Cada vez más niños y adolescentes presentan algún tipo de problema de salud mental e, incluso, han aumentado de manera alarmante los pensamientos suicidas entre ellos. Son muchas y muy diferentes las causas que pueden influir, si bien los expertos apuntan al bullying y a la influencia de las redes sociales como factores determinantes. “Puede existir una vulnerabilidad o factores de riesgo personales, de etapa vital (infancia y especialmente adolescencia); factores sociales que ofrecen pocas oportunidades de validación, pocas expectativas laborales que contrastan con imágenes de personas con éxito y riqueza fácil, sobrevaloración de la imagen externa, abuso de las nuevas tecnologías, etc.”, explica Teresa Ribalta, psicóloga y directora de la Fundació Orienta, que añade otras causas: “factores familiares, relacionados con una pobre comunicación, sobreprotección, sobreexigencia o, por el contrario, negligencia o situaciones traumáticas”.
A todo eso habría que sumar factores relacionados con el entorno académico (dentro los cuales incluiríamos el bullying ), donde el menor se puede encontrar una “falta de red de apoyo de iguales y de maestros en la escuela”.
Teniendo en cuenta las consecuencias de padecer un problema de salud mental para quien lo sufre y de lo limitante que puede llegar a ser, ¿debemos los padres y todo aquel que trabaje con menores de edad formarnos sobre primeros auxilios psicológicos? Según Ribalta, sí “porque las familias y los educadores y profesores son el equipo con el que juegan en la vida los niños y adolescentes; son su principal punto de apoyo y son quienes los acompañan la mayoría del tiempo y en la mayoría de las decisiones”.
Que ellos sepan gestionar determinadas situaciones podrá ser de gran ayuda al menor. Por eso, “la formación es básica en la promoción y la prevención en salud general y especialmente en salud mental”. Pero, ¿cómo formarse al respecto? ¿Qué debe hacer alguien que no es un profesional de la psicología ante una situación de primeros auxilios psicológicos de un niño o un adolescente?
“Los profesionales de la salud mental debemos compartir nuestros conocimientos y empoderarlos con psicoeducación para dotarlos de herramientas para poder ayudar a sus hijos o alumnos”. Esas herramientas pasan por “generar confianza mediante la validación emocional, escucha activa, empatía y asertividad”, apunta la psicóloga. También es necesario enseñar a padres y docentes acerca de la “resolución de conflictos, promover el autocuidado en salud mental y cómo activar una red de apoyo”.
Primeros auxilios en salud mental a niños y adolescentes
Los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) son “una descripción de una respuesta compasiva y de apoyo a un ser humano que sufre y que puede necesitar apoyo”, tal y como los define la OMS (Organización Mundial de la Salud). Para ello, para ayudar a ese ser humano (que puede ser nuestro hijo), lo más importante es “conectar, establecer un vínculo de confianza, ayudar a identificar emociones y validarlas” porque todo ello, asegura, “contribuye a la regulación emocional”.
En concreto, la manera de intervenir en una situación de crisis de un menor sería, tal y como se recoge el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona en un artículo de su plataforma divulgativa, Faros, la siguiente:
- Contener: el objetivo, en este primer paso, es que el niño no se desborde emocionalmente y ayudarle a controlar de manera racional sus miedos
- Calmar: aquí se trata de ayudarle a tranquilizarse con argumentos reales y racionales para hacerlo y, a ser posible, hablándole en voz baja y con un tono bajo
- Informar: explicarle con franqueza y de manera sencilla lo que ha ocurrido y responder a todas las preguntas que pueda plantear
- Normalizar: hacerle saber que es normal sentir las emociones que tiene en ese momento y ponerles nombre; con ello, las validamos
- Consolar: con “consolar” se refieren no solo al momento en el que ocurre la crisis emocional o psicológica, sino en al día a día posterior, procurando que el niño siga con sus rutinas y ayundándole a tener la mente en otros asuntos, pero hablando de lo ocurrido cada vez que sea necesario.
Qué hay que tener en cuenta a la hora de brindar PAP a un menor
Para llevar a cabo los pasos citados anteriormente, es preciso tener muy presente una serie de cuestiones fundamentales cuando los primeros auxilios de salud mental están dirigidos a menores de edad. Así, según se recoge en el informe titulado ‘Primeros Auxilios Psicológicos para niños y niñas (PAP)’, elaborado para Unicef por Anne-Sophie Dybdal, psicóloga de la Universidad de Copenhague, debemos tener en cuenta que los niños “reaccionan y piensan de forma diferente a los adultos” en situaciones de crisis, así como que “tienen necesidades específicas según su edad y etapa” evolutiva.
Por lo general, los niños se recuperan bien cuando, tras recibir esos primeros auxilios psicológicos, “se reúnen con sus padres o cuidadores, satisfacen sus necesidades básicas y se sienten seguros y fuera de peligro”, tal y como se indica el informe, donde también se detalla cuándo es necesario acudir a un profesional para que brinde ayuda psicológica de refuerzo:
- Los menores siguen muy angustiados
- Manifiestan cambios drásticos en la personalidad y el comportamiento
- No pueden desenvolverse diariamente en sus vidas
- Se sienten amenazados
- Están en riesgo de hacerse daño a sí mismos o a otros