“Mi madre me ha regalado un vaper de Bob Esponja que sabe a fresa o a limón porque dice que me quedo más tranquila con él”. Se trata de un testimonio real ofrecido por una profesora de primer curso de Primaria acerca de una situación vivida en su clase y relatada por una de sus alumnas. Y no es un caso aislado. Desde hace meses, la industria del tabaco y del vapeo ofrece también vapeadores dirigidos específicamente al público infantil.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Hemos consultado con el Dr. Carlos Rábade, responsable del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), para que nos oriente acerca de este hecho tan preocupante.
Aprovecharse de un vacío legal
Distintas sociedades médicas como la SEPAR llevan pidiendo desde hace tiempo una actualización de la ley antitabaco para recoger también casos como el de los vapeadores dirigidos al público con menos edad, adquiridos por los adultos como si fuesen juguetes y en tono de broma, cuando su trascendencia es mucho mayor.
De hecho la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte lo siguiente: “Existen muchos tipos diferentes de cigarrillos electrónicos en uso, también conocidos como sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN) y, a veces, sistemas electrónicos sin nicotina (SESN). Estos sistemas calientan un líquido para crear aerosoles que son inhalados por el usuario. Los llamados líquidos electrónicos pueden o no contener nicotina (pero no tabaco), aunque también suelen contener aditivos, sabores y productos químicos que pueden ser tóxicos para la salud de las personas”.
Uno de sus objetivos principales es que los niños y adolescentes no acceden a estos dispositivos. De hecho, la OMS recomienda regular su uso para “prevenir el inicio del uso de SEAN por parte de no fumadores y niños, por ejemplo, mediante la prohibición o restricción de la publicidad, promoción y patrocinio, y la prohibición de los sabores que atraen a los niños”.
En España, no hay ninguna legislación en concreto que se pueda aplicar a estos productos y es ese vacío legal el que aprovechan las empresas para poner en circulación un producto que, tal como puede verse en las redes sociales, se está empezando a popularizar entre niños muy pequeños, a partir de ocho o nueve años.
Una falsa sensación de inocuidad
Este tipo de vapeadores dirigidos específicamente al público infantil se pueden adquirir en estancos, tiendas específicas, bazares o por Internet. Suelen llevar la forma o dibujos de personales muy populares entre los más pequeños e incluso a veces son coleccionables, para que no paren en la primera adquisición.
Pero, tal como alerta el Dr. Carlos Rábade, no son inocuos. Los vapeadores llevan aromatizantes, saborizantes (y en algunos casos nicotina en bajas concentraciones). En todo caso, aunque no llevara esta última, “la inhalación de estos aromatizantes pueden provocar inflamación en las vías repiratorias del niño. Son un peligro para la salud infantil”, advierte.
“El hecho de que se utilicen personajes de dibujos animados da una falsa idea de inocuidad”, resalta. Pero, estrictamente desde el punto de vista de la salud, no es así.
Normalizar el tabaquismo a edades tempranas
Pero uno de los mayores problemas de estos vapeadores infantiles es que normalizan la conducta de vapear y el tabaquismo. Ya se ha demostrado que en población un poco más mayor, en adolescentes, el vapeo es la puerta de entrada al tabaco. Se sabe que entre los 14 y los 16 años, los adolescentes comienzan con el tabaco propiamente dicho.
En el caso de los niños, estos vapeadores “normalizan el hecho de fumar y vapear, lo que supone un problema muy importante, ya que va en contra de todas las campañas y programas de reducción y prevención del tabaquismo”, insiste el representante de SEPAR.
Si la legislación antitabaco ha sido efectiva en cuanto a la protección al no fumador, ahora es el momento, señala el Dr. Rábade, de prevenir la incorporación de nuevos fumadores. De hecho, en la ley de 2005, se prohibió la comercialización de cigarrillos de chocolate, que fueron muy populares entre los niños hace décadas. Se trataba de evitar justo eso: la normalización entre los más pequeños del acto de fumar.
Ahora estos vapeadores infantiles se encuentran con un vacío legal, ya que el borrador de la nuevo ley de prevención del tabaquismo, listo hace dos años, y en en el que participaron diferentes sociedades científicas, se ha quedado sin desarrollar.