¿Sabías que el impulsor del origami en España fue Miguel de Unamuno? Si un genio de la literatura como él se fijó en esta técnica milenaria al que incluso dedicó tratados, es por algo. A pesar de no ser considerado un arte a la altura de la pintura o la escultura, grandes maestros de la papiroflexia han demostrado que es posible hacer verdaderas obras de arte con una simple hoja de papel. Pero es que, además, aporta importantes beneficios que van más allá de la habilidad manual y de la creatividad (lo cual ya es bastante). Estos son algunos de esos beneficios que demuestran que es más que recomendable que los niños se pongan manos a la obra con el origami (o con la cocotología, como lo llamaba Unamuno) tengan la edad que tengan:
1. Comprensión de conceptos matemáticos
Con el doblado del papel para formar figuras, los niños pueden asimilar y comprender mejor ciertos conceptos matemáticos, como el significado y la tipología de ángulos, así como la realización de patrones. Y, sobre todo, será la ayuda perfecta para aprehender conceptos geométricos, tanto en plano como en volumen. Ya los árabes comenzaron a estudiar desde el punto de vista de las matemáticas los patrones lineales del doblado del papel gracias al origami. Pero es que incluso se puede utilizar en el aprendizaje de divisiones o fracciones a la hora de doblar el papel en un determinado número de partes para lograr una forma concreta.
No se trata de que los niños se pongan a hacer un análisis matemático de las figuritas de papiroflexia, pero el simple hecho de hacerlas le servirá de gran ayuda para comprender, de manera inconsciente, los conceptos citados. Los más pequeños pueden comenzar con las figuras más simples, como un barquito o una pajarita, y los más mayores pueden ir, poco a poco, probando con otras más complejas.
2. Desarrollo de la motricidad fina
Es evidente que practicar a menudo origami fomenta una mayor destreza manual, con la que se fortalecerán los músculos de las manos y de los dedos. Para los niños pequeños, tanto los que aún no saben escribir como para los que dan sus primeros pasos en la lectoescritura, doblar papel puede ser de gran utilidad para potenciar la motricidad fina, tan necesaria en este proceso.
3. Potencia la coordinación mano-ojo
La coordinación óculo-manual, de la que tanto se habla en los primeros años de vida, es una habilidad fundamental para el correcto neurodesarrollo del niño y, cuando no marcha como se espera, es motivo de alarma para pediatras y terapeutas. Para potenciarla y que la vista guíe de la manera más precisa posible los movimientos de la mano (algo esencial para, por ejemplo, aprender a escribir), el origami es una técnica muy eficaz, puesto que es necesario una gran precisión en los movimientos de la mano.
4. Fomenta la concentración y la atención
Para doblar el papel con la precisión y el orden que requiere cada figura, es preciso permanecer concentrado y focalizar de manera consciente la atención durante un largo rato en lo que está haciendo. El niño deberá, además, esforzarse por obtener la mayor precisión posible, ya que si el doblado no es exacto, la figura puede no salir como se espera. Este esfuerzo también fomenta la concentración y la atención sostenida.
5. Fomenta la tolerancia a la frustración
Las figuras no siempre salen como se espera, especialmente las primeras veces, por lo que trabajaremos, de este modo, la tolerancia a la frustración con el niño, que poco a poco irá entendiendo la necesidad de repetir ciertos movimientos o plegados para que el resultado sea el que desea. Por lo general, esos movimientos deberá hacerlos despacio y con esmero para salgan correctamente, por lo que se irá fomentando también su paciencia.
6. Estimula la creatividad
Como toda arte plástica, el origami es una manera excepcional para estimular la creatividad del niño, quien en un principio aprenderá a ‘copiar’ figuras, siguiendo con cuidado los pasos que se le indican, pero a medida que vaya cogiendo soltura podrá ir modelando sus propias creaciones.
7. Favorece la percepción espacial
La habilidad o el procesamiento viso-espacial, algo tan simple como saber ubicar los objetos en el espacio, es básico para los niños como aprender a escribir o para resolver problemas matemáticos (además, claro está, de para encontrar el camino de vuelta a casa, por ejemplo). La práctica del origami, con la comprensión de conceptos espaciales como arriba-abajo, dentro-fuera, favorecerá esta habilidad.
8. Potencia la memoria
El origami será también una excelente manera de potenciar la memoria del niño, que poco a poco irá aprendiendo y recordando los pasos a seguir para hacer una figura. Para ello, deberá ir tomando conciencia y memorizando los pliegues que va realizando y los que le quedan por realizar para modelar su creación.
9. Fortalece su autoestima
Comprobar cómo son capaces de realizar la representación de un animal o un objeto con sus propias manos y tras haber seguido unos pasos, es una gran satisfacción. Será, por tanto, un granito de arena más para fortalecer la autoestima de los más pequeños, para quienes un esfuerzo de concentración como el que requiere el origami, supone un gran logro que les hará sentirse muy orgullosos de sí mismos y del trabajo realizado.