duelo y la pérdida del ser querido. Son las siguientes, tal como apunta la experta:
- Empatizar con su vivencia a través de la propia experiencia. Los padres deben hablar de su dolor y de lo que están haciendo para enfrentarse a él. “Es importante que le transmitamos al niño la idea de que no está solo atravesando su duelo, que hay adultos a cargo, aunque cada uno esté viviendo su propio proceso, y de que juntos conseguirán superar lo ocurrido”.
- Mantener las rutinas establecidas. Es bueno que los horarios y las actividades cotidianas continúen en la medida de lo posible.
- Asumir los cuidados que le brindaba la persona que ya no está. “Si uno de los cuidadores ha fallecido y era partícipe en la rutina diaria del niño, que otro adulto cercano asuma las actividades que el cuidador llevaba a cabo en la rutina. Por ejemplo, bañarlo, leerle el cuento, acompañarlo mientras se duerme”, explica.
- Responder con paciencia a cada pregunta que plantee el niño, y hacer que se sienta acompañado.
- “Explicarle la causa de la muerte, lo que la provocó y atender a sus dudas a través de una escucha empática le ayudará a lidiar con el dolor y la conmoción del momento”, señala. Todo ello adaptándolo a su edad.
- Escuchar más que aconsejar. Es preferible esto a distraer las emociones que vive el niño, sobre todo en el periodo entre 10 y 12 años.
¿Es importante que los niños se despidan del ser que se marcha?
De la misma manera que para los adultos es importante poder despedirse de un ser que va a fallecer o que ha fallecido, para los niños también es así. “Las razones que para nosotros son válidas son igual de importantes y legítimas para nuestros niños”, apunta la especialista.
Eso sí, hay que incluirlos en los rituales preguntándoles siempre antes si quieren participar y anticipándose, de manera que se les explique previamente en qué consisten esos rituales y explicitándoles “que estará siempre acompañado y con la libertad de llorar y expresar su dolor”. El menor debe tener la certeza de que “estamos allí para sostenerlo”.
“Si el peque quiere ir, como ocurre la mayor parte de las veces, entonces podemos preguntarle si quiere llevar algunas flores, un dibujo o lo que le apetezca para despedirse del ser amado”, aconseja Milena González. “Recuérdale que siempre va a estar contigo o con otro adulto significativo para él, en caso de que sientas que debes ausentarte un momento. Nunca lo dejes solo, necesita la compañía de un adulto presente”.
¿Qué pasa si el niño no hace bien el proceso de duelo?
A veces, los niños que pasan por un duelo no reciben el acompañamiento y el sostén emocional que necesitan por desconocimiento de sus padres sobre cómo hacerlo o por desbordamiento. En este segundo caso, cuando los progenitores viven a su vez ese mismo duelo y sienten que no pueden sostener a su hijo, la psicóloga aconseja recurrir a apoyos cercanos (tíos, abuelos, amigos...) para que sirvan de ayuda cuando los padres no se sientan con fuerzas.
Ante el duelo, “el niño por sí mismo no podrá gestionar todo lo que siente, necesita de ‘otro yo significativo’ que le ayude a transitar sus sensaciones, emociones y las acciones y pensamientos que surgen de allí”, destaca la autora del libro. Por eso necesitan un sostén en todo ese proceso, de manera que aprendan a gestionar ese dolor, tanto en la infancia como luego en la etapa adulta.
En ocasiones, hará falta ayuda profesional para superar el momento. Son normales las situaciones de llanto, rabia, regresión (por ejemplo, al controlar esfínteres u otros hábitos adquiridos). Pero hay un indicador que señala la necesidad de contar con un psicoterapeuta para afrontar el duelo, y es que “el comportamiento o las reacciones del niño le interrumpan o le impidan poder volver a la rutina”, advierte.
Sería el caso de niños que desarrollan un temor excesivo a las enfermedades, a montarse en el coche, a separarse de los adultos, a quedarse solos, a ir al colegio... En estos casos, es aconsejable pedir ayuda.