En España hay 11.229 niños que han sufrido acoso escolar grave entre enero de 2021 y febrero de 2022, según datos publicados por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Cifras demoledoras que hacen referencia únicamente a los casos de los que se tiene constancia, a los que habría que sumar otros muchos que pasan desapercibidos en la comunidad educativa y en sus propias familias. Una realidad contra la que se lleva años luchando, a pesar de que los resultados no siempre sean tan efectivos como cabría esperar. Aunque es prácticamente imposible dar con una herramienta que lo ataje al cien por cien, hay un país que parece haber encontrado una poderosa arma para afrontarlo. Se trata de Finlandia, una de las naciones cuyo sistema educativo es más admirado.
Esa arma la han bautizado como el ‘programa KiVa’ que, desarrollado por la Universidad de Turku (en el suroeste de Finlandia), lo puso en marcha el Gobierno del país en el año 2006. “Tras comprobar su impacto positivo en la reducción drástica de los casos de acoso” en diversos estudios que incluían una muestra de más de 30.000 alumnos, “fue implantado en el 90 % de las escuelas finlandesas”, indica Raquel Pastor, responsable del programa KiVa en Macmillan Education. Su éxito ha sido tal que ya se ha exportado a otros países como Alemania, Francia, Reino Unido, Suiza, Italia, Suecia o Luxemburgo. También se ha implantado en 100 colegios españoles.
¿Cómo funciona el programa KiVa contra el acoso escolar?
“Si hablamos sobre su metodología, el programa KiVa se basa en tres pilares fundamentales”, nos indica la experta, y son los siguientes:
1º La prevención (acciones universales). Estas acciones van “dirigidas a los alumnos, así como a la formación de docentes y padres”. Este es precisamente uno de los aspectos más novedosos del programa, que la prevención no solo se trata en el aula y con la formación pertinente a los docentes, sino que también va dirigida a los padres. Ellos ejercerán, sin duda, un papel esencial a la hora de frenar conductas que puedan derivar a la larga en bullying, en el caso de los acosadores, por lo que hacerlos conscientes de una determinada problemática y enseñarles a identificar ciertos comportamientos puede ser de gran utilidad de cara a abordar el tema con sus hijos.
Como no podía ser de otro modo y al igual que en la mayoría de programas anti-bullying, también se explica a los padres de las posibles víctimas como reconocer las primeras señales de alerta y cómo proceder ante ellas.
2º La intervención (acciones focalizadas). Esta tiene lugar cuando se sospecha de un posible caso de acoso y “establece un protocolo para actuar de una manera sistemática”. Este protocolo se pone en marcha con acciones específicas que se dirigen no solo al acosador o a la víctima, sino también a un pequeño grupo de compañeros del entorno de ambos para que apoyen a la víctima para terminar de manera más eficaz con el acoso.
3º El seguimiento. Es el que “nos va a permitir evaluar la evolución del programa año tras año”. Con este seguimiendo y “tras haber llevado este programa a más de 50.000 jóvenes españoles, hemos logrado poner de relieve su eficacia para la construcción de un clima favorable en las aulas”, asegura Pastor.
Diferencias entre KiVa y la mayoría de programas contra el bullying implantados en España
Si bien psicólogos y docentes cada vez tienen más claro que es preciso involucrar a todos los alumnos para evitar el acoso escolar (los llamados ‘testigos silenciosos’), no solo a víctima y a acosador, una de las diferencias que presenta KiVa frente a otros programas contra el bullying implantados en España es que “trabaja en dotar de las herramientas necesarias para la erradicación del acoso escolar a todos los agentes implicados en la comunidad educativa, desde el alumnado hasta las familias”. La formación que les brinda “se basa en conocer la dinámica del acoso escolar, sus diversas manifestaciones, su diferencia frente al conflicto, la arquitectura social del acoso, así como otras características con el objetivo de detectarlo desde sus primeras manifestaciones”.
Dentro del aula, KiVa es casi una asignatura más. Se divide en diez lecciones y una serie de tareas que se irán proponiendo a los alumnos a lo largo de todo el curso escolar. Entre esas tareas, una de las más llamativas es un videojuego cuyo escenario es un colegio. Los niños entran virtualmente en ese colegio y reciben comentarios sobre sus actos, tal y como detalla la guía oficial del programa. Con este videojuego se busca que tomen conciencia del rol que cada uno de ellos tiene en el bullying y que, en caso de ser testigos, dejen de apoyar con su silencio al acosador y aprendan cómo ayudar a la víctima. Paralelamente, se dan pautas a los padres de quienes puedan ser testigos de un posible caso de acoso, cómo servirle de guía para actuar correctamente y cómo abordar con ellos el tema.
“Los resultados son brillantes”, afirma Raquel Pastor. “Los últimos datos aportados por Macmillan Education apuntan a una disminución de los casos de acoso escolar en un 64 % en aquellos centros educativos en los que se ha implantado el programa”.