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Salud

Bronquitis, bronquiolitis, neumonías... ¿cómo distinguirlas en los niños?

Para saber la gravedad que tiene la infección respiratoria, es fundamental identificarlas para poder acudir a tiempo al pediatra y este valore el tratamiento a seguir


3 de mayo de 2023 - 16:30 CEST

Las infecciones del tracto respiratorio en los niños son las más frecuentes a lo largo de toda la infancia. Las razones son múltiples, pero entre ellas las de mayor relevancia estarían provocadas por tres factores predisponentes: la inmunidad del lactante y el niño, la anatomía y la función del aparato respiratorio y, en tercer lugar, los factores ambientales, tales como la polución, la contaminación y la vida escolar o de guardería.

Al comienzo de la vida las únicas inmunoglobulinas que el recién nacido posee son las transmitidas por su madre y desde el inicio de la vida comienza a fabricar las suyas. Sus defensas y su capacidad inmune es muy escasa y hasta pasados los siete años no se acercará a la del adulto. Recordar que el aparato respiratorio es el único que tiene su entrada abierta de forma permanente durante toda la vida y, por lo tanto, está siempre más expuesto a los microorganismos patógenos. Igualmente, la vida en guardería y la vida escolar aumentan las posibilidades de contagios entre compañeros, en similares condiciones de salud e inmunidad. En función de la infección respiratoria que afecte al niño, esta cursará con mayor o menor gravedad: ¿cuáles son las más frecuentes y cómo distinguirlas para acudir a su debido tiempo al pediatra?

Bronquitis

La bronquitis es un diagnóstico clínico muy frecuente que se define como una enfermedad inflamatoria aguda que afecta a todo el aparato respiratorio desde la tráquea hasta los bronquiolos. Aunque puede tener diversas causas (contaminación ambiental, alergia, tóxicos), las bronquitis más frecuentes son las de origen infeccioso, ya sean por virus o por bacterias.

Esta enfermedad se caracteriza por inflamación aguda de la mucosa bronquial con producción elevada de moco en la pared que acaba obstruyendo la luz bronquial y que da lugar a:

  • Tos productiva, con secreción muco-purulenta.
  • Fiebre y afectación del estado general.
  • Dificultad respiratoria ante esfuerzos.

Las causas más frecuentes de bronquitis son las infecciones víricas y bacterianas, siendo también las de causa alérgica cada día más frecuentes. Entre los virus respiratorios, están los del  resfriado común , adenovirus, mixovirus, virus de la influenza y virus sincitial. Entre las bacterias, estreptococos, neumococos, hemofilus y micoplasmas son las causantes de la mayoría de las infecciones.

El tratamiento de la bronquitis de origen vírico es fundamentalmente sintomático. Reposo, buena hidratación, mucolíticos y antiinflamatorios. En las bronquitis de origen bacteriano, que se sospechan por la consistencia y el color del esputo o por un cultivo con antibiograma, antibióticos a ser posible específicos o si no de amplio espectro, durante 7-10 días.

Para las bronquitis de causa alérgica, los broncodilatadores como el salbutamol, los corticoides o el uso preventivo de las vacunas, son tratamientos eficaces.

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Bronquiolitis

Enfermedad respiratoria aguda, infecciosa y estacional que afecta a los niños de todas las edades y que está causada por el virus sincitial respiratorio VRS. Es probablemente la infección respiratoria más frecuente durante la lactancia dando lugar a múltiples ingresos hospitalarios, afectando gravemente a los niños prematuros, siendo más grave cuanto mayor es la inmadurez del paciente.

El cuadro clínico se inicia con síntomas catarrales de las vías respiratorias altas, febrícula. rinorrea y tos. Pasadas horas o días aparecen disnea, polipnea dificultad respiratoria, fatiga, decaimiento y rechazo o dificultad para tomar el alimento.

El diagnóstico es clínico y su gravedad se valora analizando el trabajo respiratorio, la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardiaca y la valoración del grado de oxigenación de los tejidos a través de la pulsioximetría. En dependencia del nivel de saturación de oxígeno, cuando está muy bajo, el ingreso hospitalario suele ser recomendable ante la necesidad de administrar oxígeno y mantener un buen estado de hidratación. La medicación no suele ser necesaria y la actitud terapéutica debe ser conservadora. En la actualidad existe un tratamiento preventivo con anticuerpos monoclonales, utilizado en niños de alto riesgo, que es muy efectivo.

Neumonía

La neumonía es una infección localizada en el tejido pulmonar. Puede estar producida por virus, hongos o bacterias, siendo estas últimas las causantes más frecuentes del proceso. Al afectar a un órgano tan importante para nuestras funciones vitales y en dependencia de su evolución, está considerada como una enfermedad grave en el niño.

Los síntomas clínicos de una neumonía bacteriana son: 

  • Inicio insidioso, como complicación de una bronquitis o una bronconeumonía.
  • Fiebre elevada en picos, escalofríos, tos débil y profunda.
  • Dificultad para respirar, disnea, fatiga.
  • Dolor torácico o abdominal, en dependencia de la localización de la neumonía.
  • Si existe derrame pleural, opresión torácica, tos seca, a veces vómitos.

El diagnóstico se realiza a través de una radiografía de tórax y de una ecografía. El tratamiento, a base de antibióticos específicos adecuados seleccionados tras cultivos del esputo o las secreciones, debe mantenerse al menos durante quince días. La neumonía es una infección generalmente grave que en muchas ocasiones precisa de ingreso hospitalario para control de su tratamiento por vía endovenosa y de su posible evolución con derrame pleural.