masaje infantil© GettyImages

Bebés

Masajes a bebés, un ‘piel con piel’ muy especial que refuerza el vínculo

Es recomendable que lo apliquen tanto la madre como el padre, puesto que tiene muchos más beneficios de los que cabría imaginar


9 de mayo de 2023 - 15:46 CEST

Es bien sabido que el piel con piel es indispensable desde el instante mismo en el que finaliza el parto para que madre e hijo se reconozcan mutuamente y para establecer el apego, así como que es clave de cara a la lactancia materna. Además de ese contacto directo de la piel entre el bebé y la mamá, otra práctica directamente relacionada que contribuye a fortalecer aún más el vínculo es el masaje infantil. “El masaje es una forma de que el bebé integre todo su cuerpo de forma más armoniosa y para integrar ese tacto y el resto de su anatomía, de su corporeidad tanto anterior como posterior”, apunta Ana Ferández, matrona y directora del centro MiMatrona, en Málaga. “Eso le facilita la relación con el entorno y, claro, con su con su mamá y con su propio cuerpo”.

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“El masaje también hace que conozcamos mejor al bebé, porque sabemos lo que le gusta, lo que no, o que respetemos sus tiempos, que respetemos sus necesidades de contacto o tal vez de desahogo; es una forma de acercarnos a su cuerpecito y de conocerlo”, añade la matrona. “Facilita ese conocimiento y, cuando hay más conocimiento, hay mayor vínculo”.

¿Cuándo se pueden comenzar a dar masajes al bebé?

“Se le puede empezar a dar desde el primer momento”, asegura la experta, si bien lo más recomendable es “empezar en zonas más distales, como los pies”. Después, poco a poco, se podrán ir abarcando más zonas. Uno de los motivos por los que se aconseja comenzar por los pies es porque “la reflexología ayuda mucho a quitarle tensiones a los bebés en determinadas zonas, puesto que el sistema nervioso está conectado con la planta del pie”.

Comenzar por dar el masaje en una zona con tantísima sensibilidad como los pies para ir “soltándole tensiones, hace que los bebés estén más felices, más tranquilos, y eso hace que los padres también vivan mejor la crianza”. En este sentido, un informe publicado en The Journal of Perinatal Education en 2011 concluía que las parejas que daban masajes a sus bebés padecía mucho menos estrés que aquellas que no lo hicieron. Los masajes infantiles, en consecuencia, deben aplicarlos tanto las madres como los padres para fortalecer el vínculo con sus hijos.

Tanto es así que en el Stanford Medicine Children’s Health de San Francisco (Estados Unidos) recomiendan continuar dando los masajes hasta bien entrada la adolescencia, con las consecuentes y lógicas adaptaciones en función de la edad (con masajes de pies o de cuello, por ejemplo). Lo importante es favorecer siempre el piel con piel, que a edades avanzadas puede orientarse más a abrazos.

Cómo debe ser el masaje infantiles

El masaje, en todo caso, “debe ser muy respetuoso”, recalca Ana Fernández. Más que de emplear una determinada técnica con mayor o menor precisión, se trata “de ir muy poquito a poco, pidiendo permiso” porque “eso ayuda a que luego también ese bebé ponga sus propios límites: cuando se le respeta al bebé, él sabe respetar”.

Beneficios de aplicar masajes a bebés

Los beneficios, tanto para el bebé como para la mamá o el papá, de dar a menudo masajes son muchos más de los que podríamos imaginar. Entre ellos, Fernández destaca los siguientes:

  • Aliviar los problemas digestivos. “Los músculos implicados en la digestión están al principio poco desarrollados”, a lo que hay que sumar “la tensión abdominal”; de ahí que sean tan habituales los famosos cólicos del lactante, pero también el estreñimiento. Frente a ellos “el masaje ayuda a relajar los músculos y a la vez los tonifica y desarrolla, permitiendo que el movimiento peristáltico del colon sea aún mejor”.
  • Liberar la tensión muscular general. “Nuestros cuerpos tienen la capacidad de liberar unas hormonas inhibidoras del dolor denominadas endorfinas. El masaje incrementa el flujo de glóbulos rojos ricos en nutrientes por todo el cuerpo y ayuda a la liberación y transporte de esos analgésicos naturales. El masaje lento y rítmico puede calmar las terminaciones nerviosas, portenciar el bienestar y aliviar la tensión y el dolor. Cuanto más se practica, mejor se sintonizan nuestras manos con el bebé y más beneficios obtendremos”.
  • Calmar el dolor de la dentición. “Durante la dentición los bebés suelen tocarse el lóbulo de la oreja”. Curiosamente, “en acupuntura, existe un punto de liberación del dolor de la mandíbula exactamente en esa parte de la oreja”, de modo que ese gesto del pequeño puede estar directamente relacionado con la necesidad de aliviar ese dolor. Por eso, “puede ser de ayuda un ligero masaje en las orejas, la mandíbula y las encías, que sedará las terminaciones nerviosas y aumentará el flujo sanguíneo, lo que facilitará la salida de los dientes”.
  • Regular las pautas en la alimentación. “Dar un masaje un ratito antes de las tomas estimula de forma positiva su sistema digestivo”.
  • Regular las pautas de sueño. “Normalmente, a partir de los seis meses de edad, los masajes surten mejor efecto después del baño, pues pueden ayudar a liberar los últimos residuos de tensión y facilitar la oxigenación del cuerpo, permitiendo que el niño duerma más profundamente”. Antes del medio año de vida, habrá que ir probando para “encontrar la hora del día ideal” para nuestro peque.
  • Mejorar la respiración. “Un bebé se volverá quisquilloso y desconsolado si la obstrucción nasal le impide respirar correctamente”, de modo que el masaje adecuado puede resultarle muy favorable, ya que con él, “además de aportar oxígeno a la sangre, movemos las secreciones para evitar la acumulación de mucosidad”.