¿Alguna vez tu hijo ha estado tan cansado que entra en un círculo vicioso de rabieta tras rabieta? Ya sabemos que el cansancio y la falta de sueño es uno de los desencadenantes más habituales del desbordamiento emocional en los más pequeños, algo no siempre fácil de gestionar ni siquiera por los padres, pero la solución, cuando el origen es ese, la falta de sueño, es sencilla: una siesta de rescate. A los papás y a las mamás procuran evitar, a menudo, que duerman una siesta extra para que esta no interfiera en el sueño nocturno; sin embargo, llegar con más sueño del habitual a la noche, puede provocar, por el contrario, más dificultad para dormirse.
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“Una siesta de rescate, o también conocida como siesta de emergencia, es ese momento de sueño en que el peque necesita dormir para evitar un exceso de cansancio y llegar con la presión de sueño adecuada a la hora de dormir”, nos especifica Inés Armada Val, educadora social, psicopedagoga, asesora de sueño infantil y fundadora de Espacio Orienta. “Esta siesta se suele necesitar por diferentes razones, según la calidad de sueño del bebé, su edad y las necesidades familiares”. En todo caso, “su objetivo principal es evitar el sobre cansancio y llegar al final del día con un óptimo sueño diurno, sobre todo en la cantidad de tiempo”.
Características principales de la siesta de rescate
La de rescate o de emergencia, que “empieza a aparecer a partir de los 6 o de los 8 meses, cuando el sueño diurno comienza a establecerse”, no es una siesta al uso y, como tal, tiene una serie de particularidades. Las principales, según detalla la asesora de sueño infantil, son las siguientes:
- “Se realiza fuera del horario habitual de siestas”
- “Son puntuales, no se realizan siestas de rescate diariamente”
- “Normalmente se realizan en un entorno de sueño diferente al habitual, ¡las puedes hacer en cualquier sitio! Lo importante es que duerma”
- “Puede durar desde los 15 minutos hasta los 45minutos, nunca más de una hora”
Así ayuda la siesta de rescate al niño
“Ayuda al niño, sobre todo, cuando las siestas establecidas no han ido bien, ya que no todos los días son iguales y hay días que las siestas son más cortas. También cuando la última ventana de sueño es demasiado larga y van a pasar muchas horas hasta el momento de dormir, cuando empiezan a dejar alguna siesta o la adaptación a la escuela infantil, esta siesta puede ser una gran aliada”.
En este punto, la gran duda para los padres suele ser si recurrir a la siesta de emergencia o si, por el contrario, es mejor adelantar el momento de irse a la cama para iniciar el sueño nocturno. Pues bien, depende del caso. Habrá que valorar cuánto tiempo falta para la hora a la que habitualmente se duerme cada noche: si falta en torno a una hora, lo más adecuado sería adelantar el sueño nocturno; si tenemos más margen, lo ideal sería ofrecer al niño la posibilidad de dormir una siesta no muy larga. Como señala Armada Val, no debería superar la hora de duración; de lo contrario, lograríamos el efecto contrario al que buscamos y le resultaría mucho más difícil conciliar el sueño por la noche a una hora adecuada y, en caso de hacerlo, se despertaría más a menudo de lo habitual.
De este modo, el pequeño estará más preparado de cara a la noche, ya que “cuando llega muy sobrecansado, suele traducirse en tardar mucho más en conciliar el sueño y en más despertares nocturnos”. Para llevar a cabo correctamente esta siesta, “es muy importante prestar atención a las ventanas de sueño y, sobre todo, a las señales de sueño que puede mostrar tu peque, para llevar un buen control tanto de la cantidad y la calidad de la siestas de ese día”.
Otra cuestión fundamental a tener en cuenta es que, “cuando una siesta de rescate se necesita muy a menudo, es una señal clara de que nuestros horarios de sueño no son adecuados ni adaptados a las necesidades de tu bebé”. Las siestas de rescate deben ser, como hemos señalado anteriormente, puntuales; si el niño atraviesa una etapa en la que las precisa de manera habitual, se hace imprescindible “establecer y revisar su horario, y adaptar el horario a sus ventanas de sueño, a su edad y a sus necesidades”. Y para establecer reelaborar su horario correctamente, “una base importante es mantener siempre más o menos fija la hora de despertar cada día”, recomienda la experta.