Casi uno de cada cien bebés va a tener un problema de corazón al nacer, según datos de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. Se trata, por tanto, de una patología muy común entre los neonatos que asusta enormemente a sus padres, si bien la mayoría de los casos son complicaciones transitorias que se resuelven solas de manera espontánea a medida que el niño y su corazón van madurando. El resto de cardiopatías podrán ser muy diversas y leves o muy graves.
Afortunadamente, los avances en los diagnósticos permiten que se detecte la cardiopatía, en muchos casos, aún en el vientre materno. En consecuencia, los resultados en los tratamientos son mucho más favorables, puesto que, entre otras cuestiones, serán más específicos y, sobre todo, inmediatos y se podrá atender al niño en el instante mismo de nacer. “Además, podemos planear con obstetras y neonatólogos la mejor forma y el momento del parto, así como los controles posteriores”, explica el doctor José Ignacio Carrasco, responsable de la Unidad de Cardiología Pediátrica y Hemodinámica Infantil del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre.
Uno de los procedimientos más delicados a los que necesitan someterse algunos niños con cardiopatías congénitas es el cateterismo. “Los cateterismos son procedimientos que realizamos introduciendo catéteres a través de venas y arterias, generalmente de piernas, brazos, cuello… para poder acceder al corazón y los grandes vasos sin necesidad de cirugía”. Aunque con ellos se procura “ser lo menos agresivo posible y minimizando riesgos, estancia hospitalaria y convalecencia”, sigue tratándose de un procedimiento invasivo.
Por eso, “el tratamiento de defectos por cateterismos en niños requiere una especial formación y dedicación, ya que los niños no solo difieren física y fisiológicamente de los adultos; también sus problemas cardiacos, la mayoría congénitos, son mucho más variados”, detalla el doctor. “Además en los niños, estos procedimientos los realizamos con anestesia general y con una mayor monitorización y control que en adultos -sobre todo en los más pequeños- por su especial fragilidad frente a su enfermedad y ante cualquier actuación terapéutica”. De ahí que “estas intervenciones solo se realicen en centros muy especializados y por profesionales -cardiólogos pediátricos- con muy alta cualificación”.
¿Cuándo es necesario hacerle un cateterismo a un niño?
Las cardiopatías congénitas en las que es necesario recurrir a un cateterismo son, según explica el Dr. Carrasco, las siguientes:
- Válvulas cerradas o estenosadas. Con el cateterismo se buscaría abrirlas con el objetivo de que la sangre fluya correctamente desde el corazón al resto del cuerpo
- Defectos intracardiacos (CIV, CIA, ductus,…). Algunos niños nacen con un orificio entre los ventrílocuos izquierdo y derecho del corazón y, aunque en muchos casos se cierra por sí solo en torno al año de vida, en ocasiones es preciso recurrir a una intervención o a un cateterismo para cerrarlo.
- Apertura de vasos, dilatándolos con balones o implantando stents, cuando esos vasos están obstruidos
- Cierre de vasos anormales o fístulas con tapones vasculares, que son conexiones anormales entre las arterias y los vasos o entre las arterias y una cámara del corazón.
- Implante de válvulas. Se recurre a esta técnica cuando la válvula aórtica se engrosa y se calcifica, es decir, se vuelve tan rígida que no puede abrirse por completo, lo que impide el flujo normal de sangre.
También se utiliza el cateterismo “como procedimiento diagnóstico previo a procedimientos quirúrgicos o intervencionismos complejos, toma de biopsias en pacientes trasplantados ó con procesos inflamatorios del músculo cardíaco, etc.”.