Madres o padres que exigen perfección académica, pensando en un futuro profesional brillante para sus hijos. ¿No es un objetivo compartido por la gran mayoría de progenitores? Sí, pero con matices. Las madres ‘tigre’ llevan ese objetivo al extremo más absoluto. “Es un término que se refiere a un estilo educativo y de crianza autoritario y muy estricto”, apunta Isabel Bermúdez Hernández, psicóloga sanitaria, especialista en psicología infanto-juvenil y familiar (@psicoup_psicologia). “Normalmente se utiliza para referirse a las madres que tienen este estilo, aunque en la práctica nos encontramos también con padres así”. Si hay algo por lo que unas y otros se caractericen es que “son muy exigentes, controladores” y ponen “una gran presión sobre sus hijos para que tengan éxito en los estudios y en la vida”.
“Las notas altas son lo más importantes para ellos y no toleran notas por debajo del sobresaliente, incluso en las actividades extraescolares también les exigen el mayor rendimiento posible”. Para ello, imponen a los niños, desde muy pequeños, una férrea disciplina de estudio que deben seguir a rajatabla.
Sí, muchos de ellos logran cumplir el deseo de sus progenitores, puesto que “han crecido con la necesidad de cumplir con las expectativas de un alto rendimiento académico y profesional y, por ello, muchos trabajan arduamente para obtener buenos resultados”. Estos niños brillarán en las profesiones que elijan en el futuro, como lo hacen las hijas de Amy Chua, la autora japonesa asentada en Estados Unidos que popularizó el término en 2018 tras la publicación de su libro ‘Madres tigre, hijos leones’. Las dos se han graduado en Harvard y mientras una es una virtuosa del violín, la otra lo es del piano. Éxito que han logrado a base de lágrimas, muchas lágrimas, como la propia autora reconocía en su libro (que, dicho sea de paso, causó enorme controversia en Occidente, precisamente por la presión a la que sometía a las niñas y que recomendaba a todos los padres para con sus propios hijos).
“Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los niños que son criados de esta manera terminan siendo exitosos”. Están sometidos a una presión tan alta que “pueden presentar incluso menor rendimiento académico, ya que tiene relación con su estado emocional”. Las consecuencias de este estilo de crianza pueden ir mucho más allá.
Así pueden perjudicar las madres ‘tigre’ a sus hijos
“Las consecuencias de este estilo pueden llevar a que el niño o la niña base toda su autoestima en el éxito académico y en alcanzar los retos que les marque sus familias”; cuando esto es así, “si por cualquier motivo no lo consiguen, les llevará a sentirse frustrados, tristes y poco válidos, llegando en algunos casos a tener depresión”, advierte Bermúdez Hernández.
“También la tensión y presión a la que son sometidos puede hacerlos sentirse estresados y ansiosos, e incluso se verá mermada su capacidad para la toma de decisiones por sí mismos”. Todo ello lo irán arrastrando el resto de su vida y, “en el futuro, pueden ser personas con un alto grado de autoexigencia y baja autoestima”.
No es para menos, teniendo en cuenta que las madre ‘tigre’ no tienen inconveniente alguno en hacer llorar a sus hijos si no consiguen terminar los deberes o interpretar una pieza musical a la perfección. Amy Chua, por ejemplo, reconoce sin tapujos que incluso hablaba con gran dureza a sus hijas en esos casos. Y si las niñas lloraban, les hablaba con aún mayor dureza.
Efectivamente, como decíamos, en el caso de las hijas de esta autora, hoy ya mujeres, sí han logrado brillar académicamente, pero ¿merece la pena? “Lo realmente importante en la vida no es el éxito profesional, si no el bienestar psicoemocional de las personas y su entorno, lo que contribuirá a un buen estado de salud mental”, subraya la psicóloga.
¿Cómo dejar de ser una madre ‘tigre’?
Quienes se identifiquen con este tipo de crianza y se vean a sí mismas (o a sí mismos) como madres o padres ‘tigre’, siempre pueden recuperar la senda de la sensatez y ofrecer a sus hijos una vida más apacible. Para ello, “el primer paso y el más importante es reconocer el impacto que este tipo de crianza puede tener en tus hijos y fijarse incluso en la consecuencias que ya están ocurriendo y no habíamos relacionado con esto”. Además, “exigir tanto a sus hijos también pasa factura a las propias madres, ya que es agotador mantenerse en esa posición, ver las ventajas que les supondrá el estar más relajadas también les puede alentar al cambio”.
“Estas familias deben de aprender a rebajar las expectativas sobre sus hijos y aceptarlos como son”. Pero no solo eso; es fundamental, como padres, entender que hay que dejar a los hijos “que tomen sus propias decisiones y que se equivoquen algunas veces”. Y, por supuesto, “también es importante fomentar una comunicación abierta con tus hijos para que se sientan cómodos compartiendo sus propios pensamientos y motivaciones sin juzgarles”.