Entre un 5 y un 10% de todas las embarazadas en el mundo sufren preeclampsia. Se trata de una de las complicaciones que más hay que vigilar durante la gestación. La tensión arterial alta con la que cursa, unida a los edemas y otros síntomas, como presencia de proteínas en la orina, exigen de controles frecuentes hasta el momento de dar a luz.
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La preeclampsia, que debuta a partir de la semana 20 de embarazo, puede afectar al riñón y al hígado maternos y dificultar el suministro de sangre que le llega al feto. Pero, gracias a algunas investigaciones, se sabe que ese riesgo no se acaba cuando la mujer da a luz, sino que puede permanecer varios años (o incluso décadas) después. ¿Qué implica esto en la atención a la mujer embarazada con preeclampsia?
Un riesgo aumentado de enfermedad cardiovascular
Una de las complicaciones más temidas de la preeclampsia es su evolución hacia la eclampsia, que provoca convulsiones y puede llevar a la madre al coma y tener un desenlace fatal.
Pero ahora también se ha descubierto que el hecho de haber tenido preeclampsia durante el embarazo eleva notablemente el riesgo de padecer un problema cardiovascular en el futuro, como el infarto o el ictus. En concreto, tal como recoge un estudio publicado en la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, el riesgo es cuatro veces mayor entre este grupo de mujeres. Así, la probabilidad más alta de este tipo de eventos cardiovasculares adversos se produce en la primera década tras el parto, aunque los riesgos elevados están presentes ya un año después de dar a luz.
Lo sorprendente es que dos décadas después del parto, estas mujeres que tuvieron preeclampsia durante el embarazo siguen teniendo un riesgo el doble de alto en relación al ataque al corazón u otro tipo de eventos cardiovasculares.
Otras investigaciones, como una llevada a cabo por el Hospital Monte Sinaí de Nueva York (Estados Unidos), van más lejos hasta asegurar que la tasa de riesgo permanece incrementada hasta cuarenta años después del nacimiento del bebé en madres con preeclampsia en el embarazo.
¿Cuándo hay más riesgo?
En los últimos años, el número de gestantes con preeclampsia ha aumentado. Una de las causas que se apuntan es que cada vez hay más embarazadas mayores de 35 años. Precisamente este es uno de los factores que indica mayor riesgo cardiovascular tanto a medio como a largo plazo.
Así, tanto las embarazadas mayores de 35 años con preeclampsia como aquellas que han sufrido esta complicación en sucesivos embarazos presentan más probabilidades de tener en el posparto un problema cardiovascular. Entre estos no está solo el infarto o el ictus, sino, como indica la Fundación Puigvert, “la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad y el tromboembolismo, entre otas patologías”.
Algunos investigadores señalan que el debut de la preeclampsia en el embarazo podría ser indicativo de un riesgo cardiovascular ya existente que se manifiesta en esos nueve meses y que, años después, va a tomar formas diferentes.
Detectar la preeclampsia y el riesgo posterior
Los controles rutinarios del embarazo incluyen la detección precoz de la preeclampsia a través de programas de cribado. Es la forma de identificar cuanto antes este problema, para lo que se tiene en cuenta la historia clínica de la madre (si ha sufrido o no anteriormente esta complicación), se mide su presión arterial y se observa el flujo en las arterias uterinas. “Este cribado es capaz de identificar a un 65-70% de las mujeres que desarrollarán preeclampsia pretérmino”, destaca la Dra. Elisa Llurba, directora del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Sant Pau, en Barcelona.
Una vez controlada la preeclampsia durante el embarazo, el siguiente paso es clave para la prevención de problemas cardiovasculares en los años posteriores al parto. Por el momento, no hay programas en este sentido, pero los expertos insisten en que es necesario que se brinde información a la mujer de los hábitos de vida saludables que pueden revertir ese mayor riesgo y se le haga un seguimiento médico adecuado donde se valore y monitorice su situación cardiovascular en los años posteriores.
El objetivo es evitar que el problema cardiovascular se acabe desarrollando a través de medidas preventivas tras haber tenido preeclampsia en el embarazo.