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Salud

Asma de esfuerzo en niños: ¿por qué el deporte les afecta?

El asma es una enfermedad muy frecuente en la infancia que se puede desencadenar por factores diversos. Algunos de esos episodios están influidos por la práctica del ejercicio físico. ¿Cuál es el tratamiento entonces y qué pronóstico tiene?


10 de noviembre de 2023 - 14:29 CET

El asma es la enfermedad crónica más habitual durante la edad pediátrica. En su presentación influyen la herencia, algunas susceptibilidades individuales, la presencia de alergenos y también el deporte.

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La Dra. Verónica Sanz, coordinadora del Área de Neumología Pediátrica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), nos cuenta lo que hay que saber en torno a este tipo de asma.

¿Cómo se relacionan asma y ejercicio físico?

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas donde hay una obstrucción del flujo aéreo y una hiperrrespuesta bronquial. Esto va a provocar, tal como comenta la experta, episodios recurrentes de sibilancias (lo que popularmente se denomina ‘pitos’ en el pecho), disnea (dificultad respiratoria), opresión torácica y tos.

Hay distintas circunstancias que pueden desencadenar el asma, como las infecciones respiratorias, las sustancias que provocan reacciones alérgicas (alergenos), la polución ambiental,  el tabaco (también el tabaquismo pasivo)...  “Pero en los niños y en los adolescentes es muy frecuente que pueda desencadenarse por el ejercicio físico”, comenta.

Además, hay que tener en cuenta otra situación y es la de “niños y adolescentes que no tienen asma, pero que con el ejercicio tienen síntomas similares y que se suele catalogar como asma de esfuerzo, aunque el término más correcto sería broncoespasmo inducido por ejercicio físico”, aclara la Dra. Verónica Sanz. Hablamos de broncoespasmo cuando hay un estrechamiento de las vías respiratorias que dificulta la respiración.

Este broncoespasmo inducido por ejercicio físico se produce especialmente con el ejercicio intenso de tipo aeróbico practicado en aire frío y seco, “muy típico de esquiadores, pero también cuando se hace deporte al aire libre en invierno y en patinaje sobre hielo”, explica. Es una situación que puede afectar hasta al 40% de la población sana en algún momento de su vida.

¿Cuáles son los síntomas que provoca el asma de esfuerzo?

Los síntomas del asma de esfuerzo en población infantil son muy similares a los que se producen ante cualquier episodio de asma de otra naturaleza. Así, se pueden encontrar:

  • Tos.
  •  Dificultad respiratoria. 
  • Opresión en el tórax.
  • Autoescucha de sibilancias o pitos (en algunas ocasiones, y a los pocos minutos de terminar la actividad física).

“En muchas ocasiones solo produce disnea o sensación de falta de aire, y ahí habrá que tener en cuenta la falta de condición física que puede provocar este síntoma también”, advierte la especialista de la SEPAR.

Son síntomas que alarman muchos a los padres, pues el niño se puede mostrar muy angustiado ante la falta de aire y el resto de manifestaciones.

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¿Impide el asma de esfuerzo practicar deporte?

Los niños asmáticos pueden y deben practicar deporte, “ya que el ejercicio físico aumenta el dintel al que se producen los síntomas”, aclara la neumóloga. Es decir, los hace más resistentes a la aparición de las manifestaciones de la enfermedad.

Eso sí, es imprescindible hace un buen seguimiento médico del caso. “Si hay otros desencadenantes de asma, habrá que ajustar la medicación de mantenimiento o preventiva del asma, y si son niños o adolescentes que solo tienen broncoespasmo inducido por el ejercicio, con usar un broncodilatador inhalado 15-20 minutos previos al deporte suele ser suficiente”, tranquilia la Dra. Sanz.

Es importante que tanto los profesores en el centro educativo como los entrenadores sean informados de esta particularidad y que el niño desde que es pequeño se responsabilice de llevar consigo y de utilizar correctamente su medicación por si tiene que recurrir a ella en cualquier momento.

¿Cómo evoluciona el asma en la edad adulta?

La gravedad de los síntomas asmáticos puede ser un predictor de cómo va a progresar la enfermedad en la edad adulta. Si entre los siete y los diez años, el asma del niño es grave, es probable que continúe en este grado más adelante. Es lo que se ha visto en distintos estudios que señalan la correlación entre asma grave en población pediátrica y asma grave en edad adulta.

No obstante, hay que tener en cuenta que si solo hablamos de broncoespasmo inducido por ejercicio en niños, “suele mejorar con la edad”, subraya la especialista.

En todo caso, hay que mantener una vigilancia médica sobre el cuadro, ya que en muchas ocasiones, además del ejercicio, son pacientes que tienen más desencadenantes, “y el hecho de tener síntomas con el ejercicio indica que no están controlando su patología de base”, recalca.