¿Has visto alguna vez a un niño de 2 ó 3 años que te adelanta a toda velocidad en una bici sin pedales mientras das un paseo? Algunos de estos ‘miniciclistas’ son tan pequeños que da la sensación de que aún no saben andar bien y ya son unos auténticos fuera de serie con la bici. ¿No deberían ir en un triciclo a su edad? No, no deberían.
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No es que les suponga inconveniente alguno, pero un triciclo tradicional no favorecerá habilidades que los niños y las niñas pueden perfectamente desarrollar a partir de esa edad y que les reportará grandes beneficios; entre ellos, no necesitar ruedines cuando hagan la transición a la bici ‘de mayores’ o la bicicleta con pedales (y, con ello, no habrá papás o mamás sufridores intentando que su hijo logre avanzar con cierta estabilidad). Estos son algunos de los muchos beneficios que una bici de equilibrio puede reportar a tus hijos:
1. Aprenden a controlar su equilibrio sobre dos ruedas
Cuanto antes monten en bici más fácil les resultará, como ocurre en casi todos los aprendizajes de los niños. Por eso, por pronto que te parezca, tu hijo o tu hija se podrá subir a su primera bici de equilibrio a partir de los 18 meses. ¿Si hace nada que aprendió a andar cómo va a montar en bici? Pues te sorprenderá lo rápido que aprende y lo bien que se le dará enseguida. Estas bicis sin pedales son perfectas para que aprendan a controlar su equilibrio sobre las dos ruedas; una vez controlado esto, pedalear sin caerse vendrá rodado (nunca mejor dicho).
2. Potencia la motricidad gruesa y la coordinación
La bici de equilibrio les ayudará a fortalecer sus músculos sin hacer demasiado esfuerzo, al tiempo que se ven ‘obligados’ a trabajar de manera conjunta todas sus extremidades, lo que favorece la coordinación.
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3. Mejora su orientación
Mejoran la orientación espacial no solo en lo que a aprenderse el camino de vuelta a casa se refiere (eso también lo aprenden caminando), sino también a sortear obstáculos para evitar caerse. Por tanto, potencia el desarrollo de sus reflejos y su capacidad de respuesta.
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4. Se sienten autónomos
No necesitan a papá ni a mamá pegados a ellos para aprender a conducir su bici (como ocurre con las de pedales); aprenden por sí mismos. Poco a poco, van mejorando su equilibrio y su control sobre las dos ruedas y, a medida que eso ocurre, se van soltando un poquito más, ‘arriesgando’ a no apoyar durante más rato los pies en el suelo. Es maravilloso ver cómo se van regulando y van avanzando ellos solos, sin necesidad de que nadie les indique cómo hacerlo.
5. Se sienten más seguros de sí mismos
Y eso les hace estar felices y les da seguridad en sí mismos. Además, cogen velocidad muy pronto, lo que acrecienta aún más esa sensación. La seguridad de comprobar cómo manejan la bicicleta se traslada de manera genérica a otros ámbitos, lo que les proporciona más autoestima y más bienestar emocional.
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6. Se cansan menos
Con sus pequeñas piernecitas, a veces ir de casa al colegio o a comprar el pan se convierte en una auténtica aventura. Ellos se van parando y papá o mamá tienen la sensación de estar ‘tirando’ literalmente para que avancen un poco. Con esta bici, será el adulto el que tenga que correr detrás para no perderlos de vista… Se cansan mucho menos y disfrutan mucho más.
7. Tiempo al aire libre
Este tipo de bicicleta es, por otro lado, una magnífica excusa para pasear por el campo con nuestros hijos. Si, además, los hermanos o los papás también montan en bici, serán momentos únicos en familia que os servirá no solo para pasar tiempo al aire libre, sino también para sumar experiencias y fortalecer un poco más el vínculo.
8. Beneficios del deporte
Se trata de un ejercicio aeróbico, por lo que aporta a los niños todos los beneficios de deportes de este tipo. Entre ellos, una mayor oxigenación en todo el cuerpo y el fortalecimiento de musculatura.
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9. No necesitarán ruedines cuando pasen a una bici de pedales
Con todo lo anterior, la transición a la bicleta con pedales será coser y cantar para estos pequeños ciclistas. Sus músculos, su equilibrio, su orientación… tendrán lo más difícil hecho, de modo que la mayoría no suele necesitar usar ruedines. Te recomendamos, eso sí, que les enseñes a pedalear; es lo más fácil, pero también necesitan un pequeño aprendizaje. Una opción es fijar la bici nueva (temporalmente, claro) de tal modo que, al pedalear, no se ponga en movimiento; sube después al niño o a la niña y que practique con el pedaleo. Cuando ya lo tenga, te resultará increíble la destreza que desarrolla enseguida sobre las dos ruedas.