Tendemos a creer que un individuo ‘multitasking’ o ‘multitarea’, ya sea adulto o menor de edad, es mucho más productivo. Es lo que nos ha hecho creer el mundo laboral y el tipo de ofertas de trabajo que, especialmente en determinados sectores, exigen desempeños propios de dos o tres profesiones para una sola vacante. Y esa tendencia a ver esa capacidad de hacer multitud de cosas a la vez se ha trasladado a niños y adolescentes, que pasan un 40% de su tiempo digital realizando varias actividades de forma simultánea, según un informe elaborado por Common Sense Media al que hace referencia Qustodio, plataforma de seguridad y bienestar digital para familias.
Aunque este estudio hace referencia exclusivamente al tiempo digital, sabemos que a este cada vez se dedican más horas al día y cada vez lo hacen niños de menor edad. Estos pueden estar viendo la tele al mismo tiempo que ven el móvil o juegan a un videojuego y hablan con sus padres o pueden estar haciendo los deberes o estudiando mientras mantienen una conversación a través de una plataforma de mensajería instantánea o ven vídeos en TikTok.
“Nuestro cerebro solo puede prestar atención a una sola cosa, nuestros sentidos y percepciones van a enfocarse en ella para recoger datos y poder así procesar información o aprendizajes”, afirma Sandra Gómez Marrupe, neuroeducadora especializada en adolescentes y fundadora de Talento Adolescente (@talentoadolescente). Por ello, esta sobreestimulación en la que están inmersos hoy en día “no es positiva para el cerebro de niños y adolescentes, ni para sus resultados académicos, desde luego”, advierte la experta.
Consecuencias para el cerebro del ‘multitasking’ digital
“En un estudio que se realizó con adultos en la Universidad de Sussex, se descubrió que aquellos que usaban más dispositivos multimedia simultáneamente tenían una menor densidad de materia gris en la corteza cingulada anterior, área encargada de las funciones de control cognitivo o de regulación sociomocional”. Si bien esta investigación se llevó a cabo con adultos es signiticativa, teniendo en cuenta que “existen diferentes etapas en el neurodesarrollo del cerebro (anatómico, autonomía motora, del lenguaje…) hasta más allá de los 20 años, que es cuando se termina de formar la corteza prefrontal”.
Esa corteza prefontal es, como indica Gómez Marrupe, la encargada de la toma de decisiones o de frenar los impulsos y emociones que resultarían en una conducta inadecuada. “Esto supone que no estamos dejando que estas funciones se desarrollen bien y en su momento, e incluso puede estar atrasando esa madurez cognitiva y dificultando una correcta autorregulación emocional”.
Cómo evitar que los menores realicen tareas al tiempo que están pendientes del móvil
“El entrenamiento y tomar conciencia de la importancia de reenfocar la atención resulta vital para un desempeño sano” en niños y adolescentes. Por eso es imprescindible tomar medidas para ayudarles a que se dediquen plenamente a la actividad o tarea que están realizando en cada momento, sin distracciones, sin estar pendiente de varias cosas a la vez. Estas son las medidas más básicas para lograr el cambio:
- Limitar y delimitar. Esto es lo más importate, tal y como subraya la neuroeducadora: “hay que acordar horarios de uso y, por supuesto, evitar las horas que exigen mayor concentración, como las horas de estudio. También adecuado si hacemos salidas familiares o actividades juntos”, recomienda. “Otra situación que suele causar problemas muy comúnmente es la del adolescente que pasa una hora en el baño con el móvil, podemos limitar el uso de dispositivos en determinadas habitaciones”.
- Dar ejemplo. “¡Ojo! no lo reduzcamos todo a lo académico”, subraya. “También hay que dar ejemplo y ser los primeros en evitar usar los dispositivos como principales distracciones”. Todos sabemos que no debemos mirar el móvil cuando nuestro adolescente nos habla, “pero enseñar atención consciente también pasa por enseñar a los niños (por mucho que nos pese hacer este trabajazo) a comer sin mirar la tablet”. No solo nuestros hijos; “también nosotros hemos de reaprender a cuidar nuestra atención, ver una serie viéndola, comer mirando la comida o tomarnos el café sin enviar mails mientras tanto”.
- Apartar dispositivos y proponer actividades con las que trabajen la atención. “En resumen y lo más importante, desligar a nuestros hijos de dispositivos y proponer salidas, juegos de mesa, compartir una sesión de cine (es pantalla, pero única) y otras actividades que focalicen nuestra atención”. Para ello, “cualquier actividad extraescolar que trabaje la atención plena es un regalo: meditación, cocina o deportes”.
“Recordemos que esa ansiada concentración (académica o no) que les rogamos no es más que atención sostenida”. La buena noticia es que este tipo de atención “es entrenable”, tal y como apunta Sandra Gómez Marrupe. “Y tengamos paciencia; algo que se ha convertido en una inercia para todos no va a cambiar de la noche a la mañana”.