Faltan apenas unos días para Halloween, de modo que ¿por qué no ir haciendo manualidades relacionadas con esta temática con los niños? Les encantará tu propuesta, se sentirán de lo más felices haciendo estas manualidades contigo y, además, les tendrá entretenidos (y concentrados) un buen rato, así que puede ser la opción perfecta a la salida del cole las tardes en las que la lluvia les impida ir al parque. La selección que hemos realizado está especialmente orientada a niños más pequeños, aunque hay alguna que otra actividad más pensada para los mayores, quienes pueden, por otra parte, disfrutar por igual las manualidades más sencillas, a las que podrán darles un toque especial más elaborado.
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Frankenstein, un vampiro, una momia… las posibilidades son cuantiosas y el resultado, espectacular. Los niños se pondrán de lo más contentos al ver su creación, con la que se podrán poner manos a la obra pequeños y mayores, si bien los primeros necesitarán ayuda.
Materiales que necesitamos:
Un mandril (tubo de cartón en el interior del papel higiénico)
Témperas y pincel
Goma eva o fieltro de diferentes colores
Tijeras y pegamento de silicona
Cómo hacerlo:
Lo primero es cortar por la mitad el mandril y pintar una de las dos mitades con las témperas (si vamos a hacer un pequeño Frankenstein, de verde, y si preferimos un vampiro, de morado). Habrá que dejar que se seque y, mientras, podemos ir preparando los elementos que vamos a pegar en el tubo: los ojos, la boca, los colmillos…. A continuación, dibujamos cada uno de los elementos en la hoja de goma eva o fieltro del color que nos interese; por ejemplo, dos tornillos en una hoja gris para poner a los lados de la frente de Frankenstein o dos alas de murciélago en una hoja negra para el vampiro. Después, solo habrá que recortar y pegar.
Una manualidad sencillísima ideal, por tanto, para los más pequeños. No necesita tampoco de mucho material para que quede de lo más resultona:
Materiales que necesitamos:
Un rollo de papel de cocina
Una cuerda fina
Un rotulador negro
Cómo hacerlo:
Coge una hoja de papel de cocina y haz una bolita con ella justo por el medio para que sobresalgan los picos (también puedes poner una bolita de papel de seda o de cualquier otro tipo de papel debajo para darle más volumen). A continuación, haz un nudo con la cuerda por debajo de la bola para sujetarla y repite los pasos con tantos fantasmas como quieras. Una vez que estén todos colocados, no necesitas más que dibujar los ojos con un rotulador negro.
Puedes aprovechar una de las salidas al parque para coger hojas secas. Tu peque ya disfrutará esta propuesta y, si al llegar a casa, las utilizáis para hacer una decoración de Halloween, el día habrá sido redondo.
Materiales que necesitamos:
Hojas secas
Rotulador negro
Cómo hacerlo:
Limpia con cuidado las hojas con un trapo húmedo y, después, ofrece a los niños que pinten las caras más terroríficas que se les ocurran. Con un simple rotulador negro, podréis conseguir rostros de lo más espeluznates (a la vez que divertidos).
Esta propuesta es muy vistosa y tampoco es difícil de hacer. Además, trabajarás motricidad fina con los niños al doblar papel para conseguir la forma deseada.
Materiales que necesitamos:
Cartulinas de diferentes colores
Tijeras
Pegamento
Un lápiz
Cómo hacerlo:
El primer paso es cortar por la mitad una cartulina grande (de color negro, si vamos a hacer el murciélago y naranja para la calabaza) e ir haciendo pliegues paralelos hasta unir ambos extremos (que podremos bien pegar con pegamento o bien grapar). Después, con un lápiz habrá que dibujar la silueta de los ojos, los colmillos, las alas y las orejas en otra cartulina (eligiendo el color que más nos interese para cada elemento); a continuación, únicamente habrá que cortar y pegar.
Esta manualidad está especialmente pensada para los niños más pequeños por lo fácil que es hacerla.
Materiales que necesitamos:
Cartulinas de tamaño A4 de colores
Lápiz
Tijeras
Pegamento
Cómo hacerlo:
El niño o la niña dibujará un óvalo horizontal en una cartulina naranja y, posteriormente, lo recortará. Acto seguido, dibujará los ojos y la boca en una cartulina negra y el pedúnculo (el rabito), en una verde; después solo habrá que recortar y pegar.
A medio caballo entre dibujo y manualidad, esta propuesta tiene infinidad de posibilidades y es, por eso, la opción ideal para que los niños den rienda suelta a su creatividad.
Materiales que necesitamos:
Dos cartulina blanca
Rotuladores de colores
Tijeras
Pegamento
Cómo hacerlo:
El primer paso es recortar dos tiras anchas en una de las cartulinas y, en cada una de ellas, se pliegan después los entremos hacia dentro (la zona que posteriormente se pegará en la otra cartulina). Después, dibujamos los ojos y coloreamos el resto de negro (otra opción es hacer las tiras con cartulina negra y pegarle pegatinas con forma de ojos). Una vez hecho esto, se pegan los extremos a la otra cartulina y se dibujan las patitas de la araña (cuatro por cada lado) con rotulador negro. Para que quede más completo, se puede trazar una línea desde la parte superior de la cartulina blanca hasta el centro de la tira negra. El resto de la cartulina blanca, se puede decorar a gusto de consumidor (aunque una tela de araña es casi imprescindible en este caso).
Para dar un toque especial a la decoración de Halloween, ¿por qué no poner unos murciélagos de papel colgando de una lámpara? Seguro que a tus hijos les parece de lo más divertido.
Materiales que necesitamos:
Cartulina negra
Lápiz
Tijeras
Hilo o cuerda fina
Cómo hacerlo:
Es tan sencillo como dibujar la silueta de un murciélago en una cartulina y recortarla. Después, simplemente habrá que hacer un pequeño agujerito en la frente de este animal nocturno típico de Halloween para poder atar en él el hilo que lo unirá a la lámpara. Si, además, plegamos las alas para que parezca que sobresalen del cuerpo, parecerá incluso que los murciélagos cobran vida.
La plastilina, uno de los materiales favoritos de los niños desde que son muy pequeños, no podía faltar.
Materiales que necesitamos:
Plastilina de diversos colores (naranja, verde y negra)
Cómo hacerlo:
Hacemos una bolita con la plastilina naranja y, a continuación, hacemos líneas que salgan de la parte superior de la calabaza y vayan a la inferior (podemos emplear un boli o un lápiz sin punta para definir mejor las líneas). Después, con la plastilina negra, hacemos dos pequeños triángulos a modo de ojos y los colocamos en la ‘cara’ de la calazaba, y lo mismo con la boca. Con la plastilina verde haremos el rabito y lo colocaremos en la parte superior y… ¡listo! Ya tendremos una calabaza de lo más resultona.
Y si hay algo que sí o sí tiene que estar en toda propuesta de Halloween que se precie eso es decorar una calabaza de verdad. Eso sí, los más pequeños deberán estar acompañados por un adulto y les deberán dejar a ellos las partes en la que haya que cortar.
Materiales que necesitamos:
Una calabaza
Un bolífrafo o un rotulador
Un cuchillo
Una cuchara sopera
Cómo hacerlo:
Para comenzar, haremos un corte en la parte superior de la calabaza (la parte inferior del pedúnculo) para abrirla y poder así vaciarla (deberemos procurar dejar unos dos dedos de grosor desde la cáscara para no romperla). El siguiente paso es dibujar la cara y después hacer el corte para perfilar la silueta de los ojos y la boca. Con esto sería más que suficiente, pero si tus hijos están inspirados, también pueden pintarla e, incluso, colocar una vela en su interior (de nuevo, con supervisión de un adulto). Servirá para hacer una decoración de Halloween perfecta.
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