ni o descalzo en un charco© GettyImages

Niños

¿Sabías que andar descalzo hace a tu hijo más inteligente?

De ahí que el acto de muchos niños de quitarse el calzado en cuanto tienen oportunidad esté más que justificado


7 de septiembre de 2023 - 17:03 CEST

Cada vez hay más padres interesados por la llamada estimulación temprana, cuyo objetivo es desarrollar y potenciar ciertas habilidades en el niño desde los 0 a los 6 años. En esta etapa, cobra un papel crucial todo lo sensorial y, de en este sentido, son ya de sobra conocidas las bandejas sensoriales y otros estímulos que ‘despiertan’ los sentidos de los niños. Pero no siempre se tiene en cuenta que en esta manera de captar los estímulos los pies desempeñan un papel mucho más importante de lo que cabría imaginar.

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De hecho, los expertos recomiendan que se deje a los niños caminar descalzos siempre que sea posible porque andar descalzos potencia su inteligencia. ¿Es esto cierto? “Rotundamente sí, andar descalzo favorece la estimulación cognitiva y mejora el rendimiento intelectual”, asegura Enrique García Ruiz, podólogo y miembro de Top Doctors. “Muchos estudios demuestran que los niños maduran más rápido descalzos que sus coetáneos que usan calzado desde temprana edad, tienen más control neuromuscular y más habilidades sociales”.

Por eso “es necesario que la planta del pie en el niño se ponga en contacto con superficies irregulares a fin de estimular las sensaciones cinestésicas y los reflejos posturales”, tal y como se expone en el estudio ‘Podología preventiva: niños descalzos igual a niños más inteligentes’, elaborado en 2007 por Isabel Gentil García, profesora de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad Complutense de Madrid. “El niño necesita el estímulo táctil, de presiones, de irregularidades del terreno para desarrollar la propiocepción, mejorar la posición de articulaciones, reforzar la musculatura”.

De ahí que en el citado estudio se rechace de plano poner zapatos a los niños que están aprendiendo o que acaban de aprender a andar y a los que gatean. Por un lado, les “impide recibir sensaciones”, a lo que se suma, “un peso excesivo a los pies impidiendo hacer lo que necesitan, esto es, moverse”. Por otro lado, favorecen más lesiones “al golpearse las piernas con ese calzado”.

© GettyImages

Los niños nacen con una sensibilidad mucho mayor en los pies que en las manos. Por eso a los recién nacidos, las cosquillas en los pies pueden incomodarles en exceso y, por eso también en torno a los 7 ó 8 meses los bebés empiezan a llevarse sus pies a la boca. Lejos de impedirles este acto, que a ojos de un adulto puede parecer antihigiénico, es más que recomendable permitirles que lo hagan, pues es otro “importante estímulo para el desarrollo cerebral”.

De todo ello se deduce que la tendencia que tienen la mayoría de niños pequeños a quitarse los zapatos en cuando pueden estaría justificada y sería, en cierto modo, un mecanismo de defensa. Por tanto, el calzado se debería utilizar en los más pequeños únicamente como elemento protector, bien sea del frío en invierno o bien para evitar que se hagan daño con pequeños objetos que pueda haber en la calle.

En realidad, “no hay una edad definida” para poner zapato en todo momento a nuestros hijos, como nos indica Enrique García Ruiz. “Es más, cuanto más tarde usen calzado en casa mejor”; en el exterior es diferente, como señalábamos, puesto que “en un entorno no seguro pueden verse dañados y sí necesitan una protección en sus pies”.

Además, “andar descalzo mejora la propioceptividad, viéndose reflejado en un mejor control de la posición de todas las partes del cuerpo, su movimiento y velocidad”, añade el podólogo. Esto es así porque, mediante la información que recibe a través de la planta del pie antes de aprender a andar, le ayuda en la coordinación de movimientos y en el mantenimiento del equilibrio, tan necesarios de cara a lograr este importante hito en el desarrollo de todo niño que es la marcha.

Cómo favorecer la estimulación de los niños a través de la planta del pie

Además de andar descalzo, es muy favorable para el desarrollo cognitivo del pequeño el favorecer que camine sobre diferentes tipos de texturas (o que las toque con los pies si aún no ha aprendido a andar). Por ejemplo, sobre piedras (que sean redondeadas para evitar que pueda hacerse daño), sobre el césped, sobre la arena… También es recomendable probar con diferentes temperaturas, con suelos algo más fríos y con otros más templados.