Mantener una dieta saludable, variada y equilibrada como la dieta mediterránea puede influir de manera positiva tanto en la fertilidad femenina como en la fertilidad masculina. Así de tajante es la conclusión de un estudio llevado a cabo por la Universidad de Monash, la Universidad de Sunshine Coast y la Universidad del Sur de Australia, y publicado en el medio especializado Nutrients. Pero, ¿por qué es tan importante? ¿Cómo influye la dieta en la salud reproductiva?
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Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, este lunes 16 de octubre, se lo hemos preguntado a la Dra. Nuria Pérez Esturo, ginecóloga y responsable de Ginemed Madrid Aravaca, quien nos da las claves al respecto: “los alimentos ricos en antioxidantes, como las frutas, pueden contribuir a la ralentización del envejecimiento ovárico, por ejemplo”, detalla. “Sin embargo, una mala alimentación con escasa cantidad de fibra en la dieta o alimentos ultraprocesados puede tener un efecto negativo sobre la microbiota, un factor importante de la fertilidad”.
Eso, en lo que a la mujer se refiere, pero la alimentación también influye directamente en fertilidad masculina. Por ejemplo, “el exceso de radicales libres de oxígeno (ROS) favorece la oxidación de la membrana de los espermatozoides, que es rica en ácidos grasos poliinsaturados, y la rotura de cadena simple o doble de ADN”, explica la experta.
“Para mejorar la calidad espermática (movilidad y morfología de los espermatozoides) es recomendable la aportación de antioxidantes en forma de complejo vitamínico o alimentos. También es importante que el varón mantenga su índice de masa corporal (IMC) adecuada y evitar hábitos como tabaco y alcohol”.
Por todo ello es fundamental seguir lo que la ginecóloga llama una “dieta preconceptiva”, que básicamente “consiste en introducir alimentos saludables y evitar los azúcares y procesados, así como evitar alimentos que no están permitidos durante la gestación”, como el marisco y el pescado crudos, leche y derivados sin pasteurizar, embutidos (en caso de que la futura gestante no haya pasado la toxoplasmosis) o carne poco cocida, por ejemplo. Para poderla seguir de manera adecuada, es preciso tomar consciencia y “organizar los menús y los horarios, y asegurarnos de que en cada comida haya una proporción adecuada de proteínas y vegetales”.
Alimentos que podrían mejorar la fertilidad
“El seguimiento de un plan de alimentación saludable, variado y nutritivo que aporte micronutrientes necesarios y normalice el peso corporal puede contribuir a mejorar los resultados de un tratamiento de fertilidad”, asegura la Dra. Pérez Esturo. ¿Cómo? ¿Qué ingredientes o comidas incluir en ese plan de alimentación saludable? El Dr. Pascual Sánchez, ginecólogo experto en reproducción asistida y director técnico de Ginemed, señala los siguientes tipos de alimentos que podrían mejorar la fertilidad:
- Alimentos ricos en ácido fólico: vegetales de hojas verdes como el brócoli, la acelga y el apio; los cítricos y frutos secos; los granos integrales y las legumbres, como las lentejas y las semillas de girasol; y las carnes rojas con moderación, como el hígado.
- Alimentos ricos en hidratos de carbono de granos integrales: harina, pan, pasta, arroz integral, lentejas, garbanzos, avena, uva pasa, castañas, patata o batata, entre otros.
- Alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados (Omega 3): pescados y mariscos, especialmente los de agua fría, como salmón, caballa, atún, arenques y sardinas; semillas de linaza, de chía y nueces negras; aceites de plantas como el de linaza y de canola; y alimentos fortificados, como yogures, jugos, leches, etc.
- Alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados (Omega 6): las semillas y los aceites derivados de semillas, como girasol, maíz y sésamo; los frutos secos, como nueces, piñones, cacahuetes, almendras, avellanas o pistachos; la quinoa, los cereales integrales, carnes -especialmente pollo y pavo-, embutidos, huevos y margarinas.
- Alimentos ricos en antioxidantes: Las propiedades antioxidantes se encuentran principalmente en vitaminas de los grupos A (leche, hígado, mantequilla y huevos), C (papayas, fresas, naranjas y kiwi) y E (nueces y semillas, espinaca y la col rizada); betacarotenos (naranjas, zanahoria, mangos, calabaza, brócoli, boniato y calabacín); zinc (carnes rojas, carnes de ave, ostras y otros mariscos, y el cereal fortificado); y selenio (cereales, leguminosas, pescado, pan integral y frutos secos).