Aunque algunos de los comportamientos del recién nacido nos puedan parecer atípicos, forman parte de la normalidad, de su normalidad. Es bueno conocerlos para no caer en alarmismos innecesarios y ver un problema donde no lo hay, o, pero aún, tomar medidas que le puedan perjudicar.
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En el caso del sueño, es así, y por ello hemos preguntado al Dr. Gonzalo Pin Arboledas, coordinador del Grupo de Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría (AEP), sobre lo que podemos esperar del sueño del recién nacido.
¿Cómo duermen los recién nacidos?
Cuando nace el niño, el reloj biológico que regula el sueño y la vigilia no está aún maduro. Las neuronas, que son las que dirigen la actividad de las millones de células que poseemos, mandan distintas señales, por eso no va a dormir como el adulto.
“El recién nacido nace con un ritmo ultradiano, esto significa que cada dos o tres horas necesita ser atendido de día y de noche durante sus primeras semanas de vida”, indica el especialista. “Es un sistema de supervivencia y ese reloj funciona así de día y de noche de lunes a lunes”, puntualiza.
Si el bebé no se despertara tan frecuentemente, su capacidad de superviviencia quedaría mermada. De este modo se asegura el alimento y los cuidados para mantenerse vivo en una época de especial vulnerabilidad donde depende absolutamente del adulto.
¿Cuándo adquieren el ritmo de sueño los adultos?
Los primeros meses de vida del bebé resultan muy cansados por todas las necesidades y novedades que hay que atender, pero muy especialmente porque, como ya hemos visto, su sueño no se parece al de los padres, que deben mantenerse despiertos también de noche para atenderlo.
¿Hasta cuándo se mantiene este ritmo de sueño? “A partir de los cinco o seis meses de vida, el bebé ya va adquiriendo el ritmo circadiano de sueño y vigilia que es el que le permitirá dormir unas cuatro o cinco horas nocturnas”, destaca el Dr. Pin Arboledas. Eso sí, aunque duerma más de noche, las siestas seguirán siendo muy importantes hasta los tres o cuatro años, porque es el momento en que el organismo aprovecha para depurar todo lo que se va acumulando en el sistema nervioso central.
Esto es así en niños sin problemas, sin patologías asociadas y que no hayan sido prematuros, pues en estos casos puede variar. De hecho, cuando hablamos de prematuros, los tiempos cambian, pues al haber nacido antes de lo que correspondía hay que esperar más para que su sistema nervioso madure. Para favorecerlo, en las unidades hospitalarias donde están ingresados se mantienen unas condiciones especiales de silencio, temperatura y oscuridad que tratan de imitar al ambiente del útero materno para favorecer ese desarrollo neurocognitivo.
¿Hay problemas de sueño en el recién nacido?
“Hasta los seis meses de vida, no podemos hablar de problemas de sueño propiamente dichos en el niño”, apunta el experto de la Asociación Española de Pediatría. Por tanto, antes de esa edad, no está indicado hacer ningún tipo de adiestramiento del sueño ni dar medicación para ello.
Lo fundamental es que los padres aprendan a conocer a su hijo. “Las primeras cuatro-seis semanas de vida son muy importantes para conocer su ritmo y adaptarse a ellos. Si no se respetan esos ritmos, pueden provocarse luego otros problemas como los de inicio o mantenimiento del sueño”, advierte el especialista.
Por tanto, no es anormal que el bebé se despierte cada pocas horas de día y de noche, y tampoco se debe hacer nada para evitarlo. Puede ser extenuante para los adultos, pero, en definitiva, son ellos los que se deben adaptar al recién nacido y no el recién nacido a ellos. Lo mejor es dormir o descansar cuando el bebé lo haga.
A partir de los seis meses, si se observara un patrón muy anómalo de sueño, sí se debe consultar con el pediatra para que haga una valoración del pequeño. Lo primero será estudiar sus rutinas y aplicar una buena higiene del sueño. La melatonina, un fármaco que se utiliza para inducir el sueño, “no está recomendado antes de los seis meses, a no ser que el pediatra lo indicara. Hablamos de una neurohormona que siempre debe ser prescrita por el médico”, comenta el Dr. Gonzalo Pin Arboledas.