9 pautas para que los niños mejoren su comprensión lectora (antes, incluso, de que aprendan a leer)
Son varios los informes internacionales que advierten del descenso de los escolares españoles en comprensión lectora, un aspecto clave para el buen rendimiento académico en todas las etapas (y para la vida en general)
Tanto el último informe PIRLS (Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora) como el informe publicado por la IEA (Asociación Internacional para la Evolución del Rendimiento Educativo) ponen de manifiesto un bajo rendimiento en comprensión lectora de los escolares españoles en comparación con el resto de la Unión Europea y de otros países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Si bien es cierto que este descenso parece ser consecuencia directa de las medidas tomadas frente a la pandemia de COVID-19 (por el cierre de centro escolares, sobre todo), la realidad es que los alumnos españoles muestran un importante déficit en este aspecto.
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Y la comprensión lectora, como sabemos, es mucho más que la correcta interpretación de un libro de lectura: es clave para comprender los enunciados de un problema matemático, para entender las preguntas de un examen de cualquier asignatura, un comentario de texto… en definitiva, es fundamental para un buen rendimiento académico. Por eso es esencial ayudarles a trabajar y potenciar esta habilidad desde que son pequeñitos, incluso, antes de que aprendan a leer, la cuestión es cómo. Por eso, planteamos una serie de pautas que serán de gran ayuda y que todos los padres pueden llevar a cabo en casa con sus hijos:
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1. Leerles mucho desde que son muy pequeños
Para sentar las bases de una adecuada comprensión lectora, es preciso comenzar por los cimientos y que estos sean robustos y sólidos. Para ello, por simple que parezca, el primer paso es atraerlos al mundo de los libros, que les guste coger y manejar los libros desde que son pequeñitos. Así, leerles en voz alta cada día (ya sea antes de irse a dormir o en cualquier otro momento) será el primer gran hábito lector que irá facilitando poco a poco e inconscientemente la comprensión lectora. Entre los muchos beneficios que aporta esta práctica está el de crear una mayor conexión con papá o mamá cuando le leen el cuento, lo que se traducirá con el tiempo en asociar la lectura a un momento placentero y de relajación. Por eso, cuanto antes se empiece con esta práctica, mucho mejor. Práctica que, por otra parte, siguen, sin ni siquiera plantearse el porqué, la mayoría de los padres con sus hijos de corta edad. Han logrado, por tanto, que sus niños recorran la primera parte del camino.
2. Leerles rimas
Leer a nuestros hijos rimas o cuentos rimados les ayudará a ir desarrollando la conciencia fonológica (la habilidad que permite identificar y utilizar los sonidos del lenguaje oral). Que asimilen que dos palabras riman (aunque no entienda aún qué significa eso de ‘rimar’) le ayudará enormemente a irse dando cuenta de las diferentes maneras en las que se pueden utilizar los sonidos; por eso es también muy útil cantarles o ponerles canciones infantiles, con una letra sencilla. Esto les ayudará, además, a aprender las rimas o las estrofas en cuestión e irá manejando los sonidos de manera completamente natural.
3. Leerles y hacerles preguntas sobre el texto
Una vez que ya están acostumbrados de sobra a que les lean cuentos y rimas y, antes de que aprendan a leer, podemos dar un paso más allá en lo que a comprensión lectora se refiere leyéndoles pequeños textos sin que vean, como hasta ahora, las ilustraciones del libro y pidiéndoles que escuchen con mucha atención. Una vez, finalizada nuestra lectura en voz alta, le haremos una serie de preguntas en torno al texto: cómo se llamaban los personajes, dónde estaban, qué les ocurre… A medida que vamos comprobando que escuchan y responden correctamente, podemos ir elaborando preguntas algo más complejas: qué sienten, qué crees que ocurrirá a continuación, qué debería haber hecho para evitar una determinada situación o para resolverla de otro modo…
Es un magnífico recurso para que, cuando ya lean ellos mismos los textos, en unos años, presten la atención necesaria para entender lo que están leyendo. Para entonces, ya tendrán interiorizado el mecanismo a llevar a cabo para comprender verdaderamente una lectura.
4. Iniciación a la lectura
El proceso de lectoescritura es complejo. Requiere trabajo por su parte (y ayuda, lógicamente, del adulto), pero también tiene mucho que ver con la madurez del mismo niño. En este punto, lo más importante es que centren sus esfuerzos en asociar fonema con grafía y, para ello, hacerles dictados de palabras (cortas al principio, procurando que estén compuestas por las letras que ya conocen). Al mismo tiempo, seguiremos haciendo los pasos anteriores: leyéndoles diariamente un cuento (que, de vez en cuando al menos, sea rimado) y preguntandoles con frecuencia por el texto que le hayamos leído.
5. Ayudarles a comprender sus primeras lecturas
Podemos empezar a trasladar esa práctica de hacerles preguntas sobre el texto que les hemos leído nosotros a lo que vayan leyendo por sí mismos, empezando por las primeras frases que vayan logrando leer enteras. Aquí, lógicamente, no tendremos muchas opciones para pedirles que extraigan más información, con que sean conscientes de lo que están diciendo y de cuál es la acción que indica el verbo es suficiente. Ya iremos planteándoles más preguntas a medida que son capaces de leer textos cada vez más largos.
6. Trabalenguas
Los trabalenguas son juegos de palabras difíciles de pronunciar que buscan que quien las enuncia o lee se equivoque. Con palabras o frases enrevesadas y con sonidos similares muy seguidos, es un auténtico reto para los niños (y, en ocasiones, también para los adultos). Muchos trabalenguas, cuando se dicen con gran rapidez, puede parecer que carecen de significado alguno, que son una serie de palabras puestas juntas sin sentido, pero no es así; por eso, hacer que los niños presten atención a lo que están leyendo o diciendo les supondrá un esfuerzo que, en la práctica, servirá de entrenamiento para perfeccionar la comprensión lectora.
7. Historias que les gusten
Cuando ya tienen más destreza leyendo textos más largos, es fundamental tener muy en cuenta sus intereses y ofrecerles libros con historias que les gusten. Si no tenemos muy claro al principio qué es lo que más le puede gustar, apostar por libros que son éxito de ventas entre niños de su edad suele ser un acierto. (Después, irán siendo ellos mismos quienes vayan eligiendo los libros que quieren leer). Es importante que sigamos manteniendo la rutina de preguntas acerca de lo que han leído o están leyendo; aquí, lo más adecuado es plantearlo como un diálogo, pedirles que nos cuenten la historia para saber de qué va, puesto que ya nosotros no la leeremos (o no lo haremos en la mayoría de los casos) como ocurría cuando eran más pequeños. Que sepan expresarse y resumir lo más importante de lo que han leído será una gran muestra de que su comprensión lectora va funcionando como se espera.
8. Hacerles dictados
Esta práctica es menos amena para ellos y lo más seguro es que se la propongan en el colegio, pero hacer dictados es una gran ayuda no solo para mejorar la ortografía, sino también para lograr que centren su atención en lo que se les está leyendo. No es algo, ni mucho menos, a hacer todos los días en casa (a no ser que, por algún motivo, lo pida el profesor) porque, entre otras cosas, se sobreentiende que lo harán en el centro escolar, pero sí de vez en cuando. Si le hacemos dictados sorprendentes (podemos recurrir a extractos de sus libros favoritos), será un mayor incentivo para ellos.
9. Pedirles que lean en voz alta
Desde que dan sus primeros pasos con la lectura, es esencial pedirles que lean en alto para poder ir corrigiendo los errores que puedan cometer. Pero incluso cuando ya tienen cierta soltura leyendo, es muy importante que sigan haciéndolo en voz alta, al menos de vez en cuando. Les podremos ayudar con la entonación, un aspecto al que no siempre se le da la importancia que merece y que es clave para una correcta comprensión del texto: deben aprender a cómo hacer las pausas ante una coma, un punto y coma, los puntos suspensivos… Pero es que además es fundamental para ir ganando en fluidez a la hora de leer.