Cuando un bebé o un niño tienen que pasar por una cirugía se recurre a la anestesia general, para asegurar que se mantienen dormidos y sin dolor mientras dura el proceso. La colaboración a estas edades es más difícil por lo que se opta por esta técnica que suele ocasionar inquietud en los padres.
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¿Qué riesgos conlleva una anestesia general en un niño? ¿Cómo ha de ser la preparación? ¿Es peligroso que el pequeño pase por sucesivas anestesias generales? Para contestar a todas estas preguntas hemos consultado con la Dra. Mónica Hervías Sanz, vicepresidenta de la Sección Pediátrica de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR). Es anestesióloga pediátrica y miembro del equipo de anestestesiología cardiaca y neonatal del Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid.
¿En qué casos se recurre a la anestesia general en niños?
“Como habitualmente los niños no pueden colaborar, no entienden como un adulto y es normal que tengan miedo, prácticamente en la totalidad de los pacientes pediátricos se recurre a la anestesia general”, aclara la experta.
Las técnicas de anestesia general son variadas y pueden ir desde una sedación profunda en el caso de una prueba como la resonancia magnética, donde basta con inhalar un gas hipnótico, a una anestesia general compleja si el niño va a someterse a una cirugía cardiaca.
“Hay veces que en niños mayores es posible realizar una anestesia regional y complementarla con una sedación, dependiendo de la madurez del niño (habitualmente adolescentes) y el tipo de cirugía a realizar; aunque esto ocurre con poca frecuencia ya que, en general, prefieren ‘no enterarse de nada’. Lo importante es adecuar al paciente lo que necesita para cada procedimiento concreto”, insiste.
¿Qué riesgos tiene la anestesia general en el niño?
La anestesia general provoca muchos miedos en las familias, pero la Dra. Hervías tranquiliza: “La anestesia general en un niño, si el anestesiólogo es pediátrico o tiene mucha experiencia con niños, no tiene más riesgos que una anestesia general en un adulto”.
Es cierto que hay pacientes más complejos que otros. En este sentido, los recién nacidos y los lactantes, al tener una fisiología diferente a la del niño mayor y el adulto, pueden presentar una mayor dificultad técnica. También en los niños que tienen enfermedades graves de base la anestesia puede ser más compleja.
Pero hay que saber que los anestesiólogos pueden responder de cualquier eventualidad que surja durante el proceso quirúrgico. “La probabilidad de que estos eventos puedan ocurrir determina el riesgo intraoperatorio, el cual va ligado mayormente a los antecedentes médicos del paciente (no es lo mismo un niño sano que un niño con alguna enfermedad), el tipo de cirugía (si es más o menos compleja, no es lo mismo una cirugía cardiaca o torácica que una cirugía ambulatoria) y la urgencia del procedimiento, que no permite optimizar al paciente con anterioridad si fuera necesario”, explica. Así, cuanto más enfermo esté el niño y más compleja sea la cirugía, “existen más probabilidades de que ocurra alguna incidencia que deberá ser tratada por el anestesiólogo”.
No hay más peligro para un niño en el hecho de pasar en sucesivas ocasiones una anestesia general. “Es posible que ese niño enfermo tenga diferentes tipos de cirugías o estudios, y la anestesia será diferente en cada caso siempre facilitando lo que necesita para que todo suceda a la perfección y el niño no tenga ningún sufrimiento”, destaca la especialista.
¿Por qué es tan importante la consulta de preanestesia?
Cuando se va a pasar por un procedimiento quirúrgico, el niño es citado antes en una consulta de preanestesia para valorar su situación y tener todos los datos que permitan ajustar la anestesia a su caso. Tal como detalla la representante de la SEDAR, estos serían los tres objetivos principales de esta consulta:
- Conocer al paciente y sus antecedentes. Esto permite evaluar con precisión los riesgos y las necesidades que presentará en la intervención. “En algunos casos no es necesario pedir pruebas preoperatorias, como en gran parte de la cirugía ambulatoria, mientras que en otros casos será conveniente solicitar analíticas, cruzar sangre y/o reservar una cama de críticos para el postoperatorio; o incluso derivar a otro especialista para tratar su enfermedad de base y mejorar su condición de cara a la cirugía”.
- Informar a los padres del procedimiento anestésico. El profesional habla con los progenitores para darles a conocer el proceso y estos, a su vez, pueden hacerle todas las preguntas que tengan acerca del mismo. Se firmará también el consentimiento informado, donde se declaran conocedores de todos los detalles de la intervención.
- Tranquilizar y generar un clima de confianza con el niño y sus padres. “Es conveniente que todos entiendan que vamos a ser ‘sus expertos ángeles de la guarda’, y que les vamos a cuidar en un entorno seguro y de protección”.
¿Por qué es tan importane respetar el ayuno antes de una cirugía?
Los profesionales indican cuánto tiempo de ayuno ha de respetarse para cada intervención, tanto de líquidos como de sólidos. Puede ser difícil de cumplir en muchos casos, porque los más pequeños no entienden por qué deben estar sin comer y sin beber. Pero es fundamental cumplir a rajatabla esos periodos.
Cuando un paciente recibe una sedación profunda o una anestesia general, pierde el reflejo protector que brindan las cuerdas vocales para que el contenido del estómago no pase a los pulmones y haya una aspiración, que puede conllevar muchas complicaciones. Si el estómago no está vacío, puede suceder esa aspiración.
“Este es uno de los motivos por los que la cirugía urgente tiene mayor riesgo, pues no ha dado tiempo a cumplirse el periodo de ayunas exigido. Por tanto, siempre se deben cumplir las pautas que indique el anestesiólogo en la consulta preanestésica”, advierte la anestesióloga pediátrica.
El niño podrá comer y beber en la unidad de despertar, según vayan indicando los profesionales, adonde son trasladados tras la cirugía para que acaben de despertarse junto a sus padres y se compruebe que todo marcha correctamente y no presentan dolor. Si el niño, por la complejidad de la intervención, ha sido trasladado a una unidad de cuidados críticos postoperatorios, las pautas son diferentes, en función de la complejidad de la cirugía y de la enfermedad de base.