Los niños menores de 3 años tienden a llevarse todo tipo de objetos a la boca, por lo que hay que tener especial cuidado de no dejar a su alcance aquellos que se puedan tragar. Pero si hay un objeto al que haya que prestar especial atención ese es una pila de botón. Y su riesgo no es tanto por el atragantamiento (es de un tamaño tan pequeño que, en principio, podría llegar al estómago sin obstruir sus vías respiratorias), sino porque estas pilas producen una reacción química al entrar en contacto con el organismo, lo que puede provocar daños irreversibles en el niño e incluso son potencialmente mortales.
El problema es que las pilas de botón y las baterías en general están presentes en tantos enseres de nuestro día a día, incluidos juguetes, que “ha habido un aumento exponencial” de niños que las ingieren, como nos apuntan Beatriz Del Pozo Menéndez, Lorena Expósito Alonso y Tamara Angulo Sacristán, pediatras e instructoras en reanimación cardiopulmonar pediátrica y neonatal de RCP&Kids. “El mayor riesgo aparece cuando la pila se queda impactada en el esófago, en los menores de 6 años, cuando el contacto con la mucosa es por el polo negativo y las baterías son de más de 20 milímetros”.
Daños que puede causar en los niños la ingesta de una pila de botón
“Los principales riesgos y complicaciones” que puede ocasionar la ingesta de una pila de botón tienen lugar, según nos indican las doctoras, en el tracto gastrointestinal y en el respiratorio:
- En el tracto gastrointestinal. Aquí puede producir “perforación esofágica, obstrucción esofágica, perforación gástrica y del intestino delgado”
- En el tracto respiratorio: “sofocación, hemorragia pulmonar, fistulas traqueoesofágicas, bronconeumonía”
- Otras complicaciones: “fístulas aortoesofágicas con hemorragia masiva, mediastinitis”
‘Qué hacer si mi hijo se ha tragado una pila de botón’
“Hay que tener en cuenta que el daño puede ocurrir dentro de las dos primeras horas del contacto de la pila con el tejido interno”, por lo que actuar en el acto es imprescindible para evitar complicaciones mayores e incluso la muerte. El problema “es que, con relativa frecuencia, no es una ingesta presenciada, por lo que se retrasa el diagnóstico y la actuación médica”. Por eso, “el principal papel que tenemos entre todos es la prevención”, advierten las pediatras. Debemos “evitar que manipulen dispositivos con estas pilas por ellos mismos y estar presente con los pequeños en todo momento”.
Si los padres no ven cómo su hijo se ha tragado una pila, pueden no darle la importancia que precisa. ¿Cómo podemos darnos cuenta de lo que ha ocurrido? Si comienza a toser de manera repentina y con síntomas de atragantamiento u obstrucción de las vías respiratorias, con “hipersalivación y babeo continuo, vómitos, dolor de pecho y de abdomen”. Ante la mínima sospecha, “deben de acudir a un servicio de urgencias pediátricas de forma inmediata para su valoración”.
Una vez en un centro hospitalario, lo primero que hará el personal sanitario en caso de sospecha de ingesta de un objeto, será, siempre que esté estable, “realizar prueba de imagen, radiografía de cuello, tórax y abdomen para localizar el cuerpo extraño”. Si los padres desconcen el origen de ese cuerpo extraño, “se analiza más en detalle la imagen radiológica para intentar identificar tipo y posibles riesgos”.
Cuando ya se detecta que el objeto es una pila de botón, si esta “se encuentra alojada en el esófago, se debe proceder a la extracción inmediata mediante endoscopia”. Si “se encuentra alojada en estómago o primera porción duodenal, también se debe proceder a su extracción por vía endoscópica, pero no con tanta inmediatez como en el esófago, a no ser que el paciente esté con síntomas, por lo que será urgente dicha extracción”. Cuando la pila está en el “intestino bajo, se debe consultar con el cirujano digestivo” ante una posible intervención quirúrgica.
“Si durante la endoscopia y tras la extracción de la pila, se objetiva lesión significativa de la mucosa, el paciente debe quedar ingresado para observación, primero a dieta absoluta y progresando lentamente en su alimentación para evitar riesgo de perforaciones”, apuntan Beatriz Del Pozo, Lorena Expósito y Tamara Angulo. “A veces, es necesario una segunda endoscopia en caso de lesión para valoración y pronóstico. El seguimiento a posteriori, por el especialista en digestivo deberá realizarse por si necesita pruebas de imagen más concretas basadas en los síntomas o si produce estenosis u obstrucciones debido a la lesión”.