Es excepcional que los hermanos no se peleen cuando son pequeños. A menudo, las situaciones de celos y competitividad entre ellos provocan constantes escenas de este tipo, ante las que los padres no siempre tienen herramientas.
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Para saber cómo actuar en estos casos hemos recurrido a Tania García, educadora social, impulsora de la filosofía de la Educación Real y autora de nueve libros, entre los que están Educar sin perder los nervios y Hermanos, ambos en la editorial Vergara.
¿Por qué siempre hay conflictos entre hermanos?
Las peleas entre hermanos se producen a cualquier edad y durante casi todas las etapas de desarrollo, aunque cambien las motivaciones. Es decir, el conflicto es natural e inevitable, pero lo que puede cambiar es la forma de afrontarlo, como explica la experta.
“Los conflictos están, y siempre van a estar, pero con una buena intervención por nuestra parte les ayudan a desarrollar habilidades sociales y emocionales, propiciando que puedan conocerse mejor, quererse y sentirse seguros y desarrollar distintos modos de solucionar los problemas de forma pacífica y afable”, apunta. Así, estas peleas pueden ser una buena vía para que los hermanos aprendar a conocer sus emociones y a respetar y ser respetados.
¿Deben intervenir los padres ante una pelea de hermanos?
La respuesta de Tania García no deja lugar a la duda: “Siempre hay que intervenir, pues somos sus guías y su ejemplo de vida”. Pero si bien hay que mediar en el conflicto, lo importante es cómo se hace. Lo correcto es buscar la neutralidad y no dejarse llevar por ideas preconcebidas de quién es la víctima y quién el culpable.
“Es importante observar, prevenir y, en el momento ya de conflicto, escuchar a todas las partes involucradas. En lugar de decirles que paren de pelearse, debemos ver los conflictos como oportunidades de aprendizaje y de evolución en las que podamos conectar con ellos, entender sus necesidadades y aportar nuestro granito de arena para promover una buena relación y sentimientos de respeto real entre ellos”, destaca.
Algunos de sus consejos a la hora de participar en la pelea entre hermanos son:
- Utilizar un tono amable.
- Ser imparciales.
- Escuchar todas las opiniones.
- Repetir en voz alta lo que nos dicen para confirmar que hemos entendido bien.
- No hacer juicios.
- Acompañar sus emociones.
- Ayudarlos a encontrar soluciones.
- No castigar ni gritar.
- No obligarlos a pedir perdón.
Cómo fomentar la buena relación entre hermanos
El objetivo principal cuando hay dos hermanos que se llevan mal es que logren verse entre ellos como un equipo. En este sentido, es bueno que los progenitores se planteen cómo fue la relación con sus propios hermanos (si fue buena o no, si la han idealizado...) y darse cuenta de que la manera en que ellos traten a sus hijos influirá en la forma de relacionarse de sus vástagos, de manera que imperará la cooperación o la rivalidad. Partiendo de este punto “es fundamental desechar etiquetas, exigencias, apodos, comparaciones y favoritismos”, apunta la creadora del movimiento Educación Real.
El favoritismo de los padres es un gran enemigo de la buena relación entre los hermanos, y este no siempre es consciente. “Ese favoritismo tiene un impacto negativo tanto en el hijo favorecido, quien puede sentir culpa, como en el hijo no favorecido, quien puede experimentar ansiedad, celos o depresión”, alerta.
Pero si el favoritismo es negativo, también lo es el intento de tratar a todos los hijos por igual. “No hay que obsesionarse con tratarles de la misma forma, ofrecerles lo mismo continuamente, ni hacerles creer que son iguales, porque no lo son. Cada uno de ellos es único y maravilloso”, destaca. Así, hay que tratarles con el mismo respeto, pero adaptándose a las circunstancias de cada uno y a su momento vital.
Además de todo lo anterior, es muy recomendable que los padres busquen actividades conjuntas que unan a sus hijos y que fomenten la cooperación entre ellos y la idea de que son un equipo.
¿Qué pasa si dos hermanos se alían contra un tercero?
Las peleas entre hermanos reproducen en algunos momentos otras situaciones sociales. Ocurre, por ejemplo, cuando dos o más se unen en contra de un tercero. En este caso, Tania García insiste en la importancia de hacer un trabajo de reflexión para descubrir por qué se producen estas conductas y si los hermanos están reproduciendo dinámicas insanas del entorno familiar.
“Los niños deben integrar como natural las relaciones sanas, de respeto e igualdad hacia los demás”, comenta. “Y eso solamente se aprende mediante el ejemplo de sus figuras de referencia, de las personas que más los aman y quienes deben enseñarles a amar y a amarse”.