Que tu hijo adolescente no te presta la atención que solía e incluso, que te ignora es algo que has constatado hace tiempo. Lo que resulta más sorprendente es que hay una explicación científica para ello: el origen está en un cambio neuronal que se produce en el cerebro. Fue un equipo de la Universidad estadounidense de Standford el que dio respuesta, a mediados del año pasado, a millones de padres de todo el mundo que eran testigos en primera persona del comportamiento radicalmente nuevo en sus hijos.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Por lo general, este cambio se achacaba a la adolescencia sin más y, si bien se engloba dentro de ese asombroso proceso en el que todo individuo pasa de ser un niño o una niña a un adolescente, es producto de una modificación en el cerebro que se da a partir de los 13 años. Contamos a continuación en qué consiste el estudio que llevaron a cabo y cuáles fueron exactamente sus conclusiones:
Estudio de la Universidad de Standford sobre por qué los adolescentes ignoran la voz de su madre
Para dar respuesta a por qué los adolescentes ignoran a sus padres, el equipo que llevó a cabo el estudio con base científica procedió a escanear los cerebros de un grupo de adolescentes de diferentes edades para ver cuáles eran los cambios neuronales que provocaban las voces de sus madres. Se demostró que mientras los jóvenes de 12 años mostraban una respuesta explosiva, activando los centros de recompensa y procesamiento de emociones, tan solo un año después se produce un cambio: la voz de la madre ya no genera la misma reacción neurológica, siendo las respuestas más receptivas al resto de voces en general, incluso, de las nuevas. La conclusión en este sentido fue clara: los adolescentes ignoran la voz de su madre a partir de los 13 años.
¿Por qué ocurre esto? “El inicio de la adolescencia implica una gran cantidad de cambios en muchas, o casi todas las áreas de los jóvenes y, entre ellas, uno de los cambios más evidentes son los que se producen a nivel fisiológico y emocional. Por ejemplo, ya sabemos que en esta etapa ocurre que la influencia emocional pasa de la fase parental, en la cual los niños se sienten a salvo y seguros escuchando la voz de sus padres y sintiéndose cerca de ellos, hasta llegar a la adolescencia, donde pasan a una influencia emocional mucho más potente en su grupo de iguales (dejando atrás la de sus padres)”, nos explica Mariana Capurro Delgado, Psicóloga Infantojuvenil (@permisoparaeducar). “Todos los cambios y todas las adaptaciones que hace nuestro organismo son para garantizar nuestra supervivencia. Otro de los motivos por los cuales ocurre esto es porque en la adolescencia comienza la etapa reproductiva, necesitan alejarse de los padres y comienzan a atender más al estímulo, en este caso, la voz que proviene de su grupo de iguales”, añade a su explicación.
La rebeldía, el estado más puro de la adolescencia
Sabemos que el inicio de la adolescencia implica rebeldía por parte del joven. Pasan de ser niños a convertirse en pequeños adultos con sus propias opiniones, gustos y decisiones, algo que a algunos progenitores les cuesta asimilar. Este puede ser el inicio de muchas de las discusiones propias entre padres e hijos durante la adolescencia, a lo que ahora hay que sumar, el hallazgo de esta investigación. Un resultado que quizás puede servirnos como esclarecedor para dar más sentido a las conductas y actitudes de nuestros hijos a partir de los 13 años.
Lo que sí es cierto es que, como padres, debemos prepararnos para estos años complicados, que no tienen por qué serlo siempre que se acompañe al joven y se marquen determinadas ‘líneas rojas’, que sea infranqueables. “En primera instancia, debemos asumir que, en esta etapa, ellos necesitan mucha más autonomía e independencia que antes, y en ocasiones, la manera de reivindicarlo y de hacerlo notar, es oponiéndose a los padres. Siempre me gusta explicar a las familias, que esto no es personal, sino que es pura biología. Es una etapa más del desarrollo, y como tal, hay que aceptarla con las mejores herramientas que tengamos a nuestro alcance. Ya no se conforman con todo lo que hemos predispuesto para ellos, sino que quieren experimentar solos, están formando y reafirmando su propia identidad lejos de nosotros, probando sus propios límites”, indica la experta.
Por ello, la psicóloga alienta los padres a “confiar mucho más en las decisiones de sus hijos y negociar mucho más los límites, pero no por ello evitarlos, porque siguen siendo muy necesarios aún”, asegura. Y, por supuesto, como padres, cuesta también asumir que ya no somos sus únicos referentes, y, que, en muchas ocasiones, prefieren la opinión y compañía de sus amigos.
Consejos para sobrellevar estos cambios en casa
La experta en psicología infantojuvenil nos da una serie de consejos para poder ayudar a pasar estos momentos de la forma más armónica, en casa y en familia:
- Lo más importante es asumir y aceptar que es una etapa de la vida en la que el cambio es constante. “Los cambios muchas veces dan miedo y el camino a lo desconocido genera inseguridad por ello, siguen necesitando referentes que entiendan qué es lo que les está pasando”.
- Nos ayudará recordar nuestra propia adolescencia y pensar en cómo nos sentíamos o qué necesitábamos entonces. “Incluso, podemos hablarles de ella a nuestros hijos para que se sientan más entendidos”.
- La adolescencia es una etapa que recibe muchas críticas y está llena de prejuicios y etiquetas. “Cambiar ese punto de vista y poder resaltar cualidades y fortalezas les hará sentirse mejor aceptados y contribuirá a su bienestar emocional y a nuestra relación”.
- Escucharles sin juzgarles o querer hacerles cambiar de parecer imponiendo nuestras ideas no ayudará, sino que, por el contrario, hará que se muestren menos receptivos al diálogo. “Necesitan sentir que su opinión cuenta, que se les tiene presentes a la hora de tomar decisiones, que su punto de vista también es válido y que siguen formando parte del sistema familiar”.
Por lo que, sabiendo de antemano que a partir de los 13 años su cerebro hace ‘click’ y la opinión de la madre puede ser menos valiosa que antes, ¿cómo podemos usar este dato para anticiparnos? Será de gran ayuda llegar a esta etapa con una base previa de formación en valores y límites, y habiendo tenido una infancia en la que se hayan sentido valorados, queridos, entendidos, protegidos y acompañados. “Y, por otro lado, los padres también deben prepararse para esta etapa y saber que la relación cambiará, así como todos los procesos que implica este periodo en la vida de nuestros hijos. Sobre todo, aceptar sin prejuicios y fortalecer mucho la comunicación entre ambas partes. Quizás no sea tan fácil porque estamos acostumbrados a imponer normas, realizar preguntas y marcar límites constantemente…”, dice la psicóloga.
Además, “son unos años en los que cuidan mucho de su intimidad ante nosotros, y pocas veces se muestra receptivos al diálogo, pero si no tenemos una comunicación bien establecida, no podremos negociar nada de lo anterior, y posiblemente, en más ocasiones de las que nos gustaría, nos convertiremos en sus peores enemigos”, recomienda la experta para concluir.