Tenerlo todo bajo control cuando vamos a la playa con niños no siempre es fácil. Colchonetas hinchables, juguetes, toallas... Tendemos a ir cargados con miles de artilugios (que no tienen por qué ser todo lo útiles que cabría esperar) y es más que probable que, entre todo eso, nos olvidemos de lo que verdaderamente hace falta. Para evitar disgustos de última hora o paseos en balde al alojamiento, lo ideal es hacerse una lista con todo lo que necesitamos. Para que tampoco quede nada imprescindible fuera de esa lista, te presentamos una pequeña guía con todo lo que hay que llevar, sí o sí, a la playa cuando vamos con nuestros hijos. ¿Algo más que sumar a la lista?
Si hay algo que resulte especialmente tedioso de llevar a la playa por su peso y su volumen es la sombrilla. Sin embargo, es también algo que no podemos olvidar si tenemos niños pequeños (y de lo que no deberíamos prescindir tampoco los adultos). Aunque ya sabemos que, cuando vamos al mar con menores de edad, hay que evitar las horas centrales del día y protegerlos con cremas y otros elementos para el sol, toda precaución es poca y, cuanto más tiempo pasen a la sombra, mejor.
Evitar que las toallas se llenen de arena puede ser todo un reto cuando hay niños cerca. La solución pasa por llevar esterillas. Aunque las tradicionales de paja son eficaces, en los últimos años se han comercializado otras de un material más resistente, impermeable y, en algunos casos, de tacto agradable, de modo que no es necesario colocar encima la toalla, como sí ocurre con las esterillas de toda la vida. De este modo, extendiendo únicamente esta esterilla y dejando guardadas las toallas hasta el momento en el que necesitemos secarnos o secar a los niños, la cantidad de arena será mucho menor (y, por tanto, no nos embadurnaremos tanto de arena.)
Para evitar que se llene de arena y para localizarlo más fácilmente en el bolso de Mary Poppins en el que se suele convertir cualquier bolsa de playa familiar, lo ideal es llevar la crema solar y otros productos de higiene en una bolsa de aseo. Además de la crema solar, toallitas húmedas y pañuelos son indispensables siempre que se tengan hijos; a eso habrá que sumar pañales y pañales de agua en función de la edad de los niños.
Si cepillar el pelo ya es, en no pocos casos, un momento de estrés para muchos peques, evitar los tirones cuando hay sal (y arena) en el cabello puede llegar a convertirse en una auténtica odisea. Por eso, en la bolsa de aseo no pueden faltar tampoco un cepillo desenredante y un spray destinado a tal fin cuando tenemos niñas o niños con el pelo largo. Recomendamos el spray desenredante de Suavinex, de la línea Kids para niños entre 3 y 10 años que acaba de salir al mercado, que también incluye el cepillo desenredante. Este spray se puede utilizar tanto con el pelo húmedo como seco y es apto para todo tipo de pieles, puesto que está libre de siliconas, parabenos ni amoniaco, y está elaborado en un 96% a base de ingredientes de origen natural.
Todo el que vaya a la playa a partir de las 12 del mediodía, debería protegerse con un sombrero o un gorro o gorra y, más aún, si hablamos de niños. Sus cabecitas también deben protegerse del sol. Para los más pequeños y para aquellos que tengan una piel más blanca o con tendencia a irritarse más, como la piel atópica, deberíamos ponerles, además, camisetas con protección frente a los rayos UV. Será la mejor manera de evitar que se quemen ni que queden desprotegidas pequeñas zonas que no nos hayamos dado cuenta de cubrir a la hora de esparcir la crema.
Llevar un calzado adecuado es tan importante (o más) en la playa como en el asfalto. Los niños menores de 6 años deben llevar chanclas de goma cerradas (que les cubran el pie entero); la suela les protegerá del calor que emana de la arena y evitarán que se quemen los pies y, al estar cerradas, les facilitará el movimiento. Los escarpines son especialmente adecuados en playas en las que hay piedras.
¿Cómo ir a la playa con niños y no llevar el cubo y la pala? Muchas familias es lo primero que cogen antes de salir por la puerta para asegurarse (los adultos) un rato de relax frente al mar… Lo bueno es que cada vez hay más opciones y modelos a la venta y algunos, incluso, se pliegan fácilmente para poderlos meter en la bolsa de la playa sin ocupar demasiado espacio.
Llevar el cubo y la pala a la playa y no invadir de arena nuestro alojamiento a la vuelta es casi misión imposible, pero ya hay soluciones para (casi) todo y, desde hace unos años, se comercializan mochilas con rejilla en la parte inferior para que la arena no se quede acumulada en el fondo y que se llaman precisamente así, mochilas antiarena. No es una solución milagrosa (siempre habrá algo de arena), pero sí muy efectiva.
Una de las cosas que más suelen gustar a los peques tanto en la piscina como en el mar son las gafas de agua. Las de snorkel pueden ser de gran ayuda para aquellos que aún necesiten bucear tapándose la nariz. Se sentirán mucho más cómodos y podrán ver mucho mejor el fondo del mar (aunque sea junto a la orilla…)
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