Se podría decir que los ‘niños diente de león’ reúnen las características con las que sueñan muchos padres para sus hijos: son alegres, sociables y seguros de sí mismos, aspectos que le serán de gran ayuda en todos los ámbitos de la vida. Además, “presentan mayor reactividad biológica ante el estrés y por ende son los más resilientes”, como nos detalla Rebeca Cáceres, Doctora en Psicología y psicóloga sanitaria y Directora de Tribeca Psicólogos. El término ‘niños diente de león’ lo definió el Dr. Thomas Boyce, profesor emérito de Pediatría y Psiquiatría de la Universidad de California, de manera paralela al de ‘niños orquídea’. Establecía así una clasificación de menores de edad con temperamentos o personalidades radicalmente opuestas con el objetivo de “explicar por qué hay niños que pese a situaciones adversas en su infancia logran ser resilientes y, sin embargo, otros ante situaciones parecidas desarrollan trauma”.
“Interesado por el impacto del estrés infantil y por las condiciones biológicas que tienen los niños formula La teoría de la sensibilidad biológica al contexto” en 2019 y, con ella, “pone el énfasis en los factores genéticos que determinan que una persona sea más resistente o más vulnerable ante el estrés”. La finalidad última es poder atender a los niños teniendo en cuenta sus necesidades, muy diferentes en cada caso. “Sin duda, si de algo nos ha de servir esta clasificación es para entender las diferencias entre los niños y poder criarles y educarles de acuerdo a las necesidades y características que presentan”, incide Cáceres. “Añadir que esta clasificación, así como cualquier otra, solo debemos tenerla en cuenta como guía, ya que cada niño va a ser diferente y va a tener personalidad propia”.
Características de los ‘niños diente de león’
Al igual que los dientes de león, esas flores silvestres que al madurar se convierten en una especie de ramo de algodón que a todos los niños les encanta soplar, crecen prácticamente en cualquier entorno y sin cuidados especiales. Aunque sean criados en ambientes hostiles o en determinadas circunstancias adversas, a estos pequeños se les presupone una excelente capacidad de adaptación que favorece enormemente salir fortalecidos de ellas. “Según los estudios del Dr.Boyce, las características de estos niños”, tal y como detalla Rebeca Cáceres, son:
- Curiosos. “Les gusta conocer cosas nuevas. Tienden a interesarse por aspectos nuevos que le llaman la atención”.
- Atrevidos. “Tienden a explorar el mundo sin miedos”.
- Seguros de sí mismos. “Tienden a creer que tienen capacidades para resolver los posibles imprevistos a los que se puedan enfrentar”.
- Suelen ser niños alegres y muy activos.
- Tienden a manejar bien el estrés.
- No sobredimensionan los aspectos emocionales de las situaciones.
- Suelen autorregularse de manera efectiva.
- Tienden a presentar capacidad de liderazgo .
- Se le dan bien las relaciones sociales.
- Son empáticos. “Saben llegar a los demás y entenderlos”.
- Suelen ser niños que se guían por su intuición. “Gran capacidad de intuición”.
¿Es una clasificación necesaria?
La teoría de la sensibilidad biológica al contexto del Dr. Boyce “suele ser criticada porque polariza a los niños en una dimensión o en otra” y porque no hace referencia a aquellos menores de edad que presentan características tanto de los ‘niños diente de león’ como de los ‘niños orquídea’: “son los conocidos como niños tulipán”, que tienen “mezcla de ambos temperamentos y son los que más abundarían en la población”.
Más allá de las críticas, esta clasificación “puede resultar útil para que sirva como guía de ante qué niños estamos en casa o en el colegio para poder entender qué pasa”, cómo son y atender así de un modo adecuado sus necesidades. “Sin embargo, si esta clasificación o cualquier otra la utilizamos para patologizar, para justificar o para no promover las cualidades y atender las necesidades de los niños, estaremos haciendo un mal uso de todo esto”.
Que se trate de pequeños con una sana autoestima, resilientes y alegres no implica que no les puedan afectar determinadas situaciones o que sean invulnerables. Por eso, no siempre es recomendable hacerla: “cuando estamos en consulta tenemos que saber bien a quién le decimos qué, incluyendo padres y profesores, porque estas clasificaciones pueden resultar un arma muy peligrosa que tenga un impacto perjudicial en los niños”.