El reuma se asocia, por lo general, a personas de edad avanzada, pero la realidad es que también se da entre menores de edad, ya que ciertas dolencias se inician en la juventud e incluso algunas de estas enfermedades pueden afectar durante la niñez y la adolescencia. A esto hay que añadir una particularidad más y es que algunas las enfermedades reumáticas, como el lupus eritematoso sistémico o LES (endermedad autoinmunitaria que puede atacar, entre otros muchos órganos, a las articulaciones), se da más en niñas a partir de cierta edad que en niños.
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Así, “siendo casi igual en niños y niñas en el LES con debut precoz (menores de 5 años), es cada vez más frecuente en el sexo femenino hasta llegar a una proporción 9:1 en mayores de 18 años”, nos indica el Dr. Daniel Clemente, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y de la Unidad de Reumatología Pediátrica del Hospital Niño Jesús. ¿A qué puede deberse esta diferencia?
Tal y como apunta el doctor, “la predominancia en el sexo femenino tras la pubertad o coincidiendo con la toma de anticonceptivos orales sugiere la participación de factores hormonales en la aparición de la enfermedad”. A esto habría que añadir un factor genético, puesto que “el cromosoma X contiene varios genes implicados en la regulación de las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas y el riesgo de LES es mayor con un número creciente de cromosomas X”. Es decir, se asocia a un mayor riesgo de lupus eritematoso sistémico a los varones que tienen “un cromosoma X adicional”, como ocurre a quienes padecen “el síndrome de la Chapelle o el síndrome de Klinefelter”, síndromes ambos que afectan negativamente al crecimiento testicular y que suelen provocar una reducción de la masa muscular; “este riesgo es similar al de las mujeres euploides”, es decir, sin ninguna patología genética (como sabemos, por lo general, el varón cuenta con cromosomas XY y la mujer XX).
Niños y niñas con enfermedades reumáticas, ¿tienen síntomas diferentes?
“Aunque el lupus eritematoso sistémico es más frecuente en niñas, los niños tienden a tener afectación renal en un mayor porcentaje de casos, pudiendo empeorar el pronóstico a corto y largo plazo”, explica el doctor. “Algo parecido ocurre en la uveítis anterior crónica asociada a la artritis idiopática juvenil (enfermedad inflamatoria de las articulaciones que afecta a los menores de 16 años), que aparece predominantemente en niñas, pero con peores resultados visuales en niños por una mayor aparición de complicaciones”.
En otras dolencias, como la dermatomiositis juvenil o DMJ (también una enfermedad autoinmunitaria que afecta principalmente a la piel y a los músculos, pero que puede afectar a otros órganos), “no se han observado diferencias claras” en lo que se refiere “a las manifestaciones clínicas de la enfermedad relacionadas con el género” en menores de edad. “Esto se repite con otras enfermedades reumáticas de inicio en la infancia, que, al ser poco frecuentes, dificultan la exploración de diferencias entre géneros”, por lo que “es necesaria la realización de una investigación dirigida para poder responder a esta pregunta”.
¿Cómo aliviar el dolor en niños y niñas con una enfermedad reumática?
Además del tratamiento que les prescriba el reumatólogo, una manera muy eficaz de reducir los síntomas de estas enfermedades es mediante la práctica deportiva: “aumentar los niveles de actividad física puede aliviar el dolor, la fatiga y la debilidad muscular que aparece como consecuencia de estas enfermedades”, detalla el portavoz de la Sociedad Española de Reumatología. “Además, contribuye a mejorar la forma física y su calidad de vida”, ya que “los beneficios de realizar ejercicio va más allá de la parte física, ya que aumenta la autoestima y la relación con sus compañeros ”.
A todo ello habría que sumar que también “contribuye a mantener un peso adecuado y evitar complicaciones cardiovasculares en la edad adulta”. En este sentido “algunos estudios demuestran una disminución del número de articulaciones afectadas y del dolor, y una menor fatiga”. Nadar o montar en bicicleta son los deportes tradicionalmente recomendados, ya que consiguen mejorar la forma física sin realizar una carga excesiva sobre las articulaciones. Sin embargo, con ciertas precauciones, puede realizarse el deporte que más le guste o motive a cada niño, ya que lo que se debe conseguir es que se incorpore la realización de ejercicio dentro de la rutina habitual. Sea cual sea su elección, “se debe luchar contra la inactividad física y el sedentarismo”.