Crear esperanza a través de la acción. Es el lema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio 2023, el domingo 10 de septiembre. Con este lema tan significativo, con una clara visión en torno a la posibilidad de cambiar las circunstancias y ofrecer un futuro a quien manifiesta conductas suicidas, nos planteamos qué pueden hacer los padres cuando empiezan a percibir señales de alerta en sus hijos indicativas de pensamientos suicidas. “Lo primero que hay que hacer es reaccionar, acudiendo a profesionales de psicología, psiquiatría, o atención primaria, para que se pueda realizar una exploración y valorar las medidas oportunas en función del caso, no esperar a que la situación revierta por sí misma”, advierte Pilar Conde Almalé, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen. “En casos de alto riesgo, habría que acudir al servicio de urgencias”.
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La psicóloga considera necesario revisiones de salud mental en la infancia y adolescencia que sean de carácter obligatorio y periódicas, así como incrementar los recursos sanitarios y las herramientas de control y diagnóstico en los centros educativos, pues es en estos últimos en los que los menores de edad pasan la mayor parte de su tiempo y donde se producen situaciones de estrés y sufrimiento como el bullying o el sentirse aislado. Pero también es fundamental brindarles el apoyo necesario en casa; la cuestión es ¿cómo?
Pasos que deben dar los padres frente a conductas suicidas en sus hijos
- Empatía. Por mucho miedo, angustia y nervios que pueda provocar en los padres una conducta tan peligrosa en sus hijos, es fundamental acercarse a ellos con empatía y “escuchar sin juzgar, dejarle expresarse, hablar sobre lo que les está sucediendo”. Es importante no negar sus emociones, sino “explicarles que entendemos cómo se sienten y que eso les haga pensar que no hay otra salida, pero que nos permitan intentarlo a través de la ayuda”. Los padres deben ponerse en su lugar y hacerles saber “que sabemos que el malestar que tienen es elevado, pero que la solución que están barajando es definitiva, que se permitan probar otras”.
- Si se tienen sospechas, abordar el tema. “En el caso que los padres crean que su hijo pueden estar teniendo pensamiento suicidas pero no se haya hablado, preguntar directamente”, aconseja la psicóloga. “Hay que abordar el tema para poder activar la prevención necesaria”.
- Ayuda psicológica o psiquiátrica. Ante una situación tan grave como esta, es necesario acudir a un profesional, tal y como señala Pilar Conde. Lo ideal sería que la búsqueda de esta ayuda partiera de ellos mismos, es decir, que fueran por su propio pie. Si no es así y se niegan a hacerlo, deben ser los padres los que acudan para explicar la situación y recibir las pautas adecuadas para intervenir.
- No dejarlos solos en ningún momento. “Ante riesgo elevado, es una medida que se puede acordar, pero no como pauta general”. Antes de tomar una decisión tan limitante para ellos, “habrá que valorar el caso”. De cualquier manera, lo que sí es recomendable, si consideran que hay riesgo alto y hasta que el menor pueda ser valorado, es que los padres procuren “limitar el acceso a aquellos métodos que pudiesen utilizar”.
- Informarse de los pasos a dar. Ante las primeras sospechas, es necesario informarse de los pasos que hay que ir dando. Una de las opciones más a al alcance de todos los ciudadanos es conocer los “teléfonos de prevención de suicidio para toda la población y gratuitos que podrían utilizar, como el 024”.
¿A qué señales de alerta deben prestar más atención los padres?
Son muchas las señales que pueden alertar a los padres de que algo está ocurriendo, como el abandono de actividades de ocio y deporte que antes le interesaban, que está aislado socialmente, que se niega a ir a colegio, una bajada brusca de las notas, que duerme peor, que cuesta que se comunique y se exprese con la familia… Son datos muy importantes a los que hay que prestar atención y ver por qué están pasando, pero que no se dan de manera exclusiva por pensamientos suicidas; pueden tener otras causas (también muy nocivas para su bienestar y su salud mental, pero no necesariamente relacionada con conducta suicida).
Cuando no hay lugar a dudas de que debemos actuar de inmediato es si manifiesta “verbalizaciones o acciones que parecen de cierre, de despedida” o frases o “publicaciones en la redes tipo ‘la vida no tiene sentido’, ‘si no estuviera sería mejor para todos’, ‘si no estuviera descansaría, dejaría de sufrir’...”. También si hace “regalos de enseres importantes” y, directamente, ante “avisos o amenazas de suicidio”.
Por otro lado, la psicóloga advierte de un cambio de comportamiento que nada tiene que ver con lo anterior y que suele, además, tranquilizar a los seres queridos de quien ha manifestado alguna vez pensamientos suicidas y es que presente una “mejora repentina y significativa”. Cuando ese cambio ‘a mejor’ se produce de repente puede ser una clara señal de alerta, puesto que “a veces sucede que al tomar la decisión, la persona puede tranquilizarse y aparentar una mejoría”.