Solo iba a pasar un año en la capital británica, pero el destino tenía preparados otros planes para Pepa González. Al poco de llegar, conoció al que ahora es su marido, Mike, y comenzó a ver que había un hueco en el mercado de moda infantil por suplir... Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de crear su propia firma. Diez años después de empezar esta aventura, nos citamos con ella para conversar sobre cómo es emprender fuera de tu país, su faceta como mamá y para hacer balance de esta década, que, como ella misma asegura, está “llena de esfuerzo, dedicación e ilusión”.
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“Tenía el deseo de traer un ‘pedacito’ de España a un país del que nosotros siempre nos hemos inspirado, Inglaterra, Con las flores liberty, los cuadros de tartán, el estilo marinero inglés...”
-¿Cómo recuerdas tus inicios en el mundo de la moda infantil?
-Con muchísima pasión e ilusión por levantar este proyecto, del que no tenía experiencia alguna, pero en el que siempre creí plenamente, desde el principio. Todo se remonta a mi infancia. Soy la pequeña de una gran familia -tengo cinco hermanos y 50 primos- y recuerdo ver en los álbumes de fotos familiares cómo mi madre y mis tías los vestían. Llevaban prendas de corte tradicional, elegantes y hechas a mano por modistas. De ahí viene mi fascinación por la moda infantil. Esos álbumes familiares son mi gran fuente de inspiración. Así que tenía el deseo de traer un “pedacito” de España a un país del que nosotros siempre nos hemos inspirado, Inglaterra, con las flores liberty, los cuadros de tartán, el estilo marinero inglés...
-¿Cómo fue emprender en otro país?
-Inglaterra es un país fantástico para emprender, no solo por las facilidades que ofrece el Gobierno, sino también por el carácter de su sociedad. Tienen un espíritu muy emprendedor.
-¿Qué hace única a tu firma?
-Intentamos hacer única cada prenda que diseñamos, queremos que se conserve y quede dentro de la familia, pasando de generación en generación. Para eso, trabajamos con dedicación en la calidad de los materiales y en diseños clásicos que traigan un recuerdo de antaño. Trabajamos para crear prendas reliquia.
“Ser madre te enseña a priorizar lo importante, a valorar aún más el tiempo y, en el esfuerzo por enseñarle a ser la mejor persona posible, aprendes a sacar de ti todo lo bueno que tienes“
-En estas imágenes, te vemos con tu hijo, Matthew, ¿cómo vives la maternidad?
-La disfruto muchísimo. Como madre, me considero una persona muy valiente -he construido una empresa en el extranjero, sin experiencia-, pero tener un hijo y construir una relación con él es una de las cosas más difíciles a las que me he enfrentado. Ser madre te enseña a priorizar lo importante, que es sacar tiempo para estar con tu hijo y dedicarle toda tu atención, a valorar aún más el tiempo, y, en el esfuerzo por enseñarle a ser la mejor persona posible, él te enseña a ti a sacar todo lo bueno que tienes.
-¿Cómo compaginas tu faceta de madre y de empresaria?
-¡Haciendo malabares, como todas las madres! Viviendo lejos de mi familia y llevando una empresa junto a mi marido no es fácil. La empresa demanda casi tanto como otro hijo más. Incluso con ayuda, siempre sientes que no llegas a todo. Desde hace poco, por ejemplo, decidí poder coger los viernes para dedicarlos a mi familia, a mi casa y a mí misma también, y me siento afortunada de tener la posibilidad de dedicar ese día a los míos.