Los hitos del desarrollo pasan a ser, en no pocos casos, una especie de carrera de fondo por ver qué niño los va alcanzando antes, como si se tratase de un examen: ¿ya gatea?, ¿ya anda?, ¿ya habla?… “Hitos de desarrollo, como mantenerse sentado, señalar o controlar esfínteres, entre otros, son logros que pueden darse dentro de un margen amplio, no siendo alarmante que algunos hitos, puedan estar fuera de estos estándares”, explica Marta Ramírez, terapeuta ocupacional y directora de Neural KIDS Valencia (@neuralkids en Instagram). “Lo que sí es importante es que todos los niños cumplan estos logros madurativos, no distanciándose en exceso de los márgenes, para que su desarrollo y crecimiento pueda considerarse dentro de la normalidad y no se vean comprometidos”.
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¿Qué son los hitos del desarrollo?
“Nada más nacer un bebé, ya se espera que en las primeras horas de vida inicie conductas observables, como puede ser, que se coja al pecho de la mama”. A medida que van pasando las semanas y los meses, se espera que vayan superando otros hitos y se comprueba que efectivamente así es en las revisiones médicas del primer año de vida; así, desde que el niño viene al mundo, “los padres comienzan a familiarizarse con el término ‘hitos del desarrollo’, ya que en la ‘cartilla del bebé’, que se actualiza en las revisiones del pediatra, incluye esta tabla como control de la evolución del niño”. Es de este modo como “comienzan a marcar la curva del desarrollo de nuestros pequeños, basándose en comportamiento o destrezas observables”.
“Pues bien, los hitos del desarrollo son eso, conductas que hacen nuestros hijos y que podemos ver”. En la mayoría de los casos, “se dan de manera natural en el niño”.
¿Y cuáles son esas conductas que se deben ir observando a medida que crece el niño? “Pueden ser más de componente motor o postural, como mantener la cabeza; manipulativo, como agarrar un objeto; de comunicación, como responder a una sonrisa o más de carácter social, como imitar un gesto”. Como vemos, “la variedad de estos puntos de control es muy amplia, ya que engloba todo lo que un bebé puede hacer, interactuar y responder a su entorno” y, a medida que crece, “el abanico se abre, ya que las conductas son mas complejas”.
¿Cada hito debe cumplirse en una franja de edad concreta?
Sí, sí deben cumplirse dentro de una franja de edad, aunque esto no deba entenderse como la carrera de fondo de la que hablábamos al principio. El motivo es que “uno de los objetivos de los hitos del desarrollo es indicar posibles alteraciones en el desarrollo psicomotor de nuestros pequeños” y eso hace esencial la existencia de “un plazo temporal en el que estas conductas se observan en la mayoría de los niños”.
- No todos los hitos poseen la misma relevancia
“Hitos de desarrollo, como mantenerse sentado, señalar o controlar esfínteres, entre otros, son logros que pueden darse dentro de un margen amplio” y no deberíamos alarmarnos que algunos de ellos puedan estar fuera de los estándares. “Tampoco podemos preocuparnos en exceso porque un niño no cumpla una acción”, como pueda ser la etapa del gateo. Por muy beneficiosa que esta pueda ser para los peques (de cara, por ejemplo, a desarrollar en el futuro la motricidad fina), no es imprescindible en su desarrollo y muchos bebés se la saltan y pasan directamente a dar sus primeros pasos a pie. “Nuestros hijos son únicos” y eso hará que presenten “particularidades de su personalidad que mostrarán desde muy pequeños”.
En cualquier caso, las dudas que puedan surgir, “se despejan muchas veces preguntando a los abuelos”, quienes podrán revelar que alguno de los progenitores evolucionó de manera similar (por ejemplo, que también “se saltó el gateo o también tardó más en decir su primera palabra”.
“Con esto, lo que quiero dejar claro, es que lo mas importante, no es que siempre nuestro hijo esté en el centro de la gráfica, si no que, dentro de su proceso individual de desarrollo, veamos que evoluciona, más o menos con los parámetros estándar y que siempre observamos conductas nuevas en él, mínimos cambios que nos muestran su maduración”.
Indicadores que alertan de que algo no va bien
Sí sería motivo de preocupación, tal y como especifica la experta, que un bebé o un niño se estanque y no muestre evolución. “Por ejemplo, aunque tarde en adquirir la posición de sentado sin apoyos, tenemos que poder observar pequeñas conductas, como que aguanta algo más, que tienden a liberar las manos para agarrar juguetes, aunque se caiga... pequeños pasos dentro de una conducta mayor”.
Por otro lado, “hay indicadores que son más importantes que otros y que estos no se consigan en tiempo, afectan al desarrollo de otros hitos”. Así, no es lo mismo que un niño no gatee o se salte este hito como que no logre estos otros que son esenciales, como los siguientes:
- Contacto visual. Se inicia muy temprano, en torno a las seis u ocho semanas de vida, y su importancia radica en que, “a parte de ser el momento de que reconocen a su figura de referencia, son los primeros pasos de comunicación e interacción con el entorno de nuestro bebé”.
- El control cefálico , “que se adquiere durante los tres primeros meses de vida”. No superarlo en el tiempo estimado sí es preocupante porque “es el comienzo para que nuestros peques exploren su entorno más inmediato y puedan buscar a su figura de apego”.
- El control del tronco. “Se adquiere durante los seis o siete primeros meses de vida y es importante para dar el paso a una alimentación complementaria; es el indicador motor de que nuestro hijo está preparado”. De este modo, “un retraso en este hito, nos lleva a tener más dificultades en esta etapa que todos los papas vivimos como un poco estresante”.
- Señalar un objeto. Se inicia entre los 8 y los12 meses y “lo comprendemos como una conducta de tres pasos: mirar al objeto, mirar al adulto y señalar el objeto”. Esto es esencial “para conocer sus necesidades e intereses y, a su vez, para mostrar una maduración cognitiva”.
- El desplazamiento autónomo antes de los 12 meses. “Es otro indicador muy importante de nuestros hijos y no solo me refiero a la marcha, que camine, me refiero a movilidad autónoma, ya sea gateando, arrastrando, culeando o moviéndose con apoyos del sofá a la silla”. Y no lo es tanto desde un punto de vista motor o físico, como porque con este hito “muestran la intención por explorar su entorno: en sí pueden darse antes o después, con más o menos agilidad, pero es importante que nuestro hijo muestre esta motivación por conocer el mundo que le rodea”.
Otros aspectos del desarrollo a tener en cuenta
“Hay otras conductas más generales a las que debemos prestar atención, sobre todo, cuando se presentan muy agudizadas y mantenidas en el tiempo”, advierte Marta Ramírez. Por ejemplo, un “niño que tiene miedo explorar en el parque, a lanzarse en el tobogán o montarse en el columpio, que prefiere quedarse en una zona alejada y observar, o por el contrario el niño que se cae o golpea sin darse cuenta, que no tiene sensación de peligro y que parece que nunca se le agotan las pilas”. También debería llamarnos la atención “el niño que vemos blandito o tranquilo, que prefiere jugar tendido en el suelo, o apoyado con todo su cuerpo sobre la mesa, busca siempre estar apoyado en la pared y le cuesta coordinar su cuerpo, tanto para saltar, para tirar de una cuerda o chutar”.
En todos esos casos, lo recomendable sería acudir a nuestro pediatra o a un profesional de neurodesarrollo para descartar ningún trastorno o para confirmar un diagnóstico y así poder intervenir y ayudar lo antes posible a nuestro hijo.