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Un 8% de las embarazadas tiene alguna infección de orina durante estos nueve meses. Es, de hecho, una de las situaciones más frecuentes que se da en la gestación. En verano, puede haber mayor riesgo por una serie de situaciones entre las que están dejarse el traje de baño mojado al salir del agua.
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Para saber cuáles son los riesgos de la cistitis o infección de orina en el embarazo y cómo evitarla hemos recurrido a la Dra. Marisa Alija, especialista en Obstetricia y Ginecología del Centro Ginecológico de HM San Francisco en León.
¿Por qué se originan las infecciones de orina?
La infección de orina se produce cuando hay una invasión de microorganismos en el sistema urinario (uretra, vejiga y riñón). Estos agentes llegan a alguna de esas zonas o van pasando de una a otra, ocasionando la cistitis.
No en todos los casos la infección de orina provoca síntomas. Cuando sí lo hace se puede reconocer por los siguientes, tal como detalla la experta:
- Escozor o dolor al orinar.
- Aumento de la frecuencia de las micciones.
- Molestias pélvicas o dolor en la zona baja del abdomen.
- Presencia de orina turbia o con sangre.
Cuando no se presentan síntomas, se descubre que la mujer embarazada tiene una infección de orina en alguno de los controles rutinarios que se van haciendo a lo largo de los tres trimestres. A esta situación en que no hay señales de cistitis se le denomina bacteriuria asintomática.
¿Por qué hay más riesgo con el traje de baño mojado?
“La humedad y el calor favorecen el crecimiento de los microorganismos. El bañador mojado contra la piel puede favorecer que se reproduzcan los microorganismos en la uretra causantes de la cistitis”, advierte la Dra. Marisa Alija.
Es este el motivo por el que dejarse el traje de baño mojado incrementa las posibilidades de padecer este problema. “Por esta razón se recomienda a las mujeres embarazadas no permanecer mucho con el traje de baño mojado”, destaca.
¿Cómo prevenir las infecciones de orina en el embarazo?
Hay distintas medidas que se pueden tomar para evitar, todo lo posible, la aparición de una cistitis durante la gestación. Son las siguientes:
- Beber mucha agua. “Ayuda a diluir la orina y hace que la mujer aumente la frecuencia de la micción y que el volumen sea superior, evitando que la orina quede mucho tiempo retenida dentro de la vejiga”, comenta la ginecóloga de HM San Francisco de León.
- Realizar la higiene de la zona genital de forma correcta. Así, ha de hacerse desde la vagina al ano, y no al revés. De este modo se evita la contaminación de la uretra y de la vejiga por parte de bacterias fecales que pueden provocar el problema.
- Vaciar la vejiga tras haber mantenido relaciones sexuales. “Esta medida disminuye el paso de bacterias desde la piel de la zona genital a la uretra y a la vejiga”, explica.
- Evitar los geles o productos de higiene hirritantes. Estos productos pueden irritar la uretra, lo que facilita el paso de bacterias a la vejiga.
¿Qué riesgos corren la embarazada y el bebé cuando hay una infección de orina?
Las infecciones de orina deben tratarse en el embarazo, pues tanto la madre como su hijo corren riesgos. El tratamiento se lleva a cabo mediante antibióticos. “Cuando la mujer embarazada presenta síntomas de infección de orina se realiza un análisis de orina que se llama urocultivo, el cual nos informa de si hay infección, qué germen la produce y a qué antibiótico es sensible”, explica la ginecóloga. Con esta información el médico trata a la mujer con el antibiótico más apropiado y seguro en el embarazo. Una vez finalizada la pauta, “se repite un nuevo cultivo de orina para comprobar que la infección ha desaparecido”.
En cuanto a los riesgos que se corren con una cistitis, la Dra. Alija señala los siguientes:
- Para la embarazada: La infección puede trasladarse por las vías urinarias en sentido ascendente y llegar a los riñones, provocando una pielonefritis (infección en el riñón), que “consituye una de las complicaciones graves más comunes durante el embarazo”, alerta. El riesgo principal es que la infección de extienda al torrente sanguíneo, provocando una sepsis, que, aunque es muy infrecuente, “resultaría peligroso tanto para la madre como para el feto”.
- Para el feto: “La bactereriuria asintomática y la infección de orina sintomática aumentan el riesgo de trabajo de parto pretérmino, de rotura prematura de membranas, de crecimiento retardado del feto y de bajo peso del recién nacido”, indica la experta.