Se acerca la EBAU, la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad, la mítica Selectividad. Muchos exámenes agrupados en unos pocos días en los que plasmar conocimientos adquiridos durante todo el curso, tarea ya de por sí titánica para la mayoría de estudiantes que, además, tienen que lidiar con la presión de lograr una nota alta para poder elegir la carrera universitaria que han elegido. Algo que hace temblar, en no pocas ocasiones, incluso a los alumnos más brillantes, pero no, no es misión imposible. “Lo más importante es que seamos organizados”, nos subraya Javier Muñiz Troyano, ingeniero informático, profesor y formador en Escuela de la Memoria, donde ayuda a sus alumnos a potenciar la memoria y a aplicar las técnicas de estudio más eficientes.
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Cómo organizarse para estudiar todas las materias de la EBAU
“El orden en el estudio es vital”. La clave ahora sería ‘¿cómo me organizo?’. Ahí viene el verdadero quid de la cuestión y, partiendo de que “una gran parte del trabajo tiene que estar hecho, porque aprender todas las materias del año en un mes es un desafío que está al alcance de muy pocos estudiantes”, Muñiz detalla cómo hacerlo:
- Preparar un calendario. “Planificarnos para repasar todas las materias durante esas semanas, sin hacer sesiones temáticas o atracones, es decir, que cada día revisaremos más de una materia, para avanzar poco a poco y darle variedad al estudio, cosa que nos ayuda a mejorar la atención”.
- Actitud activa. “Adoptar una actitud activa a la hora de repasar: en vez de echar un vistazo a los apuntes que estudiamos hace unos días y luego evaluarnos, siempre empezaremos intentando explicar, en voz alta, de qué nos acordamos y luego, es cuando empezamos a mirar los libros y apuntes”.
Cómo estudiar para la EBAU
Una vez organizados y con esa actitud activa de la que habla Muñiz, hay que sentarse e ‘hincar los codos’. La mayoría de escolares se pasan media vida estudiando sin que nadie, por contradictorio que resulte, les enseñe a estudiar de manera adecuada. Y hay técnicas muy concretas que pueden ser de gran utilidad, como las del Pomodoro y el Active Recall , por cuya “simplicidad y efectividad” recomienda el profesor para “aquellos que se están iniciando en materia de técnicas de estudio”. Por otro lado, “en el caso de los alumnos más avanzados, que tengan nociones de técnicas de mnemotecnia, el ‘Palacio de la memoria’ es una herramienta potentísima, que con la práctica les puede hacer memorizar cantidades enormes de información”.
- Pomodoro. Consiste en cronometrar el tiempo de estudio y los descansos: “programamos descansos de 5 minutos cada 25 minutos de estudio”.
- Active Recall . Su traducción literal es ‘recuerdo activo’ y lo que propone no es memorizar sin más el contenido, sino de hacerte preguntas sobre el mismo, como si te estuvieras examinando a ti mismo. Favorece muchísimo la capacidad de recordar todo lo que hemos estudiado y, además, se puede compaginar con otras técnicas de estudio.
- Palacio de la memoria. Consiste en visualizar mentalmente un palacio (o un edificio más conocido, como la propia casa del estudiante) e imaginar en cada una de sus estancias un objeto que se asocie a uno de los conceptos que se quiere memorizar. Favorecerá esa memorización y, junto a ella, un orden determinado, gracias a lo cual nuestro hijo podrá recordar de forma mucho más clara el temario. Y, aunque no se enseñe en los colegios, es la técnica que ya utilizaba Cicerón para recordar sus larguísimos discursos en el siglo I de nuestra era. Su eficacia, por tanto, está más que demostrada.
El papel de los descansos en el estudio
Los descansos “son sumamente importantes, más incluso de lo que la gente cree”, asegura Muñiz. “Nuestro cerebro tiene sus límites y necesita tomarse un descanso de tanto en tanto para rendir”. En este sentido, “se sabe que recordamos mucho mejor la información que leemos al principio y al final de una sesión de estudio, lo que se conoce como principios de primacía y recencia ”. De este modo, “al fraccionar el estudio, aumentamos la cantidad de ‘principios’ y ‘finales’, con lo que solemos recordar más información”.
De ahí la utilidad de “una técnica de organización tan sencilla como el Pomodoro”. Los cinco minutos de descanso son muy beneficiosos para relajarnos y para retomar después con más intensidad el estudio, pero es que además “ayuda a que la información se asiente mejor en nuestra memoria, ya que cuando pasamos rápidamente de un tema a otro, la nueva información entra antes de que la antigua haya podido ‘grabarse’ bien en la memoria y hace que luego sea más difícil acceder a ella”, detalla el experto. “A esto se le conoce como principio de interferencia mínima ”.
“Y por supuesto -nos recuerda- el descansar bien por las noches es esencial”. A esto hay que añadir el descanso fuera de casa, es decir, la desconexión total que se consigue al salir a dar una vuelta con los amigos o practicando su deporte favorito. Eso de quedarse horas y horas en casa estudiando no funciona: “adoptar una actitud de monje de clausura puede ser genial al principio, los primeros días, pero poco a poco nos pasa factura”.
Eso sí, “debemos distinguir entre la preparación antes del examen y el día del examen”. En el momento previo al examen, “es mejor no hablar con nadie”, dice con contundencia Javier Muñiz Troyano. “Las típicas preguntas de si te sabes tal o cual tema pueden ponernos nerviosos. Eso no jugará a nuestro favor. Mejor esperar a que acaben los exámenes de la EBAU para comentar la jugada de cada examen”.