Teniendo en cuenta que el 40 % de los alumnos de Educación Infantil y Primaria comen en el colegio, según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) el menú escolar desempeña un papel esencial en el hecho de que los niños sigan una alimentación saludable, pero ¿realmente es así? ¿Ofrecen a los menores todos los alimentos que necesitan en la cantidad que necesitan? Un reciente estudio de la OCU concluye que no: en primer lugar porque ni uno solo de los comedores analizados para el estudio (622 en toda España) cumple las recomendaciones de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición); en segundo lugar, porque el 45 % de esos menús están, además, muy desequilibrados.
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Cómo son los menús escolares
Entre los colegios que han formado parte del estudio, se ha detectado que hay excesiva presencia de unos tipos de alimentos frente a otros. Así, los platos más repetidos en el menú escolar son aquellos a base de hidratos de carbono (arroz, pasta o patatas), mientras que las legumbres, el huevo o la fruta se ofrecen en menor cantidad de la que se debería: las legumbres se deberían incluir en el menú escolar 2 veces por semana y se incluye algo menos, 1,5 veces por semana; el huevo debería ofrecerse, al menos, una vez a la semana y en muchas ocasiones no está presente ni una sola; y la fruta debería estar al alcance de los niños a diario para facilitar que estos ingieran las cinco piezas de fruta y verdura que se recomiendan cada día, pero la realidad es que no es así, si no que los alumnos españoles tienen a su alcance fruta en el colegio 3,75 veces por semana.
Además, el estudio de la OCU subraya que hay “otro alimento demasiado presente” en los comedores escolares: los precocinados. Estos tienen un valor nutricional bajo y sustituyen a otros alimentos proteicos más interesantes (como el huevo o el pescado azul) que deberían ofrecerse más veces a lo largo de la semana, mientras que los precocinados no deberían repetirse más de una vez cada dos semanas. Por otra parte, las verduras, si bien se incluyen en la cantidad adecuada en el menú escolar, casi siempre se presentan en forma de verduras.
Consecuencias de una dieta desequilibrada en el menú escolares
“Puede afectar de diversas maneras, siendo una de ellas el bajo consumo de fibra (presente en alimentos como legumbres, frutas, cereales integrales, verduras frescas y, en menor proporción, en purés…) que podría predisponerlos a padecer estreñimiento o alteraciones de la microbiota (nuestras bacterias buenas se alimentan también de la fibra que consumimos) y se ha asociado a mayor riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares o metabólicas (como la diabetes) en el futuro”, nos indica Melisa Gómez, dietista-nutricionista y especialista en nutrición clínica en pediatría (@nutrikids).
“También afectará en la aceptación de alimentos, ya que, si las verduras suelen ofrecerse siempre en forma de puré, se estaría desaprovechando la oportunidad de exponerlos a verduras frescas y de ofrecer mayor variedad que se relaciona con menor presencia de selectividad alimentaria”.
A todo esto, habría que añadir otro factor esencial y es el papel del colegio en el establecimiento de ciertos hábitos que permanecerán a lo largo de la vida, entre ellos, los hábitos alimenticios: “la educación alimentaria que reciban sea capaz de brindarles las herramientas necesarias para mantener buenos hábitos de salud en el presente y futuro y para emplear un pensamiento crítico frente a los mitos relacionados con la alimentación que aún hoy abundan en nuestra sociedad”, añade la experta.
“Finalmente mencionaría, aunque podrían existir más aspectos a considerar, que se ha de tener en cuenta que si se están ofreciendo pocas legumbres, huevos y verduras, es porque se estarán ofreciendo otros alimentos en su lugar y que éstos (generalmente se ofrecen más carnes o alimentos fuente de proteínas animales, más cereales o farináceos…) estén ocasionando un exceso de algunos nutrientes menos interesantes o poco recomendables (como las grasas saturadas)”.