La arteterapia es una técnica que ayuda en el autoconocimiento y el desarrollo personal, además de una vía para expresar las emociones, más allá del lenguaje oral. “Permite exteriorizar cómo nos sentimos cuando no sabemos hacerlo con palabras, pero eso en este sentido está muy indicada para el trabajo terapéutico con niños”, explica Nuria Carmona, psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y arteterapeuta.
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Dirige el instituto de formación inphar (www.inphar.org) y es directora del centro de psicología y arteterapia canuca (www.canuca.es), por lo que hemos recurrido a ella para saber más sobre el tema.
¿Cuándo se puede recurrir a la arteterapia con niños?
La arteterapia es una disciplina que puede abarcar muchos campos, tanto en niños que tienen problemas o discapacidad y no pueden expresarse oralmente por sufrir alguna dificultad en el lenguaje, como en otros que tienen todas sus facultades, pero con los que hay que hacer el trabajo psicológico por otra vía.
Se emplea con niños y adolescentes con autismo, síndrome de Down, TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad)... Y en muy diferentes situaciones: “Conflictos por una mala gestión emocional o falta de educación emocional, fracaso escolar, bullying...”, relata la experta. Pero también está indicado “para trabajar de otra manera más amena y menos directa con los niños, traumas como los abusos, maltrato, duelos, separaciones complicadas, adicciones, trastornos de la alimentación...”.
¿Cómo es una sesión de arteterapia infantil?
La base de la arteterapia es utilizar técnicas que proceden del mundo del arte, como la pintura, el dibujo, la música, la fotografía, la escultura o la danza para aplicarlas al proceso psicológico y terapéutico, de forma que el niño encuentre su bienestar por esa vía.
Lo primero es descubrir qué disciplina artística le gusta más o ante cuál está más receptivo. Una vez escogida, “se le van sugiriendo distintos tipos de dinámicas o ejercicios a realizar a través de esos materiales y siempre ofreciéndoselo como una especie de ‘juego’, para que ellos vayan ganando en confianza y se sientan cómodos y seguros para contarnos sus dificultades”, revela la psicóloga y arteterapeuta.
Tras la sesión, el terapeuta analiza e interpreta lo que le puede estar sucediendo al niño y marca el camino a seguir, teniendo muy en cuenta sus necesidades específicas, las emociones que hay que trabajar y “ las capacidades que necesita desarrollar para encontrarse con más autoestima, feliz y tranquilo”.
¿Cuál es el papel de los padres en la arteterapia?
Los padres tienen un papel destacado en la arteterapia de sus hijos, ya que también se les ofrecen a ellos sesiones de orientación y herramientas para que puedan continuar en casa trabajando con el menor. El objetivo es que tanto los terapeutas como la familia vayan en la misma dirección para que la recuperación se produzca antes.
Habitualmente, en pocas sesiones de arteterapia el niño o el adolescente ya muestra mejoría porque aprende a expresar sus emociones, aunque también dependerá de la gravedad del caso o de la patología de base. “En general, la terapia es más corta que la de un adulto, sobre todo si los padres también acuden a terapia y apoyan el tratamiento que se hace en nuestra consulta”, recalca Nuria Carmona.
¿Cuáles son los beneficios de la arteterapia para niños y adolescentes?
La arteterapia puede favorecer y complementar otro tipo de terapias psicológicas“que se basan más en la palabra y que, a veces, no resultan cercanas a la forma de expresión natural de un niño, que es el juego, lo manipulativo y el cuerpo”, comenta la especialista.
Estos son sus beneficios, tal como detalla:
- Ayuda a expresar sentimientos y emociones que son difíciles de verbalizar.
- Aumenta la autoestima y la autoconfianza para que puedan enfrentarse a sus dificultades.
- Son capaces de identificar sus problemas más rápidamente.
- Mejoran sus relaciones con los iguales.
- Disminuye los niveles de ansiedad y, al estar más tranquilos y relajados, su cerebro funciona más adecuadamente y mejoran su rendimiento académico.
- Incrementan sus capacidades de comunicación.
- Mejora la concentración, la atención y la memoria.
- Desarrollan su creatividad y pensamiento divergente.
“Por nuestra experiencia, de más de 15 años trabajando con los niños utilizando arteterapia, podemos afirmar que la integración de técnicas cognitivo conductuales, con técnicas más humanistas y creativas, es la manera más efectiva, profunda y amena para resolver las dificultades y problemas de los más pequeños de la casa”, asevera Nuria Carmona.