La hemorragia nasal, conocida también como epistaxis, es un accidente bastante frecuente en los niños. Las causas por las que se produce son variadas, pero las podemos resumir y diferenciar, entre las que tienen un origen local y las que tienen un origen general. Entre las primeras, que son con diferencia las más frecuentes, los traumatismos tanto provocados como accidentales, las infecciones locales, la sequedad de las mucosas o los cuerpos extraños intranasales; entre las segundas, la hipertensión arterial o las enfermedades de la sangre que alteren la coagulación, que por supuesto son mucho menos frecuentes.
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Funciones de la nariz
La nariz es una estructura piramidal que hace relieve y que se encuentra localizada en el centro de la cara y es por esta causa que está muy expuesta a traumatismos. La nariz tiene como funciones principales:
- Ser el órgano donde se localiza el sentido del olfato.
- Calentar y dirigir el aire inspirado.
- Defender de las agresiones externas al tracto respiratorio.
- Intervenir en la modulación del sonido de la voz.
El moco, los cilios y los pelos intranasales controlan e impiden la entrada de microparticulas, insectos, tóxicos y microorganismo nocivos. Los cornetes orientan el aire inspirado, la pituitaria roja calienta el aire inspirado y la pituitaria amarilla se encarga de recibir los estímulos olfativos y de enviarlos al cerebro a través de las terminaciones nerviosas localizadas en esa zona de la mucosa.
Las hemorragias nasales en los niños tienen su explicación
En la región anterior de las fosas nasales existe una zona muy vascularizada y recubierta por un epitelio muy fino conocida vulgarmente como “pituitaria roja” que en anatomía se conoce como plexo de Kiesselbach, la cual es la zona encargada de calentar el aire que respiramos. Esta estructura vascular está formada por pequeñas arterias procedentes de las carótidas las cuales están recubiertas por una mucosa muy fina y friable que facilita que el calor de la sangre, caliente a modo de radiador, el aire que entra por la nariz.
Debido a su localización, parte anterior de las fosas nasales, a su fragilidad y a su riqueza en pequeñas arterias es por lo que la lesión de esta región anatómica representa más del 90% de todas las hemorragias nasales en los niños. Si a ello sumamos la frecuencia de resfriados en la edad infantil y lo inclinados que son los niños a hurgarse en la nariz, serian dos factores más a tener en cuenta, en la frecuencia de este problema en los niños.
Qué debemos hacer ante el sangrado nasal
- Tranquilizar al niño. La sangre es muy aparatosa y le asusta. Mantener la calma.
- Sentarle en una silla y hacerle inclinar el cuerpo hacia adelante, pero que mantenga la cabeza erguida.
- Decirle que respire por la boca.
- Pellizcar ambas alas de la nariz por debajo del reborde de los huesos nasales y aplicar una presión continua durante cinco minutos.
- Si no se controla y la hemorragia se prolonga, volver a presionar otros cinco minutos o aplicar un taponamiento anterior con tela empapada en agua oxigenada.
- Si la hemorragia no está controlada a los veinte minutos, es aconsejable acudir a un centro hospitalario para que el niño sea tratado por un especialista en medicina de Urgencias o por un Otorrinolaringólogo.
Cuándo preocuparnos
Las epistaxis leves ocasionales, causadas por traumatismos o malos hábitos, sin patologías subyacentes, se suelen controlar con pinzamiento de las ventanas nasales y taponamientos caseros. Para evitarlas y prevenirlas se pueden realizar de forma habitual, lavados nasales con suero salino o con agua de mar o realizar aplicaciones con vaselina o pomadas protectoras, evitar los catarros, las infecciones y los traumatismos, así como mejorar el aire respirado, evitando aires acondicionados y calefacciones por aire.
Por el contrario, si las epistaxis son muy frecuentes, 2-3 veces por semana, tardan en controlarse y el niño sangra por ambas fosas nasales a la vez, se debe consultar con un especialista ORL (otorrino laringólogo) para realizar un estudio más a fondo y tratar la causa del problema.