¿Puede el estrés y el caos del día a día hacer que vayas a la cita del pediatra sola, sin tu hijo, porque se te ha olvidado llevarlo? Sara Noguera (@kimudi_crianza), maestra, especialista en crianza respetuosa y madre de cuatro hijos, demuestra que sí es posible, que los ‘despistes’ y errores van de la mano con la maternidad porque “es humanamente imposible abarcar todo lo que ‘creemos’ que debemos abarcar”. Por eso, acaba de publicar un libro, ‘Ser madre es fácil (cuando no tienes hijos)’ (Bruguera), en el que plantea un método de crianza basado en el realismo sin culpa porque para llevar a cabo una crianza verdaderamente respetuosa, es necesario respetarse primero a una misma. Hemos charlado con ella sobre su libro, sobre maternidades imperfectas y sobre la necesidad de que tienen las madres de hablar de la soledad que a veces sienten y de la sensación de estar perdiéndose cosas por criar a sus hijos.
¿Es posible asumir el papel de madre, compañera y trabajadora y de desempeñarlos todos como se espera de nosotras?
Es imposible, porque lo que nosotras somos no se conforma con lo que los demás esperan de nosotras, si no con lo que sabemos que somos capaces de dar (o que queremos dar). Vivir demostrando empaña nuestra realidad.
¿La maternidad te convierte en otra persona?
La maternidad te demuestra una nueva faceta de ti que tienes que conocer, adaptarte a ella, abrazar e ir perfeccionando día a día. Es un señor trabajo sin remuneración.
¿Qué es lo más duro de la realidad de la maternidad a lo que te has enfrentado y que no te imaginabas que fuera así?
La soledad que se siente muchas veces que la transitas, el no saber qué puedes compartir de lo que estás viviendo o con quién lo puedes compartir. A veces, incluso, la sensación de que te estás perdiendo cosas que vive tu entorno. Es algo que se habla poco y deberíamos poner sobre la mesa con más naturalidad.
En tu libro, comentas situaciones “verídicas” como ir a colegio en un día festivo o llegar a la consulta del pediatra sin el hijo al que debía ver; ¿son situaciones reales? ¿Te han ocurrido a ti o a alguien de tu entorno?
Todo a mí, soy de esas personas que tiene la suerte (o la desgracia) de vivir todo tipo de situaciones cómicas o inesperadas. Supongo que muchas de las anécdotas tienen que ver con esta vida de prisas y agobios en la que vivimos y que yo tengo la suerte de saber tomármelo con humor.
¿Nos hace más olvidadizas la maternidad?
Lo que pasa realmente es que tenemos tanto encima que algo se nos tiene que escapar. Es humanamente imposible abarcar todo lo que “creemos” que debemos abarcar. Cuando decimos que somos olvidadizas, no somos conscientes de que, de una cosa que nos olvidamos, nos hemos encargado de otras veinte.
Dices también que la maternidad está hecha para ser compartida, tanto si tienes pareja como si no; ¿cómo se comparte o se debería compartir la maternidad?
Somos animales de tribu y estamos pensados para convivir y apoyarnos: en los mayores por su experiencia, en los iguales por sus intereses, en los jóvenes por su disposición… y la maternidad tiene que tener un espacio central en esto porque no puede ser que una de las partes primordiales de cómo se conforma la sociedad parezca que molesta. Debe haber más espacios para hablar, más facilidades para criar, más flexibilidad para interactuar con otras madres, familias y menos tabúes.
¿Por qué es tan difícil la crianza?
Porque queremos controlarlo todo, entonces se hace cuesta arriba. También afecta que hay un bombardeo constante de lo que tenemos que hacer y de cómo tenemos que hacerlo y eso muchas veces nos hace dudar de nuestro instinto. Se hace difícil porque siempre se nos cuestiona.
Hablas en el libro de los riesgos de proyectar en nuestros hijos lo que queremos que sean; ¿no puede ser, en algunos casos, esa proyección un incentivo, una especie de efecto pigmalión?
El efecto pigmalión como incentivo es estupendo, pero poco tiene que ver con la proyección. Proyectar hace referencia a querer vivir a través de nuestros hijos e hijas, como si fueran nuestro trampolín para solventar nuestros anhelos. Y los niños han venido a ser, no a demostrar. Motivarles a través de sus propios logros o con el foco en sus posibles avances es estupendo, hacerlo en base a los nuestros nos va a suponer un quebradero de cabeza.
¿Por qué es tan común el sentimiento de culpa entre las madres?
Porque se nos enseña a abarcar pero se nos afea soltar. Nos hemos dejado engañar con eso de que las mujeres podemos con todo porque no nos dejaron claro que renunciar a algo (o pedir ayuda) iba a ser motivo de desaprobación social. Sentimos culpa porque nos han hecho pensar que es mejor que sentir rechazo.
¿Da la maternidad la felicidad?
No. La maternidad ni te hace feliz, ni te completa, ni es una meta. La maternidad es una parcela más de la realidad de muchas mujeres, pero como todas las parcelas tiene sus más y sus menos. Cuando te sientas feliz, disfruta, pero cuando no sea así, entiende que nada tiene que ser constantemente perfecto para ser válido. A mí personalmente ser madre me hace feliz, pero muchas veces me saca de quicio y muchas otras me abruma.