El conocido como método nunchi no es una pedagogía ni un sistema de enseñanza, sino toda una filosofía de vida presente entre los surcoreanos desde hace unos 5.000 años. Es uno de los pilares de la educación que recibe todo niño y que tiene mucho que ver con la inteligencia emocional. Esta se trabaja concienzudamente, pero va mucho más allá únicamente de conocer las emociones; se trata de interpretar, pero con tal clarividencia que llega a convertirse en un auténtico poder.
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Es a partir de los 3 años cuando se empieza a inculcar en los niños la importancia del nunchi, de modo que absorben sus principios con tanta naturalidad que desarrollan enormemente una serie de habilidades para alcanzar el éxito en ámbitos muy diferentes de su vida (académico, social, laboral…). Las habilidades que se busca potenciar especialmente con el nunchi son las siguientes:
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1. Observar
Observar es la base angular de todo lo que implica el nunchi. Se trata de hacer una especie de fotografía mental de los individuos que nos rodean, de su exterior, pero también de su interior, de sus emociones. Y no solo a ellos; hay que observar el entorno para contextualizar y para comprender todo lo que necesitamos para salir airosos de una determinada situación. Así, la escritora surcoreana Euny Hong explica en su libro ‘El poder del nunchi: el secreto coreano de la felicidad y el éxito’, que consiguió destacar académicamente en la adolescencia gracias al nunchi. Observando con minuciosidad a los profesores, acabó por descubrir gestos que le revelaban cuándo una de las explicaciones que estaba dando iban a caer en un examen. Confiesa que más que ser una alumna aplicada, había desarrollado de tal manera su capacidad de observación que sabía lo que le iban a preguntar.
2. Escuchar
Relacionado directamente con lo anterior está la capacidad de escucha. Ha de ser, lógicamente, una escucha activa, en la que se valore tanto lo que se dice como lo que no se dice. Los silencios, por tanto, también son interpretrables y hay que estar también atento a ellos. El nunchi recomienda escuchar más que hablar para dominar cada situación.
3. Lenguaje corporal
La correcta interpretación del lenguaje corporal, con las expresiones faciales incluidas, es una de las herramientas más eficaces para extraer información tanto de las emociones como de los pensamientos del individuo. Por eso, en Corea del Sur se trabaja con los niños desde que son muy pequeños para que descubran aquello que otras personas no cuentan y que lo hagan a través de la postura y la gestualidad.
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4. Buenos modales
Esto es básico en cualquier cultura, también en la nuestra. Si queremos triunfar socialmente, hemos de seguir las normas preestablecidas. Y esto afecta también a lo académico; de nada sirve un alumno brillante si sus modales no son los adecuados o si su comportamiento es nefasto. La conducta le pasará factura también en lo que a las notas se refiere. De ahí que se haga tanto hincapié en inculcar a los niños buenos modales.
En Corea, además, como en la mayoría de culturas orientales, existe una marcada jerarquía en casi todos los ámbitos de la sociedad, empezando por la familia. A los mayores se les debe especial veneración y los niños aprenden, desde muy pequeños, a dirigirse a ellos con sumo respeto. Y no solo a los ancianos, sino incluso a los hermanos mayores. Actuar conforme a esta jerarquía es, en este país, la base de lo que se considera buena educación, por lo que se espera que los niños se comporten de acuerdo a ella.
5. Analizar cada situación
El nunchi considera que una sala o un lugar en el que hay reunidas varias personas viene a ser como una colmena, en la que cada individuo representa una función concreta (por mucho que no sea consciente de ello). Por eso es clave analizar a las personas allí presentes no solo de manera individual, sino cómo interaccionan y averiguar la función que desempeñan en este contexto concreto. Es preciso “medir con la mirada continuamente”, asegura Euny Hong. Que un niño aprenda a interpretar la multitud de factores que intervienen en una situación en la que hay dos o más actores, les aportará beneficios tanto a corto como a largo plazo. Les será muy útil en sus relaciones sociales en la niñez, pero podrá usarlo toda la vida e incluso le servirá de trampolín en su futura carrera profesional.
6. Percibir los cambios
“La mayoría entendemos que distintas situaciones exigen conductas diferentes”, señala Hong, poniendo como ejemplo que no es lo mismo asistir a un funeral que a una fiesta de cumpleaños. Hasta los niños pequeños comprenden esto; “sin embargo, hay veces en que la familiaridad de una situación nos impide ver que todo en ella ha cambiado y que, en consecuencia, nosotros deberíamos hacer lo mismo”. Explicarle a los niños cómo percatarse de estas diferencias es una ardua labor que se va fraguando durante años y cuyo éxito está determinado por la destreza de sus padres en esta habilidad.
7. Capacidad de adaptación
Y el hecho de percibir los cambios supone ser capaces de adaptarse a ellos. Sabemos que la resiliencia es fundamental en todos los aspectos de la vida, pero en Occidente no se inculca, por lo general, esta cualidad a los niños, a los que, como mucho, se les ayuda a tolerar la frustración. En el nunchi, es una premisa de la educación emocional.
8. Rapidez
Y no solo hay que observar, escuchar, interpretar el lenguaje corporal, percibir los cambios… hay que hacerlo con rapidez, según el nunchi. “Debemos adaptarnos rápidamente a cada nuevo dato y a cada nueva persona que entra en la sala”. Y esto es la clave que favorecerá la diferenciación en una cultura en la que se trabajan todas estas destrezas con todos (o con la mayoría) de los niños; si todos tienen capacidad de hacerlo, el éxito será para aquel que se maneje y reaccione con mayor rapidez.
9. Habilidades sociales
Todo lo anterior debe ir unido a habilidades sociales. La vía al éxito no se abrirá del todo si el niño no sabe cómo acercarse a sus compañeros de clase, a sus profesores… Debe utilizar toda la información extraída en función de lo explicado hasta ahora para saber dirigirse a cada una de las personas que tiene enfrente para ganarse su confianza.