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El enterovirus (E-11) ha generado cierta alarma desde que este lunes la Organización Mundial de la Salud (OMS) comunicara nuevos casos en varios países europeos, incluido España. No es para menos, teniendo en cuenta que afecta especialmente a bebés (en la población general los síntomas parecen ser leves) y con las consecuencias de la pandemia de Covid-19 aún recientes. Por ello hemos consultado a nuestro pediatra de cabecera, el Dr. Eduardo Junco , para que nos dé todas las claves para entender qué está ocurriendo con este virus que ha ocasionado la muerte de varios recién nacidos (siete solo en Francia y uno en España) y para saber si la alarma generada se corresponde con la realidad: “es algo a tener en cuenta sin alarmar a la población en general, porque no hay razón para ello, y ver cómo evoluciona, cómo tipifican la familia de enterovirus que han causado estos problemas” porque “si es un virus nuevo o si no lo es, está todavía por ver”.
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El primer país que notificó, el pasado mes de mayo, un aumento de casos de sepsis neonatal grave (infección invasiva) asociada a enterovirus fue Francia, que entre julio de 2022 y abril de 2023 registró nueve recién nacidos infectados, siete de los cuales acabarían falleciendo. Tras el aviso de Francia, la OMS ha seguido muy cerca la situación y ha confirmado la existencia de casos en Italia, Reino Unido, Croacia, Suecia y también en España. También el Centro Nacional de Microbiología de nuestro país ha confirmado que el Entenovirus (E-11) circula por territorio nacional desde 2022. Aquí, los bebés afectados han sido dos; se trata de dos gemelos que nacieron de forma prematura en enero y uno de ellos acabaría falleciendo. El otro, afortunadamente, sería dado de alta sin secuelas.
Qué son los enterovirus
Aunque se habla ahora del enterovirus como si de un virus nuevo se tratase, la realidad es “una familia de virus” que lleva mucho tiempo entre nosotros y que “afecta al aparato digestivo”. El E-11 sería, en todo caso, el nuevo miembro y la gravedad tanto de este como del resto de entenovirus ya conocidos viene dada por “la patogenicidad del propio virus y por el estado inmunológico del paciente”. Es decir, “el sistema inmunológico de los recién nacidos está poco desarrollado, es muy inmaduro”, por lo que es más probable que un virus o un infección les cause a ellos un daño mayor. En este sentido, “cualquier infección que tenga un recién nacido es siempre grave” y, entre ellos, “los niños prematuros, los de bajo peso o aquellos con problemas de madurez son los que tienen más posibilidades de tener complicaciones con una infección neonatal”. De ahí que, en lo que al entenovirus (E-11) se refiere, haya que tener en cuenta si los niños afectados “estaban, en condiciones de vulnerabilidad, más expuestos”.
En todo caso, se trate de un entenovirus o no, el Dr. Junco recomienda encarecidamente que, ante los primeros síntomas de cualquier tipo de gastroenteritis en un bebé, especialmente en un recién nacido, se acuda a un centro médico para valorar al pequeño. “Cuando el niño por la infección, por la virulencia del microorganismo y por la disminución de sus defensas en el momento de nacer, no puede defenderse de forma adecuada”, puede llegar incluso a fallecer.
“Los enterovirus, además, probablemente no solo se limiten a la infección intestinal”, explica. “Es muy probable que invadan el espacio linfático, que invadan el espacio metabólico del niño y que se diseminen a través de todo el organismo, lo que agrava siempre el curso de la enfermedad”.
Cómo se contagian los recién nacidos del entenovirus
La infección se puede producir bien “en el momento del parto, porque puede haber virus o enterovirus en el aparato digestivo de la madre, que sean los que han podido contaminar en el momento del nacimiento al niño” o bien puede tratarse de “una infección hospitalaria, en la cual, con el manejo del paciente recién nacido, se haya podido contaminar del virus”.
Tratamiento del entenovirus en recién nacidos
“En la mayoría de las enfermedades virales no existen fármacos específicos para el tratamiento de estos virus” y lo mismo ocurre por las provocadas por entenovirus. Lo que habría que administrar es, por tanto, “un tratamiento sintomático”, aliviar los síntomas. “Cuando un niño tiene una diarrea por virus, hay que poner el aparato digestivo en reposo: evitar que ingiera alimentos, procurar que tome suficiente cantidad de líquidos, que no se deshidrate…”. Si es necesario, iniciar “un tratamiento hospitalario, poner un goteo y una serie de mecanismos que mejoren el aparato digestivo, como los probióticos”. Estos son muy importantes en neonatos, “pues en el sistema de defensa del aparato digestivo influye mucho la cantidad de probióticos que tenga y si son eficaces o no”.