El acoso sexual realizado por un adulto sobre un menor a través de medios online se denomina grooming. Un estudio realizado por Save The Children en el año 2019 pone de manifiesto que uno de cada cinco jóvenes lo habría sufrido y que la edad media de las víctimas es de 15 años.
Hay algunas recomendaciones que pueden ayudar a proteger a los menores de este delito en el que el acosador suele crear un vínculo de confianza con el agredido, para luego aislarlo y mantener conversaciones de tipo sexual que buscan, en último término, un encuentro físico.
1. Respetar la edad legal para instalar redes sociales
En España, la edad legal para instalarse aplicaciones y redes sociales con posibilidad de mensajería son 14 años para la mayoría (Instagram, Tik Tok...). Así, si el niño es menor de esa edad, son los padres los que tienen que dar el consentimiento. En cuanto a WhatsApp, sus normas establecen que hasta los 16 años un menor no lo podría usar.
Respetando este límite de edad, el niño está más protegido y no está en un entorno digital en que, cuanto más pequeño es, más vulnerable se presenta ante los acosadores.
2. Ojo con los videojuegos
Aunque los más pequeños no tengan acceso a redes sociales, como tal, no están totalmente protegidos si utilizan otros programas o elementos digitales. Así, algunos videojuegos permiten enviarse mensajes entre los usuarios. Es un resquicio que utilizan los acosadores para hacerse pasar por menores, ganarse la confianza del niño y entablar con él una relación.
Hay que chequear bien que los juegos que se descarguen o a los que accedan tengan controles para evitarlo.
3. No revelar la ubicación ni otros datos personales
El niño debe saber que nunca debe revelar datos personales como su domicilio, su edad o su lugar de estudios. En este sentido, cuando utilice un alias (o nick) en los juegos online, se aconseja que este no descubra ninguno de estos datos.
Pero, además, tal como recoge la Guía ‘40 preguntas sobre Internet que te harán tus hijos’, elaborada por CEU y Guillermo Cánovas, los niños no deben permitir que las aplicaciones rastreen o accedan a su localización. Al decirle que sí, “realmente están accediendo a un volumen ingente de información personal”, que puede resultar comprometida para la seguridad del niño.
4. Cuidado con las fotos de perfil
Las fotos que se incluyen en los perfiles pueden ser vistas por cualquier persona, a no ser que se configure como cuenta privada. “Si somos de las personas que cambian su perfil con frecuencia, y ponen imágenes de sus familiares, actividades de ocio, en el trabajo o en el colegio, o que permitan determinar creencias religiosas o políticas, tal vez no estamos protegiendo correctamente nuestra privacidad”, advierte Guillermo Cánovas en la citada Guía de CEU.
En menores, debería ser una foto que no permitiera localizarlos ni identificarlos por ninguna persona extraña. Además, las cuentas deben ser privadas.
5. No permitir que les sigan cuentas temáticas
Las interacciones en las redes sociales de los niños deberían limitarse a las personas estrictamente conocidas. Muchos acosadores se esconden tras perfiles falsos que embaucan a los menores. Por eso, un consejo básico es seguir y dejar que los sigan únicamente personas a las que conozcan personalmente.
No obstante hay cuentas genéricas o temáticas (sobre música, moda, deporte...) que les pueden llamar la atención. Pueden seguirlas, pero el problema se puede presentar cuando esas cuentas, a su vez, piden seguir al niño. “Si son demasiado confiados, o piensan que por ser un perfil sobre o un tema y con muchos seguidores, no pasa nada, pueden estar abriéndole la puerta a alguien indeseable. Desconocemos totalmente las motivaciones de la persona o personas que están detrás”, alerta la Guía ‘40 preguntas sobre Internet que te harán tus hijos’.
6. Desactivar la cámara del ordenador o de la tablet
Es conveniente desactivar la cámara del dispositivo que está utilizando el niño o taparla con algún adhesivo. El motivo es que algunos programas pueden activar la cámara de forma remota para captar imágenes del menor. “Ahora bien, para que esto suceda, es necesario que nos instalemos antes un programa malicioso que permita al ciberdelincuente activar nuestra cámara. Estos programas de tipo spyware se instalan sin que nos demos cuenta al descargarnos archivos con virus”, comenta Guillermo Cánovas.
¿Cuál es la solución? “Para evitar la descarga de malware de este tipo es necesario tener mucho cuidado con los sitios que visitamos en internet, y con los archivos que abrimos. También es importante tener instalado un antivirus en nuestros dispositivos para identificar e impedir la descarga de programas maliciosos”, añade.
7. Elegir muy bien las fotos que se suben
A la hora de publicar imágenes personales, hay mucha presión desde pequeños por buscar el ‘like’. Pero es básico que los menores comprendan que esa fotografía deja de pertenecerles en el momento en que traspasa su dispositivo. En este sentido es básico que interioricen la importancia de no compartir fotografías con componente sexual.
Además, hay que tener en cuenta que, desde el punto de vista legal, “para publicar fotografías de un menor, con edad inferior a 14 años, es necesaria la autorización de los padres, siempre y cuando ambos tengan la patria potestad. A partir de los 14 años el adolescente puede autorizar directamente la publicación de su imagen, pero no antes”, alerta la Guía del CEU..
8. Guardar los mensajes inadecuados
Cuando un niño recibe mensajes inapropiados de contenido sexual tiene que saber reaccionar. A veces por la vergüenza y el temor que les produce, tienden a borrarlos, pero es importante mantener las pruebas para los pasos posteriores que se pudieran dar.
Ya sea a través de capturas o archivando las conversaciones, es prioritario guardar el contenido.
9. No ceder al chantaje
Los niños deben tener la confianza suficiente en sí mismos como para no ceder al chantaje que suelen plantear los acosadores sexuales en la Red. Las amenazas pueden ser de distinto tipo, como revelarlo todo a sus padres, pero lo ideal es que el niño cuente el problema a sus progenitores o a algún adulto cercano para poder interponer una denuncia ante la Policía.
Es el modo de que se pueda abrir una investigación y de poner a salvo al menor, puesto que el acosador irá escalando en sus amenazas.