Niños que no van al colegio y que reciben en casa una educación personalizada, adaptada a sus intereses y necesidades e impartida por sus padres. Se trata del homeschooling , una metodología que no es, en absoluto, novedosa, ya que lleva décadas existiendo y es muy común en otros lugares del mundo. En nuestro país, no está muy extendida, pero ya hay unas 2000 familias que han optado por educar así a sus hijos, según datos de la Asociación por la Libre Educación (A.L.E.) que nos aporta Alejandro Muñoz, vocal de la junta directiva de esta organización sin ánimo de lucro, si bien “al no ser legal, es muy difícil tener datos exactos”, nos detalla.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
No, no es legal, porque en España la escolarización es obligatoria desde los 6 hasta los 16 años, pero tampoco está expresamente prohibido. En realidad, el homeschooling se encuentra en una situación de vacío legal que explicaremos más adelante en este artículo y que algunas familias elijan esta manera de educar a sus hijos (aun a riesgo de enfrentarse a un proceso legal por ello). Pero ¿por qué hacerlo? ¿Qué beneficios aporta a los niños?
Alejandro Muñoz es, además de vocal de la junta directiva de ALE, padre de una niña de 8 años a la que él y su pareja educan en casa. Nunca ha ido al colegio. Así lo decidieron antes de que llegara el momento de matricularla por primera vez en uno: “optamos por esta alternativa por las características que presentaba nuestra hija en cuanto a necesidades de aprendizaje y necesidades emocionales”, nos cuenta. “Tiene un componente emocional, a veces, explosivo, por lo que pensábamos que no se iba a adaptar bien al sistema”, en el que “hay un cuidado emocional escaso porque hay un profesor para 20 ó 30 alumnos”.
Al preguntarle si considera que su hija ha alcanzado un nivel académico similar o superior al que le correspondería por edad, Alejando nos responde con gran humildad que no lo sabe, que “probablemente en algunas cosas sí y en otras, no”. Pero es evidente que sí tiene un nivel superior a juzgar por su explicación: “en matemáticas seguramente que sí, porque va muy avanzada, le interesa mucho y se divierte. En lectura, está leyendo libros recomendados para 12 ó 14 años porque le gusta mucho leer; se tira una hora y media o dos horas al al día leyendo. En otras materias, imagino que no supera el nivel, pero no nos importa tanto el currículum escolar como tal como que vaya aprendiendo y desarrollándose en lo que necesita”, asegura.
El ‘homeschooling’, una filosofía de vida
El homeschooling “es una forma y una filosofía de vida”, afirma Alejandro. “Al final decides que el centro absoluto de la vida de la familia es la educación de los niños y de las niñas y eso supone renunciar a otras cosas. En nuestro caso, yo sí que sigo trabajando y es mi pareja la que ha renunciado a trabajar fuera de casa y a tener un salario”. Teniendo estas premisas en cuenta, podemos señalar las principales características de la escuela en casa:
- No hay evaluación. En esta forma de vida, lo que prima es el verdadero aprendizaje, no la evaluación ni unos resultados académicos.
- Aprendizaje continuo. En función de la característica anterior, el proceso de aprendizaje es permanente. No hay un horario estricto, pero tampoco vacaciones: “esto son 24 horas al día, los siete días de la semana; hay que estar atento a lo que necesita en cada momento, a cualquier interés que demuestre por algo, hay que poder proporcionarle material para que pueda acceder a ese conocimiento”, explica este padre homeschooler . “Si es un domingo por la mañana y nos está preguntando sobre cosas de la Antártida, por ejemplo, buscamos material sobre la Antártida, sobre sobre los animales que habitan allí… de modo que hace falta tiempo, por supuesto, y atención, mucha atención, a lo que necesitan en cada momento”.
- Aprendizaje adaptado a los intereses del niño. En consonancia con lo anterior, no solo se le van presentando materiales e información según lo que le llame la atención, sino que también se va readaptando ‘la materia’ a sus necesidades. Por ejemplo, Alejandro nos explica que los padres-profesores deben saber diferenciar si algo no les interesa a sus hijos o es que sienten frustración porque no lo entienden o no lo saben hacer. “Por ejemplo, si no quieren hacer divisiones no porque no les interese, si no por frustración, entonces ahí sí hay que insistir”. En caso de que realmente no sienta interés, “no hay más”, dice. “En algún otro momento puede que le interese”.
- Atención emocional. Más allá del aprendizaje propiamente dicho, lo que prima en estas familias es la atención a las emociones de sus hijos, que pueden trabajar con ellos de una manera mucho más pormenorizada. De hecho, “los niños que llevan a cabo homeschooling obtienen puntuaciones significativamente más bajas en depresión y quejas somáticas”, según concluye un estudio de la Universidad Cardenal Cisneros de Madrid llevado a cabo a partir de un grupo de 159 menores de entre 8 y 11 años, de los cuales 85 seguían este sistema y 75, cursaban sus estudios en un centro escolar. Este mismo estudio también concluía que los niños homeschoolers manifestaban menos “problemas de atención y más disposición para estudiar que los niños escolarizados”.
- Socialización. Es habitual que se señale como uno de los inconvenientes del homeschooling la falta de socialización por no relacionarse con otros niños en clase, pero las familias que educan a sus hijos de este modo buscan siempre que estos establezcan lazos con otros menores de una u otra manera. “Nosotros quedamos con muchos niños y niñas que van al cole; por las tardes tenemos prácticamente toda la semana llena de quedadas o de actividades con otros niños para que tengan también esa relación entre iguales que se produce en los colegios. Es algo importante, claro”, apunta Alejandro.
- Extraescolares. Cuando algunas materias son algo más complicadas para los padres o para el niño o bien este tiene un determinado interés, en música, por ejemplo, siempre está la opción de ir a clases extraescolares, como cualquier otro niño, o de contratar a un profesor particular de una materia en cuestión. No está reñido el homeschooling con estas opciones.
¿Y si el niño ‘homeschooler’ se quiere incorporar al sistema educativo?
Decimos si el niño quiere porque es una decisión que debe partir de él según la filosofía homeschooler. En caso de que en algún momento así lo desee, no habría ningún problema; únicamente tendría que matricularse en un centro en el curso escolar que le correspondería por edad. No requeriría ningún tipo de evaluación previa, aunque algunos colegios sí optan por hacerla, pero no es algo obligatorio.
¿Qué hacer para obtener un certificado oficial de educación?
Teniendo en cuenta que en el homeschooling no hay evaluaciones como tal por, entre otros motivos, estar fuera del sistema, ¿qué pueden hacer los menores que han recibido esta educación para obtener una titulación o un certificado oficial o para acceder a la universidad?
“Hay varios caminos”, nos indica Alejandro Muñoz. “Se puede, si se tiene claro, entrar al sistema educativo en 4º de la ESO y continuar estudios habituales o bien presentarse por libre al título de la ESO con 18 años y posteriormente continuar, o sacarlo a través de la escuela de adultos”. Además, existe la opción de “presentarse por libre al acceso para FP de grado medio y, posteriormente, realizar el superior y acceder a la universidad”.
La situación legal del ‘homeschooling’ en España
Como decíamos anteriormente, la Constitución española reconoce, en el artículo 27, el derecho a “libertad de enseñanza” de todos los ciudadanos. Sin embargo, la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2/2006) establece que la enseñanza básica comprende diez años de escolaridad y se desarrolla, de forma regular, entre los seis y los dieciséis años de edad. En la práctica, esto significa que “el sistema legal español no regula expresamente la práctica de homeschooling, o educación en casa, ni tampoco un sistema mixto entre educación en casa y educación online o presencial en centros no homologados oficialmente o alternativos”, nos explica Mónica Pinedo Santamaría, abogada y directora de Jurismedia.es. “La Constitución española no prohíbe un sistema de educación distinto al oficial, ni tampoco un sistema online de educación, es decir, no prohíbe el homeschooling”.
Pinedo añade otras normativas a tener en cuenta en lo que a la situación legal del homeschooling en España respecta:
- Tratados internacionales. Además, “los Tratados Internacionales de los que España es parte reconocen el derecho a la libertad educativa, sin ceñirla a la educación que el Estado, de forma oficial, proporciona, y también reconocen a los padres como principales responsables de la educación de sus hijos. Estos Tratados se deben aplicar, de forma prioritaria en España, por encima incluso de las Leyes Orgánicas, en lo que los puedan contradecir”.
- El código civil español. En su artículo 154, establece lo siguiente: La patria potestad, como responsabilidad parental se ejercerá siempre en interés de los hijos e hijas de acuerdo con su personalidad, y con respeto a sus derechos, su integridad física y mental. “No prevé dicho código, por tanto, que la educación que se proporcione a los menores deba ceñirse al sistema oficial”, indica la abogada.
¿A qué se pueden enfrentar las familias homeschoolers?
“De todo lo anterior se deduce que la práctica de homeschooling no debiera ser considerada ilegal, sino más bien, ajena a regulación expresa por parte del legislador español. Sin embargo, al haber un limbo legal, contrario a la práctica extendida de enseñar a los hijos de forma distinta a la proporcionada por el Estado, se genera una situación extraña y poco coherente en la realidad práctica”, continúa Pinedo, quien nos detalla las posibles consecuencias legales de las familias homeschoolers:
- Apertura de expediente de absentismo. “A los padres y madres que educan fuera del sistema oficial, se les puede abrir expedientes de absentismo, inicialmente tramitados por los Servicios sociales de su zona, y que, en ocasiones pasa a la Fiscalía de Menores”.
- Tramitar el asunto como delito de abandono de menores. Una vez en la Fiscalía de Menores, “puede continuar citándose a los progenitores, e incluso al menor, a declarar y, si lo consideran conveniente, pueden enviar el expediente al Juzgado de lo penal para tramitar el asunto como delito de abandono de menores previsto en el artículo 226 del código penal: El que dejare de cumplir los deberes legales de asistencia inherentes a la patria potestad, tutela, guarda o acogimiento familiar o de prestar la asistencia necesaria legalmente establecida para el sustento de sus descendientes, ascendientes o cónyuge, que se hallen necesitados, será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a 12 meses.
- ¿Puede darse una condena? “Para que exista condena finalmente por este delito es preciso que no se eduque al menor de ninguna manera. Si se está proporcionando una educación al menor, aunque sea realizada de forma distinta a la oficialmente contemplada, no debiera haber sentencia condenatoria, absolviéndose, o incluso archivándose el asunto prácticamente al inicio del mismo. Esto es lo que suele pasar con la mayoría de casos de práctica de homeschooling, donde verdaderamente hay una educación a los menores, y, por tanto, no hay una situación de abandono”, señala la abogada Mónica Pinedo.
- Apertura de expediente administrativo. “También se puede abrir expediente administrativo o en vía civil. En estos casos, la condena, si la hubiera, sería obligación de escolarizar al menor. En muy raras ocasiones puede conllevar una retirada de custodia. Para ello, debe haber una situación de desprotección de riesgo para el menor. Afortunadamente, estas dos vías se utilizan muy poco en la práctica, usándose, cuando se usa, la vía penal más frecuentemente”.