Uno de los recursos más utilizados por muchos papás y mamás es la música para dormir bebés. Parece que con ella su pequeña criatura logra calmarse, cesar el llanto y dormir, pero ¿realmente es así? ¿De verdad es efectiva? “Científicamente es difícil demostrar que un determinado tipo de música puede beneficiar a los bebés, pero en adultos sí que está demostrado; lo lógico es pensar que en bebés también también lo está”, indica Emma Salado, matrona y asesora de sueño infantil certificada (emmatrona.com).
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De hecho, en muchos hospitales, como el madrileño La Paz, ponen música en las UCI pediátricas a bebés prematuros: además de asesora de sueño infantil, “soy mamá de dos niños prematuros que estuvieron en la UCI de neonatos y también les poníamos música”, nos cuenta Emma. Debe emitirse en un tono adecuado y el pequeño tiene que encontrarse en “un ambiente bastante poco ruidoso, muy suave”. Si se cumplen estos requisitos, favorece una relajación que “parece que estimula mucho a nivel neuronal” y, desde el punto de vista de la psicología, también favorece un adecuado desarrollo emocional.
La importancia de la música en el sueño de los bebés: el ‘efecto Mozart’
Tanto es así que se habla del llamado ‘efecto Mozart’ por los efectos positivos en el desarrollo cognitivo de los niños. “Es una música suave, monótona, muy repetitiva a veces y eso hace que el cerebro del niño entre en un estado de calma que puede ayudar a a la relajación”. Por eso, aunque no sea necesariamente obras del compositor austríaco, “cuando vamos a usar música para los bebés, recomendamos a a los papás que la música que utilicen sea siempre una música suave, relajante, repetitiva y, a ser posible, siempre la misma canción o o un par de canciones”.
¿Cuándo y cómo poner música a los bebés para que se duerman?
Si bien es cierto que ejerce un efecto calmante, lo recomendables es que el bebé no se duerma completamente con este recurso, “sino que esa música la utilicemos solo para para el momento de la relajación antes de dormir”. El motivo es que, al dejar de sonar, “puede generar algún algún tipo de despertar al bebé” y ocasionarle, además, un apoyo; es decir, que si se duerme con música, cuando se despierte en mitad de la noche, requerirá el mismo recurso con el que se quedó dormido a la hora que le correspondía. De ahí que sea “mejor utilizarlo más como relajación” previa que como método para dormir a nuestro pequeño.
“Nosotros utilizamos mucho la música en la en la rutina de antes de ir a dormir y la usamos junto con muchas otras cosas”: así, “le decimos al papá o a la mamá que le abrace mucho, que le bese, que le pasee, que le haga algo de movimiento... porque todo eso al final crea un ambiente que va a servir de ayuda a que el bebé baje mucho las revoluciones, y también a conciliar mejor el sueño”.
La música para relajarse y, posteriormente, dormirse puede emplearse desde el primer momento, desde que el bebé acaba de nacer. Ya sabemos que “incluso hay recomendaciones de ponerles música clásica intraútero”, de modo que no hay problema alguno en que escuche grandes obras desde el minuto uno. “Incluso hay padres que nos cuentan que la canción que les cantaba o que le ponía cuando estaba dentro de la tripita, pues luego la reconocen y les calma”.
También a ellos, a los papás y a las mamás, les es beneficiosa la música en el momento de ir a dormir a su hijo: “el trabajo, la rutina, el baño, la cena... vamos siempre corriendo”, reconoce la asesora de sueño infantil. En este sentido, nos recuerda que “es muy importante que los papás entremos a dormir al bebé relajados porque eso también les ayuda a ellos [a los bebés]”. El motivo es que “lo que tú le transmites a a tu hijo es es lo que va a a a percibir él”. Por tanto, esta rutina tan importante es también un aspecto clave de la crianza, puesto que, si se lleva a cabo correctamente, fortalece el vínculo entre los progenitores y el hijo.
Junto a la música, se pueden emplear otros recursos, como “algún tipo de ruido orgánico o ruido blanco, sobre todo si hay mucho ruido ambiente a la hora de dormir al bebé”, especialmente en situaciones puntuales muy ruidosas, como cuando tenemos “vecinos muy ruidosos”, “en las fiestas o, ahora en vacaciones, en hoteles o alojamientos en los que entra mucho ruido del exterior, más aun teniendo en cuenta que los niños pequeños se suelen ir a la cama sobre las 20.00 o las 20.30, hora muy adecuada para que duerman correctamente pero en la que aún hay mucho ruido en la calle. De este modo, “ayuda un poquito a amortiguar el resto de ruidos y a a mantener el sueño las primeras horas hasta que luego ya esté todo un poquito más en silencio”.
En todo caso, Emma Salado recalca que “no debemos subestimar la voz de los padres y que cantarle una canción también puede servir como música”. Sabemos que una de las cosas que más calma a un bebé es la voz materna, así que no dejemos de lado las canciones de cuna para dormir por mucho que una gran composición de música clásica sea perfecta para estimular el cerebro de nuestro pequeño. Nuestra voz les transmite calor y confort; valoremos “el poder de de nuestra voz como padres” que, además, “no deja de ser también una música”.