Entre el 30% y el 50% de los hombres de todo el mundo en edad fértil tienen un semen de baja calidad, según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Cifras más que significativas, sobre todo si tenemos en cuenta que esa calidad espermática ha experimentado un importante descenso en los últimos años tanto en hombres de edad más avanzada como en los más jóvenes sin que se sepa aún bien por qué, tal y como constataba un estudio internacional dirigido por la Escuela de Salud Pública Hadassah Braun de Jerusalén que se publicó a finales del año pasado.
La investigación, publicada en Human Reproduction Update , concluye que, mientras que en 1973 el número de espermatozoides por eyaculación era de 101 millones por cada mililitro, a día de hoy es de 49 millones. Descenso alarmante que ha puesto sobre la mesa la necesidad de investigar y concienciar más sobre este fenómeno.
En lo que a la fertilidad se refiere, se trata de una realidad silenciosa. Los hombres no son conscientes de esa baja calidad espermática y, en consecuencia, no acuden a un especialista para recibir la valoración pertinente cuando buscan convertirse en padres. “El principal problema es que hasta hace poco se había ignorado la calidad del semen por una razón principal, que es la falta de indicadores o síntomas que alerten sobre ella”, recalca el Dr. Maurizio de Rocco, médico andrólogo de los centros en andrología y medicina reproductiva Fertilab Barcelona y Fundació Puigvert. Mientras que las mujeres han podido observar sus menstruaciones y presentir así posibles problemas derivados de irregularidades en sus ciclos, “los hombres no han podido identificar la calidad de su semen, ya que las erecciones, relaciones y eyaculaciones pueden ser totalmente normales pese a que detrás se esconda un semen de mala calidad”.
¿A qué puede deberse el descenso de la calidad espermática a nivel mundial?
Un fenómeno tan significativo como el descenso generalizado de la calidad espermática en la población masculina a nivel mundial ha hecho que los esfuerzos de los investigadores se centren en averiguar las causas que lo han originado. Las respuestas no son definitivas, pero la ciencia empieza a tener sus suposiciones. “Un estilo de vida sedentario, la obesidad o la diabetes junto con la contaminación, son los principales motivos que barajamos los expertos”, indica el Dr. de Rocco.
También es importante destacar el vínculo que puede tener esta mala calidad del semen con enfermedades como el cáncer, infecciones genitales, trastornos hormonales, alteraciones en el desarrollo testicular o las vías seminales o con factores genéticos. “Son muchas las disciplinas médicas que están empezando a tomar conciencia de la relación entre ciertas enfermedades y la calidad del semen, razón que ha llevado a muchos profesionales a recomendar a los pacientes que se sometan a procesos de criopreservación”.
Qué implica la mala calidad espermática
Teniendo en cuenta los resultados del estudio de la Escuela de Salud Pública Hadassah Braun, entendemos que hay una mala calidad espermática cuando hay una baja o insuficiente cantidad de espermatozoides; sin embargo, una mala calidad del semen no solamente tiene que ver con el número de espermatozoides, sino también con “la movilidad de estos, su morfología o su capacidad de fecundación”, según aclara el Dr. de Rocco. La primera consecuencia y más evidente de esta situación es la infertilidad, pero no es la única:
- Infertilidad. Con una inferior calidad espermática, habrá una menor probabilidad de se produzca la fecundación del óvulo de manera natural. De hecho, aproximadamente el 50% de los casos de infertilidad en la pareja tienen que ver con un factor masculino, según datos proporcionados por el andrólogo.
- Transmitir alteraciones genéticas al embrión. Además de una mayor dificultad para concebir, una vez logrado el embarazo, la baja calidad espermática también puede tener consecuencias en el feto, ya que “los hombres pueden transmitir alteraciones genéticas” al embrión, advierte el experto.
¿Qué puede hacer un hombre que desea convertirse en padre para evitar estos problemas?
Para evitar esas consecuencias, lo primero es recibir un diagnóstico completo y, para ello, es preciso someterse a un seminograma. En base a él, un especialista intentará dar con el origen del problema y determinará si existe una solución o no.
En aquellos casos en los que el origen sea genético, no hay una solución posible. Sin embargo, aunque no se logre normalizar el semen y mejorar esa calidad de la que hablamos, sí que “se pueden mejorar las probabilidades de éxito en embarazos in vitro”, apunta el Dr. de Rocco. Es decir, en función de los resultados del seminograma, se podrá recomendar un determinado tratamiento de reproducción asistida para cada caso y lograr así el ansiado embarazo que, de forma natural, sería muy poco probable.
En cualquier caso, “la preocupación de los hombres en cuanto a su fertilidad y salud reproductiva debería ser la misma que la de las mujeres, algo que se irá consiguiendo poco a poco mediante la concienciación sobre la necesidad de someterse a pruebas y controles, así como de llevar un estilo de vida saludable”, concluye el andrólogo.