La plagiocefalia, también conocida como síndrome de la cabeza plana, “es una deformación craneal producida como consecuencia de la aplicación constante de fuerzas de presión sobre la parte posterior del cráneo”, tal y como nos indica Jesús Vélaz Arizmendi, formador y experto en descanso del bebé en Ecus Kids, citando a la Asociación Española de Pediatría. “El tema de la presión es muy importante porque esa cabecita es tremendamente moldeable”. Y lo es porque, de lo contrario, “sería imposible poder adaptarse al cuello, al diámetro del cuello del útero, al nacer”. Se trata, por tanto, de una ventaja de la naturaleza, pero puede tornarse en un incoveniente al producirse la plagiocefalia, que puede tener lugar en dos etapas: “bien una etapa intrauterina, durante el embarazo y durante el parto”, o bien en una etapa extrauterina, en la que se produce la plagiocefalia postural.
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En lo referente al parto, por un lado se puede dar en embarazos múltiples; así “el hermanito primero que está más tiempo posicionado y encajado en el cuello del útero, va a ejercer más presión que el segundo hermanito”. También se puede producir la plagiocefalia “cuando la mamá sufre un mioma o cuando el parto está lleno de esfuerzo y de sufrimiento, incluso cuando los partos son instrumentalizados”, explica el experto. En estos casos, “en el momento de la operativa del parto, la cabecita lo ve, debe encajarse, se eleva hacia arriba y a veces produce un pequeño giro”. Y la consecuencia de ese pequeño giro “es la tortícolis, que es eso que le impide girar el cuello, que luego posteriormente en la vida fuera esa cabeza no poder girar, va a estar apoyada más tiempo en esa parte”.
Plagiocefalia postural
Se produce una vez que el bebé ha nacido, al pasar demasiado tiempo “en superficies que son extremadamente duras”. El hecho de que el recién nacido pase “más de 20 horas en superficies que no son adecuadas, como colchones duros, hamacas, carritos, silletas..., todo eso hace que esa cabecita tan adaptable acabe cogiendo forma”. Y cada vez hay más niños con plagiocefalia postural; de hecho, se ha producido un importante ascenso desde los años 2003-2004, según datos recavados por el Servicio de Neurología del Hospital San Juan de Dios de Barcelona de los que se hace eco Ecus Kids. ¿Por qué?
¿Por qué hay un mayor número de bebés con plagiocefalia postural?
La respuesta es clara: porque la postura más adecuada para evitar la muerte súbita (boca arriba) favorece más la plagiocefalia. “Ya en los años 90, la comunidad pediátrica se dio cuenta de que, si los bebés dormían boca arriba, se evitaba el síndrome de la muerte súbita del lactante, de que los bebés dejaban de morir drásticamente”. De modo que no hay lugar a dudas: “todos los bebés tienen que dormir boca arriba”.
Consecuencias para el bebé de la plagiocefalia
Aunque la plagiocefalia no tiene consecuencias en el desarrollo intelectual del bebé, “se sabe que no solo es una cuestión estética, sino que va algo más allá”, advierte el experto. Las consecuencias más destacadas son las siguientes:
- Posibles problemas auditivos. “El pabellón auricular queda desplazado hacia delante al quedar la orejita desplazada” hacia esa posición. “La trompa de Eustaquio ya queda laxa, ya no drena correctamente, y es una de las mayores causas de las otitis”.
- Posibles problemas visuales. “La parte de atrás del occipital, al estar presionado, desplaza hacia adelante el cerebro y hace que la cuenca ocular no esté alineada correctamente”, lo que “produce problemas de astigmatismo”, el llamado “ojo vago”.
- Posibles problemas cognitivos. Hemos de “pensar que dentro del cráneo está el cerebro”, produciendo “distintas conexiones” en diferentes áreas “y aquella parte que se ve afectada puede resultar en problemas cognitivos, problemas en el aprendizaje, problemas en el habla y también problemas psicomotrices y motrices; es decir, todo eso también se ve afectado cuando la plagiocefalia es severa”.
- Posibles problemas de oclusión. El bebé “realmente sufre con esa presión”, que se ejerce también en el cuello. Y ese cuello tensionado “hace que tengan dificultades a la hora de tomar el pecho, dificultades en el agarre del pezón”. A esto hay que añadir otra serie de cuestiones relacionadas con la oclusión a medida que el niño crece: “se sabe que los primeros meses de vida el cráneo del bebé crece rapidísimo” y “si no está correctamente su morfología, eso hace que tengan problemas de oclusión dentaria por desplazamiento de la mordida”, detalla. La mandíbula iría también “hacia adelante y, posteriormente, haría falta un corrector” al cabo de los años.
- Posibles cólicos. “Una de las causas que se sabe que tiene que ver con la plagiocefalia” tiene que ver con la digestión. “Dentro del cerebro transcurren varios nervios y uno de ellos es el nervio vago, (se llama así porque ‘vaguea’ por todo el cuerpo) que controla el 70% del sistema digestivo”, nos aclara Vélaz. “Por lo tanto, si ese nervio está comprometido, va a hacer que el bebé también tenga problemas a la hora de digerir”.
¿Es posible evitar el síndrome de la cabeza plana?
Aunque la plagiocefalia “afecta prácticamente al 47% de los bebés”, según apunta Vélaz Arizmendi, hay opciones para evitarla (y, siguiendo, por supuesto, la recomendación pediátrica de que los bebés duerman boca arriba). Estas soluciones pasan por los progenitores, que deben procurar “que el bebé no esté siempre en la misma posición, es decir, cambiarlo constantemente de posición”, recomendación que habría que aplicar de día, cuando un adulto está despierto y pendiente del niño o de la niña en todo momento.
Por otro lado, el experto recomienda también coger al bebé de manera diferente cada vez tanto cuando lo tomamos en brazos como cuando lo sostenemos para darle el pecho o el biberón. “Así evitamos estar constantemente en la misma posición”. Dicho de otro modo, “la mejor forma de prevenir la plagiocefalia empieza con las primeras acciones de los papás, cogiéndolos, cambiándolos de posición”, teniendo en consideración que “cuantos más puntos de apoyos diferentes tenga esa cabecita, menos deformación y menos presión va a tener”.
Con “vigilancia, cambio de posición, cogiéndolo mucho tiempo en brazos” y con el colchón adecuado en la cuna, “lo más normal es que el cráneo del bebé se vaya corrigiendo”. Así, “desde Ecu Kids desarrollamos colchones con una espuma que es capaz de absorber el 70% de la presión” que ejerce la cabeza. Por otro lado, “el osteópata pediátrico o el fisioterapeuta pediátrico es capaz de reconducir, recolocar y redondear” el cráneo “mediante la terapia mecánica” antes de recurrir al casco ortopédico. “Estos profesionales, estos son los que con su intervención son capaces en las etapas tempranas, revertir la deformación”.
En cualquier caso, “si a partir de los seis meses, que es cuando se empieza a osificar el cráneo, este no se ha corregido, no queda más remedio que utilizar lo que se llama una artrosis craneal”, es decir, el conocido y citado casco ortopédico. En ese momento, “el pediatra nos desvía al especialista”, quien recomendaría el casco, que “lo que hace es corregir y modificar ese cráneo para que coja la postura correcta, para evitar esas consecuencias de la plagiocefalia severa”.