La edad media en que las mujeres tienen un hijo en España ronda los 32 años; pero hay que tener en cuenta que más de la mitad de las que están entre los 30 y los 34 años aún no han sido madres y una de cada tres de la franja de edad de 35 a 39 años, tampoco. Esto sitúa el panorama reproductivo en uno de los más ‘tardíos’ del mundo.
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No es que todas esas mujeres no quieran tener hijos, sino que por cuestiones sociales, como la falta de estabilidad o de progreso laboral, y personales, como la ausencia de una pareja, van retrasando el momento hasta que puede ser demasiado tarde, pues la fertilidad desciende de manera muy acusada en el cuerpo femenino a partir de los 35 años.
La solución de la vitrificación de óvulos
Cuando la mujer tiene claro que quiere ser madre en el futuro, pero siente que no ha llegado aún su momento, tiene la opción de vitrificar sus óvulos. Es una técnica por la que se guardan vitrificados (congelados) los óvulos maduros de la mujer para que puedan ser empleados más adelante.
Actualmente, y según un estudio de Eugin, especialistas en reproducción asistida y fertilidad, la edad media en que las mujeres suelen preservar sus óvulos está en 36 años. El motivo principal en ese momento es la falta de pareja. No quieren renunciar a ser madres, pero saben que conforme va pasando el tiempo hay menos probabilidades de lograrlo de forma espontánea, por lo que recurren a esta técnica que permite utilizar esos óvulos con un compañero posterior o solas (mediante donante de esperma) si llega el caso.
Hablaríamos de una vitrificación social, es decir, no asociada a razones médicas que les permite posponer la maternidad y no estar presionadas por el reloj biológico. “Lo que nos transmiten es que sienten que están haciendo todo lo posible para tener un hijo con su propia genética en el futuro”, destaca la Dra. María Jesús López, ginecóloga de Eugin y autora principal de un estudio donde se analiza esta situación.
Desde el punto de vista médico, como señalan los expertos de Eugin, la recomendación es vitrificar los óvulos alrededor de los 30 años, cuando la calidad de los mismos es la óptima. No obstante, la realidad es que lo hacen seis años después de media.
La edad ideal para utilizar los óvulos vitrificados
Precisamente otro estudio de Eugin ha puesto de manifiesto que hay una edad idónea para utilizar esos óvulos congelados. Así, utilizando una muestra de más de 1.200 mujeres que se sometieron a una fecundación in vitro utilizando ovocitos frescos u ovocitos vitrificados se ha podido llegar a una conclusión esperanzadora.
El hecho es que utilizar óvulos congelados en los tratamientos de fertilidad no compromete ni las tasas de embarazo ni el nacimiento de los bebés cuando las mujeres lo hacen antes de los 39 años.
Sí que se ha detectado una disminución significativa del éxito a partir de los 40 años. “Estos resultados son tranquilizadores para las mujeres que se someten a preservación de la fertilidad a edades más avanzadas”, ha destacado el Dr. Marc Torra-Massana, investigador principal en el estudio. “No obstante, el éxito de este tratamiento disminuye si la congelación de óvulos se ha producido con 40 años o más”, advierte.
De esta manera, si una mujer congela sus óvulos y decide utilizarlos con 38 años, tendría la misma posibilidad de lograr el embarazo que en el momento que los vitrificó.
¿Qué sucede con los espermatozoides congelados?
Por distintas circunstancias, como tener que someterse a un proceso oncológico, algunos hombres tienen que preservar su semen. ¿Tiene este la misma capacidad reproductiva luego? La respuesta depedende de la técnica utilizada. Así “la criopreservación de esperma tiene un impacto clínicamente irrelevante después de utilizar la técnica ICSI en procesos de fecundación in vitro, tanto en la tasa de fertilización como en la tasa de bebés nacidos”, indica el Dr. Torra-Massana.
Se ha descubierto mediante otro estudio de Eugin donde se seleccionaron pacientes con muestras de semen normal y ovocitos de buena calidad. Aunque el empleo de semen congelado puede presentar tanto motilidad como vitalidad reducidas, se ha visto que empleando la técnica ICSI (mediante la que se insemina un óvulo mediante la microinyección de un solo espermatozoide previamente seleccionado) tiene resultados adecuados en términos reproductivos.