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Pediatría

‘¿Qué debo hacer si a mi hijo le sale líquido del oído?’

Se da con más frecuencia de lo que cabría esperar en la infancia y suele asustar al adulto que lo presencia; ¿por qué ocurre?


3 de octubre de 2023 - 18:29 CEST

Comprobar que a un niño le sale líquido del oído puede asustar y ser motivo de alarma entre los padres, si bien se trata de un síntoma relativamente frecuente en la infancia. La otorrea, que así se llama a la salida de líquido por el oído, puede ser acuosa, purulenta o hemorrágica (otorragia). Puede estar provocado por diferentes causas, siendo la infección del oído medio o externo la más frecuente. La infección del conducto auditivo externo o la infección del oído medio, tras rotura de la membrana timpánica, son las dos situaciones que con más frecuencia dan lugar a otorrea. Cuando esta se produce, el niño debe ser visto lo antes posible por un médico, ya sea pediatra o médico de familia, para realizar una otoscopia. La consulta con un especialista otorrinolaringólogo suele ser con frecuencia necesaria, para llegar a un correcto diagnóstico e iniciar el tratamiento.

Otitis externa

La otitis externa afecta sobre todo a niños mayorcitos, a adolescentes y a adultos. Su origen más frecuente está producido por la infección del conducto auditivo externo situado entre el pabellón de la oreja y el tímpano. Suele iniciarse por la infección de un folículo piloso y puede extenderse por debajo de la piel, hasta invadir todo el conducto auditivo externo. Esta otitis, que se conoce también como ‘otitis del nadador’ para diferenciarla de la otitis media, tiene su origen en una higiene deficiente y en la contaminación del agua donde se ha bañado el paciente.

  • Síntomas. La otorrea con supuración y el dolor son los síntomas más llamativos. El dolor agudo se presenta de forma súbita, generalmente por la noche al estar tumbado. El paciente se encuentra febril, intranquilo y desasosegado. En ocasiones se acompaña de vértigo y de mareo.
  1. Dolor agudo intenso y persistente.
  2. Fiebre, intranquilidad y, a veces, vómitos.
  3. Inflamación externa del conducto auditivo con supuración muco-purulenta.
  4. Hipoacusia o disminución de la agudeza auditiva.
Niña con infección de oído© GettyImages

Otitis media

Esta otitis es la inflamación o infección del oído medio. Este está formado por la membrana del tímpano y la cadena de huesecillos que lo conectan con el oído interno.

La otitis media del lactante se produce por una infección faríngea o adenoidea que progresa a través de las trompas de Eustaquio y llega al oído medio. Afecta con mayor frecuencia a los lactantes y a los niños pequeños (hasta los cuatro años) debido en parte a la inmadurez de las trompas y a su especial anatomía. En esta época de la vida las adenoides o vegetaciones adenoideas tienen propensión a aumentar de tamaño, a hipertrofiarse y a infectarse.

El tamaño y, sobre todo, la función de las trompas de Eustaquio en los primeros meses de vida tienen gran importancia. Son muy cortas e inmaduras y favorecen la aparición de otitis media. El inicio del problema suele comenzar en la faringe, que es el lugar donde se abocan ambas trompas. Tras la infección de las vías aéreas superiores, el moco y las secreciones entran en el oído medio a través de las trompas y dan lugar a la otitis media.

  • Síntomas. Dolor intenso y punzante acompañado de un cuadro clínico caracterizado por fiebre, otalgia (dolor de oído), rechazo del alimento, vómitos, a veces diarrea, llanto súbito e intermitente, pérdida de la capacidad auditiva y afectación del estado general. Cuando se rompe el tímpano, que suele ser al final del proceso, aparece la otorrea muco-purulenta y mejora o desaparece el dolor.

¿Cómo tratar la otorrea?

La otitis y la supuración ótica deben ser tratadas por un especialista en otorrinolaringología. En el inicio de la sintomatología, el médico de familia o el pediatra puede administrar antitérmicos y antiinflamatorios, como el Paracetamol o el Ibuprofeno. El uso de antibióticos orales o parenterales suele ser necesario para su correcta curación. La utilización de gotas óticas, para aliviar el dolor e iniciar el tratamiento, debía ser pospuesto hasta que el especialista con una otoscopia visualice el conducto auditivo.