¿Retirar las pantallas de las clases o no? Parece que el debate nació el pasado mes de junio a raíz de que Suecia se planteara dar marcha atrás en su Plan de Digitalización en las aulas tras el evidente retroceso en comprensión lectora que los alumnos del país escandinavo habían dejado patente en el último Informe PIRLS (Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora). Sin embargo, son muchos los expertos que vienen advirtiendo de la presencia excesiva de las pantallas en el sistema educativo desde hace años; entre ellos, Catherine L’Ecuyer, doctora en Educación y Psicología y autora de libros de referencia para profesionales y familias, como ‘Educar en la realidad’ o ‘Educar en el asombro’: “es curioso que nos preguntemos ahora si funciona la educación sin pantallas y que, sin embargo, nunca nos hayamos preguntado si funcionaba la educación con pantallas antes de introducirlas”, nos señala.
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“Llevamos miles de años criando a niños sin pantallas en casa y educando a niños sin pantallas en el colegio, mientras que apenas llevamos una década con ese experimento digital que, además, no ha funcionado”, asegura. L’Ecuyer argumenta que “durante la pandemia, solo había educación online y vimos que fue un fiasco. En muchos países se hicieron exámenes de aprobación más fáciles porque los alumnos no habían podido adquirir los conocimientos online que hubieran podido adquirir con un maestro que conoce su materia y sabe transmitirlo con pasión”.
La clave para ella es que “la educación es una cuestión humana, no tecnológica”: “No es lo mismo información que conocimiento. Internet es un mar de información descontextualizada. El rol del maestro es contextualizarla”.
¿Son necesarias las pantallas en el aula?
“La industria tecnológica tiene que cumplir con dos obligaciones antes de vender sus productos al sector educativo; el peso de la prueba le corresponde y es doble: primero tiene que probar que ese medio mejora el aprendizaje de los alumnos. En segundo lugar, tiene que probar que no tiene efectos colaterales perjudiciales que superen las ventajas (si las hay). Esa industria nunca ha cumplido con ese doble peso de la prueba”, dice la experta con contundencia.
“No existe hoy un conjunto de evidencias que considere la tableta como un método o una herramienta educativa con beneficios objetivos comprobados. Es más, hay evidencias que relacionan el uso de esos dispositivos en el aula con la dispersión y la inatención. Estamos experimentando con toda una generación. Solo es cuestión de tiempo para plantear una desdigitalización masiva”.
En la misma línea que Catherine L’Ecuyer, la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Asociación Española de Protección de Datos (AEPD) reclamaban a las autoridades, durante la presentación del Plan Digital Familiar de la AEP el pasado jueves, un pacto de Estado para “prohibir el uso del móvil en las escuelas”. Con esta petición, hacen referencia tanto a la utilización del móvil por parte de los escolares en el recreo como a la digitalización de las aulas.
¿Se acabarán retirando las pantallas en las aulas españolas?
Mientras cada vez hay más voces que, como L’Ecuyer y la AEP, ven necesaria la retirada de las pantallas de las clases, otros expertos ven inevitable la llegada a las mismas de la Inteligencia Artificial. “Vamos a tener que convivir todos con ello”, nos aseguraba Guillem García Brustenga, experto del eLearning Innovation Center (eLinC) de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), hace unos días. Para él la clave está en replantearse, sobre todo, los métodos de evaluación, ya que cada vez más alumnos están aprovechando la IA para elaborar trabajos y escritos.