Las actividades extraescolares se han convertido en una pieza más de la educación. Pero es importante afinar a la hora de decantarse por una o por otra, para que sus beneficios se trasladen al plano de la salud mental de niños y adolescentes.
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De hecho, tal como apunta Jesús Villanueva, psicólogo sanitario y subdirector de la Clínica Recurra-Ginso, estas actividades extracurriculares son un “escudo contra el acoso escolar y el aislamiento social”, a la vez que ayudan a manejar el estrés y la ansiedad y a desarrollar “habilidades básicas como la comunicación, la tolerancia a la frustración o la concentración”. Estos son los consejos para optar por las que más van a favorecer al escolar en ese sentido.
En este sentido, el experto aconseja observar la personalidad del menor, sus gustos, sus intereses y sus habilidades y establecer una “rutina equilibrada”. Todo ello es “esencial para elegir acertadamente”.
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2. Ten en cuenta la edad del menor
No es lo mismo elegir extraescolar para un niño de ocho años que para una niña de 16. La etapa vital que viven los hijos es clave a la hora de decantarse por una actividad o por otra.
Así, Jesús Villanueva recomienda que los padres elijan actividades más lúdicas como teatro, dibujo, música o deportes hasta los 12 años. Después, entre los 12 y los 16 años, “la decisión deberá ser consensuada entre padre e hijos, basándose en los gustos y necesidades del menor”. A partir de los 16 años, la autonomía casi total es del adolescente y los padres deben acompañarlo en esa decisión.
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3. Adaptarse al tipo de centro escolar
La pedagogía que se aplique en el colegio es muy importante a la hora de decidirse por la actividad extraescolar. Por ejemplo, hay colegios que son eminentemente digitales y otros que optan por la enseñanza tradicional.
“Si el colegio de nuestro hijo es cien por cien digital, será beneficioso que las actividades extraescolares no impliquen pantallas para que haya una desconexión y mejore su salud mental”, destaca el psicólogo de Recurra-Ginso. Por el contrario, “si el joven va a un centro educativo que hace poco uso de la tecnología, podemos optar por potenciar esta área con cursos de informática, robótica o programación”, explica.
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4. Observa qué le motiva y en qué es hábil.
Las actividades extraescolares no solo están ahí para desarrollar puntos débiles o en los que el niño necesita mejorar. También son un aliado perfecto para reforzar su autoestima mediante la consecución de tareas que se le dan bien o ante las que se siente motivado.
En este sentido, desde Recurra-Ginso recomiendan ajustar las actividades a los intereses y gustos del menor, a través de “opciones que le motiven y que puedan ampliar sus conocimientos y habilidades”.
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5. Chequea cuáles son sus necesidades
Las extraescolares son una vía muy eficaz para acercarse a determinados problemas desde otra vía. Así, es crucial “detectar las necesidades del niño y priorizar actividades que fomenten el desarrollo de estas áreas”.
Dependiendo de las características del niño, de su personalidad y del nivel de interacción social que precisa, se puede escoger entre alternativas más activas como pueden ser el deporte o el teatro, de refuerzo de asignaturas, de expresión artística...
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6. Gestionar el grado de compromiso
Las actividades extraescolares también sirven para que el niño aprenda a comprometerse y a desarrollar su responsabilidad. A veces, no tendrá ganas de ir o no encontrará la motivación suficiente, pero esto también es un aprendizaje que le va a servir en su maduración personal.
En todo caso, tal como apunta Jesús Villanueva, “si nuestro hijo no quiere ir a la actividad, debemos intentar descubrir el por qué y determinar si es capricho o si realmente hay una situación desagradable detrás”. La constancia es clave: “En muchas ocasiones, la negativa viene porque la actividad no se le da bien al principio; en estos caos es importante transmitirse que la práctica y el entrenamiento ayudan a mejorar las habilidades”, insiste. El objetivo final es convertir la mejora en una motivación y no en una obligación o una frustración.
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7. Implícate como padre en la actividad
Los progenitores también tienen un papel destacado en el éxito de la actividad extraescolar. “La mejor forma de implicarse y de que nuestro hijo tenga éxito es conocer a los responsables de la actividad, los valores que promueven y los objetivos que se persiguen”, apunta el psicólogo.
Esto ayuda, además, a que se pueda detectar precozmente “si hay alguna situación de acoso o malestar durante la realización de la actividad”, para así prevenirla y tratarla con el hijo.
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8. Busca un equilibrio saludable
Aunque los padres tengan la percepción de que hay otras actividades extraescolares que vendrían bien a sus hijos, es importante acotarlas para no sobrecargar a los menores.
A veces los niños se muestran de modo diferente en casa y en el colegio. Por eso es muy aconsejable hablar de este tema con los profesores y el equipo de orientación, especialmente si el menor cuenta con alguna dificultad reseñable.