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ni o hace deberes© GettyImages

Educación

¿Deberes en verano?, el eterno debate parece tener un vencedor

Los alumnos españoles están entre los que más deberes tienen durante el curso de la Unión Europea


24 de agosto de 2023 - 16:34 CEST

Con la vuelta al cole cada vez más cerca, son muchos los niños y adolescentes que empiezan ahora ponerse las pilas con los deberes de verano. Una maratón a contrarreloj a pesar de que ya no existen las convocatorias de septiembre y que resta algo de luz a los radiantes días estivales. ¿Es esto necesario? A juzgar por Ares González, maestro y formador de educación y crianza (aresgonzalez.com), no lo es en absoluto: los niños “deben desconectar porque es sano mental y físicamente, como lo corrobora la ciencia; de hecho, cuando descansamos el cerebro reacomoda todo lo aprendido”, asegura. “Desconectar o descansar son dos verbos que no ponemos en práctica muchos adultos y después, pagamos la factura”.

González se muestra tajante en lo que respecta a los más pequeños y a las actividades escolares en verano: “por debajo de 7 años es absurdo porque lo que tienen que hacer es jugar, explorar, moverse y relacionarse. Esas son sus actividades, que son espontáneas en la edad”. Incide, eso sí, que otra cuestión bien distinta es si, por ejemplo estos niños están matriculados “en un centro educativo donde exigen que lean con 5 años (científicamente sabemos que no correspondería)”. En este caso, “conviene hacer un poco para que se incorporen mejor a la vuelta de vacaciones”.

Los alumnos españoles, entre los que más deberes tienen

Los estudiantes españoles dedican seis horas y media a la semana a hacer deberes en casa, según el último informe PISA, mientras que la media de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) se sitúa en las 4,8. Aunque estos datos se refieren a las tareas y actividades que deben realizar durante el curso escolar, no a las del verano, prueban la tendencia del sistema educativo español en lo que a los deberes se refiere. Una tendencia que se traduce en que, en Secundaria, a que los alumnos españoles dedican 162 horas más al año que escolares de los mismos cursos en el resto de la Unión Europea (UE).

Este desfase no se traduce en mejores resultados, sino todo lo contrario. El informe PIRLS (Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora), publicado el pasado mes de mayo, constató un descenso de siete puntos en comprensión lectora en los alumnos españoles. También el último informe TIMSS (Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias), de 2019, que evalúa a estudiantes de 4º de primaria de la OCDE en ciencias y en matemáticas, España está por debajo de la media de la UE y de los 38 países de la OCDE.

¿Qué deberían hacer los niños en verano si queremos que refuercen conocimientos?

Teniendo en cuenta todo lo anterior, Ares González subraya que deberán hacer deberes “solo aquellos que tengan realmente dificultades porque no lleguen a los requerimientos del sistema”. Los escolares que, por el contrario, sí han seguido bien el ritmo de la clase durante el curso, “ni pensarlo”. En cuanto a los primeros, aquellos que sí necesitan reforzar materias, deberían disfrutar al menos de “15 días de descanso y después retomar poco pero constante”.

En el caso de que los padres pongan a sus hijos a estudiar o a hacer deberes, deberán tener muy presente que es preciso seguir “los criterios del centro educativo en el que está” -recomienda el maestro- “porque muchas veces tratamos de ayudar y enseñamos de forma diferente, lo que genera más dificultades”.

Más allá de los deberes, es importante procurar que nuestros hijos hagan otro tipo de actividades mucho más enriquecedoras en esta época del año: “hoy en día, con la gran dificultad que tenemos con las pantallas y las redes, lo primero que aconsejaría es todo aquello que tenga que ver con actividad física y con socialización (sin móviles por medio)”, señala Ares González. “A parte de eso, es un momento ideal para viajar o estar en espacios naturales”. Cambiar de aires y de ritmo es una necesidad vital que, en muchos casos, se está arrebatando a los niños.